Los Lazos de la Sangre y la Magia: La Defensa de Harry a Cualquier Costo

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El llanto de Harry y Severus merma poco a poco mientras Tom y Sirius los miran con una combinación de preocupación, amor e ira. Un estúpido niño de catorce años había logrado separarlos de su hijo y amenazar la felicidad que los amigos de este le habían brindado. No permitirían que siguiera sucediendo, aunque tuvieran que acabar con medio mundo de ser necesario.

Sus pensamientos se interrumpen al ver que Severus y Harry se separan y su esposo empieza a hablar.

—Amor, dime qué está pasando. Por favor, dime cómo sucedió esto.

—La chica Granger debió decirle algo a Potter y él al director. Un día, Potter se me acercó mientras salía del invernadero y me dijo que sabía la verdad, que ustedes no eran mis papás y que él era mi hermano. Que el director también lo sabía y que le contaría a sus padres para que me alejaran de ustedes. Dijo que, cuando eso sucediera, sería su sirviente personal en la casa de sus padres, donde me convertiría en una especie de elfo doméstico y que ustedes no podrían hacer nada. Además, me amenazó con lastimar a Tori y a Draco. Dijo que jamás debería acercarme a ustedes de nuevo y que el director pronto los despediría, y harían que papá Sirius fuera destituido de su cargo como jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica.

Al terminar de hablar, Harry miraba de forma desesperada a sus padres. No sabía qué hacer y esperaba que ellos pudieran ayudar. Necesitaba a sus padres.

—Debemos hacer algo —dijo tajante Tom.

—Yo sé qué haremos, pero sé que no será del agrado de ninguno de ustedes aquí —la voz de Sirius era sombría y denotaba la gravedad de sus palabras.

—¿Qué se te ocurre, amor?

—Debemos cambiar o eliminar sus recuerdos. Sugiero mejor cambiarlos, ya que sería muy evidente si olvidan de la noche a la mañana casi una semana de sus vidas.

—Pero eso es peligroso, Sirius. Además, no estamos hablando de cualquier mago, hablamos de Dumbledore —el miedo en Severus era evidente; las medidas que su marido quería tomar eran bastante drásticas, aunque no creía que tuvieran otra elección.

—Dudo mucho que sea verdad que ese viejo tonto sepa lo que está pasando, o si no ya nos habría amenazado a nosotros. No habría esperado más de un día. Creo que es cosa de esos niños. El chico Potter es tan imbécil y arrogante como lo fue James a su edad; seguro solo cree que tener a Harry intimidado es suficiente.

—¿Pero cómo lo haremos? ¿Cómo haremos que estén cerca para poder modificar sus recuerdos? —dice Tom.

—Yo puedo ayudar en eso, profesor Riddle —dice Draco, que se había mantenido en silencio durante toda la conversación de los mayores.

—¿Y cómo lograrías hacer que Potter se acerque a nosotros? —menciona Sirius, viendo en los ojos del chico el mismo brillo que en los ojos de su querida prima Narcisa.

—Como usted sabe, Lord Black, nosotros los Black poseemos sangre Veela, y para mi gran desgracia, Charlus Potter es la única otra persona en esta escuela con herencia Veela.

—¿Y eso en qué nos ayuda?

—Potter ha estado detrás de mí desde que se enteró de que también tenía herencia Veela. Entonces permitirá que me acerque lo suficiente para que ustedes puedan acceder a él y cambiar sus recuerdos —dice Harry, al darse cuenta de los planes de Draco.

—¿Estarías dispuesto a hacer esto por nosotros, joven Malfoy?

—Lord Black, además del hecho de que lo haría por el gran cariño que mi madre le tiene a usted, lo hago principalmente porque Harry es especial para mí. Es el mejor amigo de la persona que considero mi hermana, y como él protege a Astoria, yo lo protegeré a él. Además, es mi amigo; en esencia, Harry es muy importante para mí y haría lo que fuera necesario para protegerlo. Además, esto me ayudaría a quitarme a Potter de encima.

El plan para todos era la forma más sencilla de salir de esta situación. Modificar los recuerdos del chico Potter evitaría que su hijo siguiera siendo hostigado, ayudaría al joven Malfoy con su problema de acoso y liberaría también a Astoria del asedio de los amigos del afamado chico de oro. Solo necesitaban saber qué recuerdos implantar, y la respuesta llegó de la persona menos esperada.

—Háganle creer que el tiempo que pasó acosándome fue porque le gané el puesto de la persona más joven en convertirse en jugador de Quidditch de la escuela. Él se jacta todo el tiempo de que en segundo año se volvió buscador de Gryffindor. Soy buen buscador; podría volverme el buscador de Slytherin.

—Pero se supone que Draco es el buscador.

—No tengo problema en volverme cazador, tío Sev, si eso ayuda a darle más credibilidad para alejar a Potter. Yo lo apoyo igual; solo soy buscador para molestarlo.

—Entonces está decidido. Modificaremos los recuerdos de Charlus Potter para que crea que estaba acosando a Harry por ser el nuevo buscador más joven de la escuela, y los recuerdos de la chica Granger para que crea que lo que le dijo a Potter fue sobre el tema de los buscadores. Así nos libraremos de ellos de una vez por todas.

La discusión siguió ese camino; necesitaban estar seguros de que no habría ningún problema luego de modificar los recuerdos de Potter y Granger. Todo esto era con tal de proteger a su hija.

Dos días después

El momento había llegado. Draco había logrado alejar a Potter de sus estúpidos amigos y hacer que lo siguiera a las afueras del campo de Quidditch, mientras Sirius, en su forma de canuto, esperaba para modificar los recuerdos del odioso exhermano de su hijo.

Potter creía que era él quien tenía acorralado a Draco, y sin saber la verdad, se acercó y lo tomó del brazo.

—Entonces, Draco, ¿ya dejaste de esconderte de mí? Por fin. Mira que intentar retrasar lo inevitable no tiene sentido.

—Charlus Potter, ¿por qué no entiendes que no importa, que nunca voy a estar contigo?

—Entonces, ¿qué piensas hacer cuando tu herencia Veela se descontrole y destruyas todo a tu paso?

—Ese no es tu problema.

—Si tan solo me dejaras acercar…

No terminó de hablar. Sirius había logrado acercarse lo suficiente para desmayarlo y empezar a modificar los recuerdos del chico, todo esto delante de su sobrino. Al terminar, envió al joven Potter a su dormitorio con un elfo doméstico para no levantar sospechas.

—Bien hecho, Malfoy. Veo que tenías razón; ese chico también era un problema para ti.

—Gracias, Lord Black, pero esto lo hice por Harry. Alejarme de Potter es solo un beneficio extra. Si me disculpa, debo irme.

Sirius observó a Draco alejarse, mientras imaginaba cómo sería la situación cuando su pequeño Harry también llegara a esa edad. Esperaba que Regulus pudiera ayudarlo, porque no creía posible soportar ver a su niño crecer.



Ecos de una Sangre Maldita: El Juego Mortal de las FamiliasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora