Fragmentos del Pasado

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Con la decisión de empezar de nuevo, Jaehyun y Doyoung comenzaron a encontrarse con más frecuencia. Las charlas largas y profundas en las que se abrían por completo reemplazaron las incómodas conversaciones llenas de silencios y reservas. Pero a medida que se acercaban, también salían a la luz recuerdos y heridas que ninguno de los dos había procesado por completo.

Una tarde, mientras caminaban por la orilla del río Han, Doyoung rompió el silencio que los había acompañado durante los últimos minutos.

—¿Alguna vez pensaste en... rendirte? —preguntó en voz baja, como si temiera la respuesta.

Jaehyun se detuvo y lo miró con sorpresa. El viento fresco del atardecer agitaba su cabello y hacía que las hojas secas revolotearan a su alrededor.

—¿Rendirme? —repitió, procesando la pregunta—. Hubo momentos en los que sentí que las cosas estaban... fuera de nuestro control, pero nunca pensé realmente en rendirme.

Doyoung asintió lentamente, aunque sus ojos mostraban una mezcla de dudas y tristeza.

—Yo sí —admitió, su voz casi un susurro—. Hubo un tiempo en que pensé que tal vez era lo mejor. Que dejarte ir sería menos doloroso que seguir luchando por algo que no sabía si podíamos salvar.

Jaehyun sintió un nudo en el estómago. Había tenido miedo de escuchar algo así desde el principio, pero sabía que no podía culpar a Doyoung. La situación había sido difícil para ambos, y las emociones podían ser tan traicioneras como el tiempo mismo.

—Entiendo por qué lo sentiste —respondió Jaehyun, acercándose más a él—. Pero estoy agradecido de que no lo hicieras. Porque aunque las cosas fueron difíciles, creo que ambos sabíamos, en algún lugar dentro de nosotros, que valía la pena intentarlo de nuevo.

Doyoung se quedó en silencio por unos momentos, mirando el río en calma que reflejaba el cielo en tonos dorados y rosados.

—Supongo que siempre tuve miedo de que no fuera suficiente. De que, incluso si lo intentábamos, no podríamos volver a lo que éramos antes.

—No creo que debamos volver a lo que éramos antes —dijo Jaehyun, su voz firme pero suave—. Lo que éramos ya no existe, y está bien. Ahora podemos ser algo nuevo. Algo mejor.

Esas palabras parecieron calmar a Doyoung, aunque no disiparon por completo la sombra de duda que lo había seguido. Jaehyun lo tomó de la mano, entrelazando sus dedos, y juntos siguieron caminando en silencio. Aunque no todos los recuerdos eran fáciles de afrontar, sentían que estaban en el camino correcto.

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Una noche, Doyoung invitó a Jaehyun a su apartamento para cocinar juntos, algo que solían hacer cuando todo estaba bien entre ellos. La cocina siempre había sido su refugio, un lugar donde podían reírse de los pequeños errores y compartir silencios cómodos. Mientras Doyoung picaba los ingredientes, Jaehyun lo observaba desde el otro lado de la mesa, recordando todas las veces que habían hecho lo mismo, cuando las risas fluían sin esfuerzo.

—¿Recuerdas cuando intentaste hacer pasta casera y terminamos con una masa pegajosa que no pudimos despegar de la mesa? —preguntó Jaehyun con una sonrisa.

Doyoung rió suavemente, sus ojos brillando con el recuerdo. —Claro que lo recuerdo. Terminamos pidiendo pizza esa noche porque no pudimos salvarla.

Jaehyun sonrió, pero notó cómo la nostalgia también traía consigo un peso. Sabía que las risas de antes no bastarían para sanar todo lo que había pasado entre ellos. Pero esa noche, mientras cenaban juntos, Jaehyun sintió que estaban reconstruyendo, paso a paso, los fragmentos de lo que alguna vez fue.

Después de la cena, se acomodaron en el sofá, y Doyoung encendió una película que ambos conocían bien. Jaehyun lo miró, viendo cómo los rasgos familiares de Doyoung se relajaban, pero algo seguía revolviéndose dentro de él. Había una conversación que no había tenido el valor de abordar aún, algo que sabía que tarde o temprano tendría que decir.

—Doyoung... —empezó, con la voz baja y algo insegura—. Hay algo que no te he contado.

Doyoung giró la cabeza para mirarlo, y la tensión en los ojos de Jaehyun lo alertó de que lo que venía no sería fácil de escuchar.

—¿Qué es? —preguntó, enderezándose en el sofá.

Jaehyun tragó saliva, sintiendo el peso de las palabras antes de pronunciarlas. No era un secreto que quería guardar, pero siempre había sentido que el momento no era el adecuado. Ahora, sin embargo, sabía que si querían un nuevo comienzo, no podían seguir guardando cosas en la oscuridad.

—Durante todo este tiempo en el que nos distanciamos... Jungwoo y yo nos volvimos más cercanos de lo que pensaba. Y hubo un momento en que... pensé que tal vez había algo más.

El rostro de Doyoung se tensó levemente, aunque mantuvo la calma.

—¿Te refieres a que sentiste algo por él? —preguntó con cuidado.

Jaehyun asintió lentamente. —Sí, pero no fue algo que dejé avanzar. Fue una confusión, algo que creo que solo surgió porque estaba buscando consuelo, buscando a alguien cuando tú no estabas. Pero quiero que sepas que no fue más allá de eso. Y lo siento si en algún momento sentiste que algo estaba mal. No supe cómo manejarlo en ese momento.

Doyoung lo miró en silencio durante unos segundos que parecieron eternos. Luego suspiró, bajando la mirada por un momento antes de volver a fijarla en Jaehyun.

—Aprecio que me lo digas ahora —dijo lentamente—. Supongo que ambos hemos tenido nuestros momentos de duda, ¿no?

Jaehyun sintió un alivio al ver que Doyoung no reaccionaba con enojo, sino con comprensión. Pero también sentía el peso de lo que había admitido. No era algo fácil de procesar para ninguno de los dos.

—Lo importante es que ahora estamos aquí —dijo Doyoung, tomando la mano de Jaehyun—. Y estamos eligiendo intentarlo de nuevo, sabiendo todo lo que hemos pasado. Creo que eso es lo que realmente cuenta.

Jaehyun asintió, apretando la mano de Doyoung con fuerza.

—Sí, eso es lo que cuenta.

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Esa noche, mientras se despedían en la puerta, Doyoung lo abrazó durante un largo rato, como si ambos estuvieran reconociendo que, aunque el camino había sido difícil, estaban comprometidos a seguir adelante, esta vez con más claridad y honestidad.

—Gracias por ser honesto —murmuró Doyoung antes de soltarlo.

Jaehyun sonrió, sintiendo un alivio profundo en su pecho. Sabía que aún había trabajo por hacer, pero también sabía que, con cada paso que daban, estaban construyendo algo nuevo. Algo más fuerte.

Roses (Jaedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora