Capítulo 10: Nuevas direcciones

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El encuentro con Daniel quedó atrás como una brisa pasajera, dejando a Clara con una extraña sensación de ligereza. Con el ciclo finalmente cerrado, se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, el pasado ya no tenía el mismo peso sobre ella. Su enfoque ahora estaba en el futuro, en la próxima exposición y en su relación con Javier, que parecía consolidarse día tras día.

A medida que el calendario avanzaba, la fecha de la exposición en la ciudad se acercaba rápidamente, y Clara estaba más ocupada que nunca. Sus días transcurrían entre sesiones fotográficas, revisiones de su trabajo y conversaciones constantes con Paula, la curadora, quien la mantenía al tanto de los detalles de la muestra. Aunque la presión era considerable, Clara sentía que estaba lista para este nuevo desafío. Sin embargo, no podía negar que, en los momentos de calma, su mente volvía una y otra vez a Javier.

Una tarde, mientras Clara revisaba sus últimas fotos en su estudio, Javier apareció por sorpresa. Su sonrisa siempre era suficiente para iluminar cualquier espacio, y esa vez no fue diferente.

—Te traje algo para que no te olvides de comer mientras trabajas —dijo con una sonrisa traviesa, levantando una bolsa con comida para llevar.

Clara soltó una risa agradecida y dejó a un lado su cámara.

—Eres mi salvación —dijo, acercándose para darle un beso—. Estaba tan concentrada que ni siquiera me di cuenta de la hora.

Javier colocó la comida sobre la mesa y miró alrededor del estudio. Las paredes estaban llenas de nuevas fotos, muchas de ellas capturadas en las últimas semanas. Clara había estado explorando nuevas temáticas y estilos, buscando dar un giro más personal a su trabajo, y Javier lo notaba.

—Tu trabajo está evolucionando, Clara —comentó mientras observaba una de las imágenes de la playa—. Cada foto cuenta una historia, pero también siento que estás contando más de ti misma en ellas.

Clara se sentó frente a él y suspiró.

—Eso es lo que estoy intentando hacer. Quiero que esta nueva serie de fotos sea más íntima, que refleje no solo lo que veo, sino lo que siento. Es más difícil de lo que imaginaba.

—Lo estás logrando —dijo Javier, volviendo a su lado—. Y lo mejor es que es un reflejo genuino de ti.

Clara sonrió, conmovida por sus palabras. Javier siempre había sido su mayor apoyo, pero últimamente, sentía que su relación estaba entrando en una fase aún más profunda. Lo que comenzó como un romance espontáneo se estaba transformando en algo sólido, algo que Clara no había experimentado antes.

—¿Te he dicho últimamente lo mucho que te aprecio? —dijo ella, apoyando su cabeza en su hombro.

Javier rió suavemente y la rodeó con un brazo.

—Me lo dices de muchas formas, aunque no siempre con palabras.

Días antes de la inauguración de la exposición, Clara y Javier decidieron tomarse una pequeña pausa del ajetreo y pasar un fin de semana fuera del pueblo. Aunque la ciudad los esperaba con su vorágine, ambos necesitaban respirar, reconectar con la tranquilidad que tanto apreciaban.

Se dirigieron a una pequeña cabaña en la montaña, no muy lejos de la costa. El lugar era acogedor, rodeado de árboles y con una vista impresionante del mar a lo lejos. Clara siempre había encontrado paz en esos espacios, y estar allí con Javier solo potenciaba esa sensación.

La primera noche, mientras se sentaban alrededor de una fogata improvisada, Javier sacó algo de su bolsillo: una pequeña libreta de cuero que Clara no había visto antes.

—Quiero mostrarte algo —dijo, pasándosela.

Clara la tomó, confundida, y al abrirla, se encontró con una serie de bocetos y pequeñas notas. Eran dibujos de sus fotos, interpretaciones de las imágenes que ella había tomado a lo largo del tiempo.

—¿Los hiciste tú? —preguntó sorprendida, pasando las páginas.

Javier asintió, algo tímido.

—Siempre me ha gustado dibujar, pero nunca lo tomé en serio. Empecé a hacerlo con tus fotos porque, de alguna manera, me conectan contigo, con cómo ves el mundo.

Clara quedó sin palabras por unos segundos, conmovida por la dedicación y el amor que esos bocetos reflejaban. Javier no solo había visto su trabajo; lo había internalizado, lo había hecho parte de él.

—No tenía idea de que hacías esto —murmuró, pasando las manos por los dibujos con cuidado—. Es hermoso, Javi.

—Pensé que era una manera de estar más cerca de ti, incluso cuando no estaba físicamente contigo —admitió él, mirando el fuego—. Y me di cuenta de que... me haces ver el mundo de una forma diferente.

Clara lo miró fijamente, sintiendo cómo las palabras de Javier calaban hondo en su corazón. La conexión que habían construido iba más allá de lo tangible, más allá de las palabras o los gestos cotidianos. Era un vínculo que se reflejaba en sus vidas, en sus pasiones y en la manera en que ambos se inspiraban mutuamente.

—No sé qué decir... —susurró ella, incapaz de contener una lágrima que se deslizó por su mejilla—. No solo me entiendes, sino que también entiendes lo que intento decir con mi arte. Eso significa más de lo que puedo explicar.

Javier la abrazó con ternura, y ambos se quedaron en silencio, escuchando el crujido del fuego y el suave sonido del viento que acariciaba las copas de los árboles. Era un momento de perfecta paz, de conexión pura, en el que ambos sentían que nada más importaba.

Al regresar del fin de semana, Clara se sentía renovada, lista para enfrentar los desafíos que la esperaban en la ciudad. Había finalizado las fotos para la exposición y estaba más segura que nunca de que había logrado transmitir lo que quería con su trabajo.

La noche antes de la inauguración, Clara y Javier paseaban por las calles de la ciudad. La atmósfera era vibrante, llena de luces y sonidos, muy diferente a la tranquilidad de su pueblo. Sin embargo, Clara se sentía cómoda, como si este fuera el siguiente paso natural en su vida.

—Mañana es el gran día —dijo Javier, tomándola de la mano mientras caminaban—. ¿Nerviosa?

—Un poco —admitió Clara—, pero también emocionada. He trabajado mucho para esto. Solo quiero que las personas vean mi trabajo y se conecten con él, que sientan lo que yo sentí al crearlo.

—Lo harán —aseguró Javier—. No tengo ninguna duda de que tu arte tocará a muchos. Lo importante es que te mantengas fiel a ti misma, como siempre lo has hecho.

Clara sonrió, agradecida por sus palabras y por su constante apoyo. A pesar de la magnitud del evento, se sentía lista, lista para dar el siguiente paso en su carrera y en su vida personal. Con Javier a su lado, nada parecía imposible.

Y mientras caminaban por esas calles iluminadas, Clara supo, con una certeza absoluta, que el futuro que alguna vez había temido estaba ahora lleno de posibilidades infinitas. Solo tenía que seguir caminando, un paso a la vez.

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2024 ⏰

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