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Fix you

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Londres, 14 de Abril de 2024
(Presente)


𝑳𝒂𝒄𝒆𝒚.

Nada podía haberme preparado para la llamada que había recibido hacía unas horas.

Mientras miraba por la ventanilla del avión en el que viajaba, las palabras de Lawrence Chambers no dejaban de repetirse en mi mente como un vórtice que amenazaba con engullir mi cerebro.

Sentía que ni siquiera podía pensar con claridad.

Tu padre está en el hospital.

El cielo de Santander, la ciudad española en la que había estado viviendo durante los últimos dos años, estaba despejado. Los pájaros cantaban, el ambiente era tranquilo.

Estaba en la terraza de un bar desayunando a punto de comenzar a escribir mi nueva novela cuando Chambers arruinó mi perfecto día con una llamada devastadora. Ni siquiera una bala en el pecho habría dolido más.

Seis horas después, estaba en un avión de vuelta a Londres, ciudad que no había pisado desde hacía un largo tiempo.

Las náuseas seguían asaltando mi estómago, las ganas de llorar iban y venían, y no sabía cómo disimularlo. Volver a Londres significaba más que encontrarme con mi padre en una cama de hospital.

Le ha dado un infarto.

Jensen Windsor no era tan mayor como para tener ese tipo de problemas. Mucho menos siendo un ex futbolista que había mantenido los buenos hábitos de vida desde entonces.

Mi cabeza no podía asimilar del todo que la situación fuera completamente real. Algo en mí, deseaba que solo fuera una broma de mal gusto para hacerme volver a Inglaterra, y que mi padre estaría esperándome cuando bajara del avión.

Durante el tiempo que duró el vuelo, que a pesar de ser poco se hizo infinito, me dediqué a mirar las nubes que dejábamos atrás. A pesar de ir en clase business, el vuelo fue el peor de mi vida.

En el momento en el que pisé el aeropuerto de Heathrow, mi estomago se enredó y mi corazón comenzó a bombear con rapidez

El cielo grisáceo me dio la bienvenida cuando salí de la terminal, acompañado de Lawrence Chambers, que me esperaba junto a su deportivo de color negro. Pensé fugazmente en la suerte que había tenido para poder aparcar en la mismísima puerta de la terminal, antes de que el hombre me abrazara con calidez, transmitiéndome toda la tranquilidad que podía.

Tras el saludo, y que Chambers metiera mi simple equipaje de mano en el maletero de su coche, ambos subimos al Audi.

Ninguno de los dos sabía qué decir. No parecíamos atrevernos a mencionar algo que no fuera mi padre y, para eso, era mejor mantener el silencio. El irlandés permaneció callado como una tumba, formando un ambiente algo tenso por mi parte en el espacio reducido del coche.

Es decir, podía escuchar los latidos de mi corazón y las exhalaciones del hombre que conducía cada vez que respiraba.

El silencio se prolongó hasta que un rato después, observé como la civilización iba desapareciendo.

Chambers nos estaba dirigiendo a Harefield, lugar que se caracterizaba por ser un pequeño pueblo periférico a Londres, cuya extensión era más hospital que pueblo. Dicho hospital, estaba ligado al club y allí siempre acudíamos cuando surgía alguna necesidad médica.

Home is where the heart is//London #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora