22. Miedo

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Los días pasaban. Y la sensación seguía presente. 


Aziraphale seguía sintiendo como alguien lo observaba. Incluso si estaba en su escritorio, sentía a alguien mirándolo a través de su ventana. 


Aziraphale no podía mantenerse calmado. Es más, sentía pavor al estar solo. Maggie había sido de ayuda en estos últimos días, tratando de estar con él cuando él lo requería. 


Y Crowley, seguía con ese mismo comportamiento: llegaba, esperaba unos minutos (a veces se quedaba una hora esperando a que Aziraphale saliera), y después, volvía más tarde. 


Lo curioso del asunto (porque el rubio notó este patrón unos días después) era que Crowley llegaba en momentos donde Aziraphale iba a salir de la mansión. Su presencia era inesperada, y era como si supiera cuando iba a salir. 

Entonces, Aziraphale tuvo que estar al tanto de sus sirvientes. Quizás uno...era un espía...quizás uno de ellos, era cómplice de Crowley, dándole señales de cuando salir para que ambos coincidieran. 


Y esto hacía sentir a Aziraphale atrapado en su propia mansión. No deseaba estar cerca de Crowley. Solo...quería un poco de paz. 

Y esto a su vez le recordaba cosas...muchas cosas que ya había pasado antes.


—Debo salir... —  No tenía mucho, pero desde la noche anterior, su vientre comenzaba a doler. Eran dolores ocasionales. Y las visitas del doctor incrementaron también.

Preguntas que de hecho, eran inútiles, viendo que su salud ya había mejorado. Pero quizás esto era otra treta de Crowley por mantenerlo aquí. Encerrado. Haciéndole creer que se preocupaba. Para después...seguro hacer algo terrible en su contra. 



Pero estaba en él saber cuando es que este juego terminaría. 



Saber cuando ambos iban a enfrentarse cara a cara...















Crowley dedicaba mucho tiempo en Aziraphale. No le resultaba cansado, al contrario, era motivo suficiente para seguir detrás del rubio. Pero las veces en que al fin el Conde decidía salir, él buscaba un modo de encontrárselo "por casualidad". Entonces, Aziraphale regresaba a la mansión, encerrándose de nuevo. 

Y aunque Crowley lo hacía con la intención de hablar, era claro que Aziraphale no deseaba saber nada de él.


Pero no se rendiría. Incluso se había tomado el tiempo para tomar supresores, y evitar tener pensamientos lujuriosos (estaba consciente de que le estaba afectando este rechazo por parte de Aziraphale). Y él sabía que siendo omega, Aziraphale perdería todo. Y no quería recurrir a un chantaje para verlo....pero las ganas de hablar y aclarar todo... le empujaban poco a poco a intentar por otros medios. 

PECADO DE ALFA (SEGUNDA VIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora