party

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"Kang Haerin, qué sorpresa verte aquí."

Una voz profunda detrás de ella la tomó desprevenida. Se dio la vuelta rápidamente para encontrar unos intensos ojos marrones mirándola.

"Yo... bueno, yo... lo siento," se disculpó, tímidamente.

Haerin se sintió tonta por no poder formar una frase decente. No estaba acostumbrada a hablar con la gente en la universidad, especialmente cuando se sentía tan intimidada.

"¿Te comieron la lengua los ratones?" Hanni rió suavemente. "¿Qué haces aquí?" preguntó, genuinamente curiosa.

No era sorpresa para nadie que a Haerin no le gustaran las fiestas. La única a la que asistió fue cuando ingresó a la universidad, y ni siquiera se quedó dos horas. Muy al contrario de su hermana, quien no se pierde una fiesta y era la razón por la que Haerin estaba allí.

"Mi hermana, necesito hablar con ella, pero no la encuentro," respondió mirando a su alrededor, con la esperanza de ver algún destello de Danielle.

"La vi salir por la puerta principal hace un rato, y estaba acompañada. A estas horas, no creo que vuelva."

Haerin se rascó la nuca, con la expresión derrotada. No tenía nada más que hacer allí después de esa información. Si su hermana aparecía mañana antes del mediodía, sería un milagro.

"Maldición," maldijo. "Entonces me voy."

Estaba a punto de irse cuando Hanni la tomó del brazo.

"El que ella no esté aquí no significa que tú no seas bienvenida. Quédate."

La petición salió más suave de lo que tanto Haerin como Hanni esperaban. No iba a mentir; estaba disfrutando de la atención que esos ojos marrones le daban.

"Yo... aquí hay mucho ruido y no es mi tipo de ambiente, no debería estar aquí..." Haerin intentó una vez más. El ruido extremadamente fuerte, las luces que parpadeaban y cambiaban de colores constantemente, la cantidad de personas desconocidas en el lugar, todo empezaba a abrumarla.

Haerin era un libro abierto, y Hanni pudo ver claramente la incomodidad y el disgusto que sentía allí.

"Entonces vamos a un lugar más tranquilo."

Haerin dudó, realmente queriendo irse, pero se dejó llevar por Hanni.

La mayor fue adelante, guiando a Haerin al segundo piso de la fraternidad donde estaban las habitaciones. Haerin pasó junto a algunas puertas que tenían calcetines en las perillas, sin entender por qué, y se confundió aún más cuando Hanni hizo lo mismo, colocando un calcetín en la puerta de la habitación en la que entraron.

Abrió la boca, queriendo preguntar por qué, pero decidió quedarse en silencio.

Lejos de las luces y el sonido ahora amortiguado, Haerin comenzó a sentirse más tranquila. Odiaba los lugares que la sacaban de su zona de confort.

Una mano sostuvo su muñeca, y ella miró hacia abajo. Su mente, aún medio aturdida, no notó cuándo Hanni se acercó a ella.

"Hanni..." Su tono salió bajo, apenas un susurro, sus ojos haciendo una pregunta implícita. Haerin no sabía qué hacer. Se sentía incómoda con todo.

"Haerin, quiero besarte." La confesión salió sin rodeos, con un tono que revelaba su deseo.

Las palabras tomaron a la menor por sorpresa, dificultándole formular una respuesta.

"¿Qué? ¿P-por qué?"

Haerin se odiaba por tartamudear de nuevo, pero era difícil no hacerlo con esos ojos verdes llenos de deseo mirándola.

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