III. Huyendo

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—¡Madre! —Llamó

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—¡Madre! —Llamó.

Había estado con sus amigos paseando los caballos de su padre. Los más jóvenes estaban destinados a cuidar los caballos en el campo, mientras los mayores araban la tierra.

Después de la muerte de Finrod, apenas y habían tenido días, para recuperarse de su llegada y de la noticia de su muerte.

Su madre había estado destrozada, sin su lazo y con dos niños sin su padre, sin embargo, la omega se había mostrado firme de quedarse allí, en su hogar. Esa era la gente de Finrod, quienes la habían acogido en su familia y jamás podría dejarlos.

Así que había tomado las riendas y mandado a continuar con sus actividades, eran pues un campamento noble. Lo que Jayde no le había dicho al pequeño Louis, es que en realidad estaba aterrada, tenía miedo de lo que pudiera pasar con ellos más adelante, cuando se corriera la voz de la muerte de Finrod.

Hasta ese día, nadie había ido por ellos, ni los tártaros, ni ningún kho desertor.

Solo hasta ese día.

Louis vio como su aldea era saqueada, los hombres tomando todo a su paso, los caballos, las cabras e incluso a las mujeres y los niños.

Observaron cómo alguien vociferaba órdenes a diestra y siniestra al conjunto de hombres armados. Llevaban los rostros cubiertos, pero aun así reconoció la voz del líder.

Khal Temo había regresado, él que fuera el primer kho de su padre, el hombre de confianza que hubo estado custodiando la aldea hasta el supuesto regreso de Finrod.

Una vez enterado de la muerte de su Khan, se había marchado con sus esposas e hijos, en busca de su hermano Hago. Y ahora habían vuelto ambos, con ambición y sed de sangre.

Observó cómo los hombres parecían querer destruir todo a su paso.

A quienes se resistían a no querer ir con ellos, los herían de gravedad.

Tenía que encontrar a su madre.

Corrió por la aldea, hasta llegar a la casa principal del Khan, levantada sobre tablones elevados. Los gritos de Jayde pronto llegaron hasta su hijo.

—¡Temo! ¡A mí! —gritaba la omega. Mientras veía como el alfa arrastraba por el cabello a una de sus doncellas dispuesto a llevarsela. —¡No tienes honor! —Escupió con furia. —No respetas la memoria de tu Khan, de tu amigo.

Jayde alcanzó uno de sus brazos para hacer que soltará a la chica.

El alfa se sacudió de su agarre bruscamente, empujando por los hombros a la omega ojiazul hasta hacerla rodar por el suelo. Louis se acercó cauteloso.

—El Khan está muerto. —Vociferó Temo. —Tú no eres más que la ramera extranjera que Finrod trajo del occidente. —Insultó.

—Pero mi hijo lleva su sangre. —Contestó Jayde. —Louis será el Khan.

El pequeño alfa de orbes azules se detuvo abruptamente, su madre ya lo observaba.

Temo llevó su vista a él. Se acercó amenazante hasta hacerlo retroceder, el pequeño cayó tropezando con la tierra.

—¿Acaso quieres que lo mate? —Preguntó a su madre. La omega negó aterrada.

—No te atreverías. —Jadeó. —Los mongoles no matan niños.

Y era verdad. Los mongoles se regían bajo pocas, pero irrompibles leyes, quienes pasaban por encima de las leyes y los edictos de los Dioses, serían maldecidos y repudiados por su pueblo.

Por supuesto al nuevo Khan no le importo.

Temo iba a agarrar al muchacho por el brazo, cuando Louis agarró la roca que tenía en el bolsillo para alcanzarle en el rostro. El alfa gruñó y la sangre le resbalo por la mejilla, dándole un aspecto más salvaje.

El niño abrió los ojos como platos, temeroso de la ira de Temo, sin embargo, había logrado aturdirlo lo suficiente para lograr escapar.

Entonces su madre gritó.

—¡Corre Louis! ¡Corre hijo mío! —Gritó hasta desgarrarse la garganta.

Y eso hizo.

Corrió sin detenerse, escuchando los galopes a sus espaldas, pero él era más rápido. Huyó al campo abierto hasta visualizar a la madre de las montañas, luego de correr por horas.

Al caer la noche, tenía miedo, pero no podía parar de caminar, buscando un refugio para la lluvia que empezó a caer con fuerza, y el frío, que parecía morderme la piel y los huesos.

El viento tambien empezó a golpear con fuerza y pronto una tormenta se desató en el cielo. El Dios del viento estaba enojado por toda esa masacre.

Todos los hombres le temían a los rayos y los truenos, era la forma en que su Dios mostraba su cólera.

Y Louis no tenía dónde refugiarse.

Cómo pudo se acurrucó entre dos rocas que parecían una pequeña cueva. Pensaba en su madre y en su hermana pequeña, que se habían quedado en el pueblo. En su padre.

Llevó su mano a su cuello buscando el amuleto de su madre, para encontrar algo de consuelo, pero no encontró nada, su cuello estaba desnudo.

Recordó entonces que se lo había dejado a Harry. Su pequeño omega, quién estaría esperándolo, pero ni siquiera sabía si iba a sobrevivir lo suficiente para ir a buscarlo.

Se durmió entre escalofríos y su último pensamiento fue para un niño de grandes ojos verdes.

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Opiniones y presión para actualizar lo mas rápido posible por favor.

¡¿Que les va pareciendo la historia?! a mi me encantan los dramas e historias de la edad media, tribus, khals, épicas y así :)

IMPERIO (L.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora