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please, please, please, let me get what I want

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Londres, 6 de mayo de 2024

𝑱𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏.

El trayecto a Londres fue agónico.

Como, evidentemente, volvería a Manchester sin ella, Lacey fue en su coche y yo en el mío, dejándome solo ante mí mismo.

Cada cinco minutos sentía mis pulsaciones acelerarse. No quería volver a esa ciudad, pero ahí estaba, metido en un embrollo que probablemente me haría volver a Westminster.

Y tengo que confesar que había parte de mí que quería volver, pero solo con la garantía de que todo sería como antes. Como antes de que la catástrofe y el conflicto gobernara en el equipo.

Como antes de perder a mi mejor amigo.

Y sabía que aquello no era posible así que, decidí mantenerme alejado de esa ciudad.

Sin embargo, en cuanto vi a Lacey aparecer la noche anterior, supe que estaba perdido.

La invité a pasar la noche en mi casa por dos motivos: el primero, que era una amargura vivir en esa casa y la compañía de alguien, aunque fuera distante, lo mejoraba; el segundo, que realmente me preocupaba por ella, lo que tampoco me hacía especial gracia, pero no me lo habría perdonado si se hubiera vuelto sola a Londres a esas horas.

Traté de evitar mis pensamientos destructivos encendiendo la radio. Entre el repertorio de música varia que estaba poniendo la emisora, presentaron una canción nueva de una artista llamada Leela Chambers.

Leela Chambers...

Ese nombre era el de la hija de Lori. Esa niña a la que había visto crecer porque Lawrence se había convertido en mi verdadera figura paterna.

Todos los días que cenaba en su casa, un pequeña niña correteaba de arriba a abajo intentando evitar comer lo que hubiera en el plato.

Sonreí, sabiendo que el sueño de Leela siempre había sido dedicarse a la música y parecía que estaba en marcha con ello. La ex mujer de Lori siempre se había dedicado a esa profesión, así que el talento lo llevaba en los genes.

De un momento a otro, me encontraba entrando en Londres, sumido en mis recuerdos sobre la familia Chambers, que me había cuidado como a su propio hijo desde que mi madre me había enviado a la capital para cumplir mi sueño.

Tras pasar junto al aeropuerto de Heathrow y, más tarde, Hyde Park, terminé aparcando frente al estadio donde más recuerdos guardaba. Volver allí para algo diferente a jugar contra ellos, como había hecho dos días atrás, dolía más de lo que me hubiera gustado.

Un ardor en el pecho me golpeó, cuando Lacey se acercó a mí. Habíamos encontrado sitio muy cerca, lo que solía ser difícil porque el centro siempre estaba abarrotado.

Al ser lunes, el Abbey Park no estaría especialmente concurrido además de algunos fans que lo visitaran. Tampoco convenía que nos viera nadie. Por suerte, no había visto nada en redes o prensa sobre nuestro encontronazo de la noche anterior.

—Vamos —me dijo Lacey, esperando que la siguiera. Tampoco me hacía falta guía, pues conocía el lugar como la palma de mi mano.

Pero sin decir nada más, comencé a caminar junto a ella.

Atravesamos la parte interna del estadio, esa que los aficionados no solían ver, hasta llegar a una sala que parecía un despacho. Desde la ventana, se podía ver gran parte de la ciudad. De inmediato supe que estábamos en una de las torres del Abbey Park.

Home is where the heart is//London #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora