XII. Victoria

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Harry se aferró a la capa ajena, Louis lo hizo ponerse detrás suyo cuando la puerta se abrió con rudeza.

-Aquí estás. -Saludo el hombre con una sonrisa feliz. El alfa ojiazul bajó la espada lista para atacar al ver que se trataba de su hermano.

-¿Louis? -Harry llamó en un susurro. No conocía al hombre en la entrada. Y se asusta al ver toda la sangre que lo cubre de pies a cabeza dándole un aspecto temible y de salvaje.

Luke sonríe rápidamente al percatarse de la precencia del omega. Abre sus brazos en dicha y señala preguntando.

-¿Él es Harry? ¡Rayos! -Silba observandolo bien. -Sí que es bonito. -Alaba. -Ahora lo entiendo todo hermano. -Le regala un guiño a Harry. Este solo abraza a Louis ocultandonsé más en sespalda.

-El es mi omega. -Confirma. Mira al rizado con absoluta devoción y lo insta a mostrarse. -Harry, este es mi hermano. -Los presenta. El menor asiente nervioso, haciendo una leve reverencia por respeto. -Y este es mi hijo.

Acaricia protectoramente el vientre de su esposo, mostrandolo con orgullo.

Luke solo sonríe.

-Bien, hermano. -felicita.

Harry puede respirar tranquilo entonces. Ya no hay peligro. El alfa mira toda la tienda y cuando dirige su vista hasta donde emana el olor de la sangre.

Ve al Alfa con el cuello cortado.

-Mierda. ¿Tú hiciste eso hermano? -pregunta. Pero al ver la sangre coagulada, con la daga a un lado, comprende rápidamente la situación. El sonrojo de las mejillas de Harry lo delata. Luke sonríe maravillado con el descubrimiento.

-Un omega digno de tal Alfa. -Dice. -Ven hermano, tenemos que cosechar nuestro botín. -Ordena saliendo alegremente de la tienda.

Louis lo observa con una sonrisa y los insta a seguirlo. Protectoramente lo guía por el camino escarpado.

La luz del medio día es cegadora, Harry estrecha los ojos para mirar. Hay mucho ruido, gritos y palabras malsonantes a su alrededor.

Pronto se da cuenta que fuera es un caos.

Todo el campamento estaba en llamas, las columnas de humo negro se alzaban hacia un cielo azul

inmaculado. Bajo los muros destrozados de barro seco, los jinetes galopaban de un lado a otro,

haciendo restallar látigos mientras sacaban a los supervivientes de entre las ruinas y que intentaban huir en vano.

Pese a la derrota y las ataduras, había algunas mujeres y niños merkhits que caminaban con cierto orgullo hosco; se habían convertido en esclavos, pero no parecían tener miedo.

En cambio los otros, los omegas. Harry los compadecía, recordaba bien cómo era sentir ese terror. Las mujeres y omegas caminaban a trompicones, con rostros vacíos, llevando de la mano a sus hijos sollozantes

Los alfas invasores se disputaban el botín peleando incluso entre ellos por los omegas, era ley entre los mongoles el poder tomar múltiples concubinas de las tribus conquistadas.

Hay gritos desgarradores de mujeres llorando por sus esposos y de niños buscando a sus padres pero esa es la guerra.

El omega voltea el rostro al ver toda esa barbarie, Harry no debe tener pena por esas personas, pues ellos mismos lo habían esclavizado antes.

Todos los mongoles son bárbaros, guerreros que se disputan su botín con merecimiento, por haber ganado esa batalla. Así que dirigen a los omegas en filas, estos se van repartidos, los niños no se despegan de sus madres.

IMPERIO (L.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora