Duele - Cap 23 Temp 3

201 21 19
                                    

Lo besé, desafiando toda razón, ignorando las sombras de lo que podría venir después. Él, envuelto en una furia que yo conocía demasiado bien, ardía en su enojo, y aún así, me atreví a sellar mi imprudencia con un gesto que solo agravaría las heridas ya abiertas. Mi insensatez no haría más que avivar las llamas de su cólera, condenándome irremediablemente a mi propia desgracia.

Con una vehemencia desbordada, procuré invadir con mayor ímpetu, ansiando que se abandonara al beso, que se aferrara a mí, en aquel instante fugaz.

No obstante, solo pude percibir la torpe resistencia de sus manos débiles, que en su desvanecida fuerza luchaban por distanciarme, mientras su rechazo, inexorable y cada vez más palpable, abría un abismo insalvable entre nosotros.

¡S-SUÉLTAME!

Cuando le concedí un resquicio de aire en medio de aquel beso frenético, sus labios se entreabrieron apenas lo suficiente para que emitiera palabra alguna. Su semblante, lejos de irradiar ternura o complacencia, se deformaba en una mueca de descontento, como si mi gesto, en vez de acercarnos, solo hubiese profundizado nuestra aversión.

¡¿POR QUÉ HACES ÉSTO?! ¡¿UN DÍA ME ENGAÑAS Y OTRO DÍA ME BESAS?!

Se enfureció, no cabía duda alguna. Lo comprendí con una claridad dolorosa: la ira de un adolescente desgarrado, traicionado por haberse sumido en las fauces de un hombre adulto que no hizo más que manipularlo. Ese sentimiento lo consumía, lo hacía sentir vulnerable, y pocas cosas detesta Edgar tanto como verse reducido a la fragilidad, a exponer una debilidad que lucha incansablemente por ocultar.

Y-yo solo quería...

Intenté darle a Edgar alguna explicación, cualquier razón que justificara mi impulso, pero sus manos, cada vez más firmes, me empujaban con una fuerza que delataba el desprecio que ahora sentía por mí.

En su mirada, la distancia entre ambos crecía con cada palabra no pronunciada. Me odiaba, lo supe en ese instante, y recuperar su confianza sería una batalla ardua, si es que quedaba alguna posibilidad de redención.

¡QUIERES LASTIMARME! ¡ESO QUIERES!

Esas palabras no solo ardieron como llamas abrasadoras en lo más profundo de mi corazón, sino que también carecían de toda verdad. Nunca tuve la intención de herirlo, jamás quise envenenar su alma con mis actos. Mi único propósito era protegerlo, resguardarlo del dolor que lo acechaba.

En ese afán de cuidarlo, mis acciones se torcieron de tal manera que, en lugar de reflejar la bondad que anhelaba brindarle, se convirtieron en sombras que lo lastimaron aún más.

Y-yo jamás intenté...

¡LO HICISTE! ¿Y AHORA PRETENDES ARREGLARLO ASÍ?

Edgar se tomó un suspiro.

N-no me siento cómodo contigo, quiero que te v-vayas de la habitación.

Es comprensible que Edgar deseara excluirme de su entorno, dado que había cometido la imprudencia de besarlo sin su consentimiento. A pesar de que él había manifestado en el pasado que esa acción le resultaba excitante, el contexto actual no era el más adecuado para tal atrevimiento.

Pero no me iba a ir tan fácil.

No me iré de tu lado.

Exclamé, lleno de determinación. Los humanos tenemos mucha determinación.

"Fan" - Draco x Edgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora