𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗

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Después de la masacre, Alastor regresó a su forma normal, girando su bastón con una elegancia calculada, como si el caos reciente no le afectara en absoluto.

—Ah, qué bueno se siente liberar estrés —. Dijo con tranquilidad, su voz suave y despreocupada.

Era como si lo que acababa de suceder fuera simplemente una rutina más en su día, un pequeño ajuste en su agenda infernal. Mientras caminaba hacia la entrada del hotel, Husk, Ángel y Vaggie se apartaron, dándole paso. Sus miradas reflejaban una mezcla de respeto y desasosiego.

Él los miró con desinterés, como si su presencia fuera simplemente un pequeño obstáculo en su camino. Alastor comenzó a subir las escaleras con paso firme y decidido. Cada peldaño que ascendía parecía resonar con la confianza de un ser que sabe que, en el juego del poder en el infierno, siempre tiene la ventaja.

Mientras tanto, en la opulenta residencia de Lucifer, el rey del infierno estaba sentado en su trono, con los brazos cruzados y una expresión de descontento que recordaba a un niño regañado.

—No es posible que mi pequeña tenga un bebé con un sucio pecador. Murmuró, su voz llena de frustración.

Era una mezcla extraña de emociones: por un lado, estaba feliz de ser abuelo, pero por otro, la idea de que el padre fuera un simple pecador le revolvía las entrañas. Lucifer frunció el ceño, intentando procesar la noticia. La idea de que Charlie, su hija, estuviera vinculada a alguien como Alastor le resultaba perturbadora.

Aunque había una parte de él que no podía evitar sentirse orgulloso por la llegada de un nuevo miembro a la familia, la otra parte se llenaba de indignación. El nombre de Alastor resonaba en su mente, como si lo hubiera escuchado en algún lugar, y eso sólo aumentaba su malestar.

Mientras pensaba en las implicaciones de esta situación, su mente comenzaba a divagar entre la preocupación por su hija y el deseo de proteger su legado. Lucifer sabía que tendría que actuar, pero la pregunta era cómo manejar la situación sin que estallara un conflicto mayor en el infierno.

Lucifer chasqueó los dedos, y al instante, un mayordomo demoníaco apareció en medio del salón, como si hubiera salido de la nada.

—¿Llamó, mi señor? —. Preguntó, inclinándose con respeto, su mirada fija en Lucifer.

—Ve al hotel de mi hija y busca a ella, a mi nieta y al sucio pecador llamado Alastor —. Ordenó Lucifer con una tranquilidad que contrastaba con la tormenta de emociones que burbujeaba en su interior.

Mientras hablaba, su mente divagaba, imaginando cómo sería el reencuentro con Charlie después de tanto tiempo. Había tantas cosas que necesitaba preguntarle y, al mismo tiempo, tantas cosas que quería evitar.

El mayordomo asintió y se dispuso a cumplir la orden, mientras Lucifer se acomodaba en su trono, sintiéndose más inquieto de lo que le gustaba admitir. La idea de enfrentar a su hija y el hecho de que ahora era abuelo le provocaba una mezcla de orgullo y ansiedad.

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En el hotel, Charlie se encontraba en el comedor, sentada con su pequeña Helen, alimentándola con una dulzura que iluminaba la habitación. Con cada cucharada, Charlie hacía pequeñas caras graciosas, como si estuviera realizando un espectáculo exclusivo para su hija.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐌𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐄𝐫𝐫𝐨𝐫 ||| Chalastor Hazbin Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora