Home is where the heart is//London #1

⋆𝑷𝑹𝑬𝑭𝑨𝑪𝑰𝑶⋆

Home is where the heart is

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Oporto, 29 de mayo de 2021
(Tres años antes)

𝑳𝒂𝒄𝒆𝒚.

Aquella tarde de primavera el cielo sonreía. El sol, reluciente, parecía abarcarlo todo sin dejar espacio a las nubes.

Mi estado de ánimo también era signo de dicha, porque aquel día se jugaba la final de la Champions League y hasta el cielo lo sabía.

City of Westminster F.C. jugaría la final.

Aquel hecho era suficiente para tener a medio Londres saltando de alegría por nuestro posible éxito.

Por nuestro, quiero decir el equipo de fútbol de mi familia, nacido en 1923 en el seno de Londres y que ha ido pasando de generación en generación hasta llegar a las manos de mi padre, Jensen.

Cuando él decidiera abandonar su cargo, sería mi hermano el encargado de llevar la presidencia del club.

Y le tocaba a mi hermano por una cuestión muy sencilla: él era el mayor. Si yo hubiera nacido antes, me habría tocado a mí.

City of Westminster era un equipo histórico, uno de los mejores del mundo y que ese mismo día lo demostraría una vez más. A apenas dos horas de jugar una nueva final de Champions, estaba segura de que lo lograríamos. Conseguiríamos la tercera y terminaríamos la temporada con un triplete, ya que el equipo había ganado la Copa de Inglaterra y la Premie League.

Pasé mi mano por la camiseta azulada que llevaba puesta queriendo alisar unas arrugas invisibles, en parte porque quería estar perfecta, en parte porque estaba muerta de la emoción y ya no sabía qué mas hacer mientras esperaba al taxi.

Ya iba a llegar más tarde de lo le había dicho a mi padre, así que estaba bastante nerviosa.

Poco después vi el coche negro y verde acercarse, y un escalofrío de euforia me recorrió de arriba a abajo. Una final de Champions en la que jugara tu equipo no se vivía todos los días. Y mucho menos en persona.

La llamada entrante en mi teléfono móvil me pilló sentándome en el vehículo que acababa de aparcar frente a mí. Cerrando la puerta con rapidez, me abroché el cinturón de seguridad y atendí a mi padre, la persona que llamaba.

—¡Papá! —saludé en castellano. A mi padre le gustaba hablarnos en español desde que aprendió el idioma, además de para practicarlo, posiblemente también para fardar de ello.

—Lacey, ¿dónde estás?, me dijiste que vendrías a las seis y media —reprochó— Mitchell dice que si no te ve antes de entrar al vestuario le dará mala suerte.

—Lo sé, lo siento. Estoy de camino.

—Eso espero —pareció que la conversación acabaría ahí, pero mi padre añadió—: Y deja de distraer a mis jugadores.

—¡Papá! —me quejé—. Sabes que Tyler es mi mejor amigo.

—Sí, ya, tú solo ven.

Un tiempo después de finalizar la llamada, avisté el Estadio do Dragão, perteneciente a la selección portuguesa y que este año albergaría la final de la máxima competición europea. Un duelo titánico entre el equipo de mi vida City of Westminster F.C. y su eterno rival Neighbourhood of Hale F.C., con sede en Manchester.

La Champions League nunca había conocido una final inglesa de este calibre, enfrentando a los clásicos.

Según nos acercábamos podía ver por las calles a gente con camisetas azules o grises. Estaba casi segura de que media Inglaterra estaba aquí presente para animar a su equipo y rezando para que este se hiciera con la victoria.