Hanni nunca se imaginó ser víctima de un amor no correspondido. Francamente, pensaba que ese tipo de angustia solo ocurría en dramas y películas, pero nunca se imaginó conocer a alguien como Haerin tampoco. Han sido mejores amigas desde ese primer día en el parque de la escuela primaria.
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El zumbido de entusiasmo infantil irradia por todo el patio de la escuela primaria de Hanni. Después de horas de aprender lo esencial, como leer, escribir y matemáticas, el recreo es el descanso más merecido. A Hanni le gusta jugar, pero la escuela tampoco es tan mala. La mayoría de sus compañeros de clase se quejan cuando aparecen números en el pizarrón, pero para Hanni es la materia más intrigante. Incluso a esta temprana edad, Hanni aprecia la universalidad de los números y la naturaleza concreta de las matemáticas. No puede decir lo mismo sobre la lectura y la escritura, con reglas como "i antes de e" que solo se aplican en situaciones muy específicas.
No obstante, el recreo sigue siendo su "materia" favorita a pesar de haber comenzado la escuela primaria hace solo unos días. Es el momento perfecto para correr y jugar. No tiene muchos amigos todavía, pero está ansiosa por hacer algunos.
Hanni ve a una niña sentada en la parte superior del tobogán, con los ojos llenos de lágrimas mientras las personas detrás de ella se impacientan. No está segura de por qué esta niña no baja por el tobogán, ya que es la parte más divertida de todo el parque, pero Hanni se acerca a ella de todos modos y trata de ayudar.
"Hola", saluda Hanni mientras se acerca al tobogán. Puede oír a los chicos gruñendo y gritándole a la niña para que baje, y se siente mal. "¡El tobogán no da miedo! ¡Lo hice ayer! ¡Puedo atraparte!"
El miedo de la niña comienza a desvanecerse, pero justo cuando pone las manos en los costados del tobogán, un chico detrás de ella la empuja. Todo sucede rápidamente, pero Hanni logra amortiguar la caída de la otra niña.
"¡Oye! ¡Eres un grosero!" grita Hanni mientras señala al chico que sonríe en la parte superior del tobogán. Se levanta y ayuda a la otra niña a levantarse también. "Vámonos".
Corren hacia un parche de dientes de león cerca de la entrada, y Hanni no puede evitar seguir sintiéndose enojada con ese chico.
Sus pensamientos son interrumpidos cuando escucha a la otra niña murmurar: "Gracias por atraparme".
"¡De nada!" responde Hanni; le enseñaron a decir siempre "por favor, gracias y de nada" en el jardín de infantes. "¿Cómo te llamas?"
"Soy Haerin. Kang Haerin. ¿Cómo te llamas?"
"¡Soy Hanni! ¡Pham Hanni!"
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Las dos permanecen inseparables durante el resto de sus años en la escuela primaria y el resto de su tiempo en la secundaria y preparatoria. Incluso decidieron ir a la misma universidad y ahora, años después, como estudiantes de tercer año que se preparan para entrar en el "mundo real" en solo dos años, siguen siendo las amigas más cercanas. Se cuentan todo, excepto por un pequeño detalle. Hanni está enamorada de Haerin.
Se dio cuenta de esta información en su primer año de preparatoria, una semana antes del baile de Homecoming.
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"Ese chico del salón me acaba de invitar al Homecoming", dice Haerin con indiferencia mientras caminan hacia el autobús. Hanni siente su corazón latir con fuerza, una sensación que nunca había experimentado con tanta intensidad antes.
"¿Quién? ¿Le dijiste que sí? ¿Cómo te lo pidió? ¿Vas a ir?" Las preguntas salen disparadas de la boca de Hanni y la sorprenden. No sabía que podía hablar tan rápido, y tampoco entiende por qué lo está haciendo.
