El Último Amanecer

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El otoño avanzó, y con él, los días de Doyoung y Jaehyun se volvieron una danza entre la tranquilidad y los retos que ambos sabían que tendrían que enfrentar. Su escapada a las montañas les había dado una nueva claridad y fortaleza para seguir adelante, pero al regresar a la ciudad, la realidad no tardó en hacerles sentir su peso.

Los días comenzaron a llenarse nuevamente de compromisos, trabajos, reuniones, y aunque intentaban mantenerse conectados, ambos sentían la presión de la vida cotidiana. La promesa de priorizar su relación seguía ahí, pero algunos días era más difícil cumplirla que otros.

Una noche, Doyoung llegó a casa después de un largo día de trabajo. Estaba agotado, mental y emocionalmente. Jaehyun aún no había vuelto, y la casa estaba en completo silencio. Doyoung dejó sus cosas sobre la mesa y se quedó mirando el reloj por un momento, sintiendo una punzada de ansiedad. Algo se sentía diferente, como si una nube se estuviera formando sobre ellos, amenazando con caer en cualquier momento.

Jaehyun llegó un par de horas más tarde, su expresión también marcada por el cansancio. Pero en lugar de la sonrisa cálida que usualmente lo recibía, Doyoung lo miró desde la cocina con una seriedad que lo descolocó.

—Tenemos que hablar —dijo Doyoung, rompiendo el silencio.

Jaehyun, sintiendo un nudo formarse en su estómago, asintió y dejó sus cosas a un lado antes de acercarse.

—¿Qué pasa? —preguntó, tratando de no sonar preocupado, pero el tono de Doyoung lo hacía sentir que algo no estaba bien.

Doyoung tomó aire profundamente antes de hablar.

—Sé que hemos estado haciendo lo mejor que podemos. Ambos estamos intentando equilibrar todo… pero hay algo que me preocupa. No quiero que volvamos a caer en ese ciclo donde el trabajo y las responsabilidades nos alejan.

Jaehyun lo miró con atención, y aunque entendía el miedo de Doyoung, también sintió una ligera frustración burbujeando en su interior.

—No estamos cayendo en ese ciclo —respondió suavemente—. Estamos más conectados que antes, y sé que el trabajo es agotador, pero sigo aquí, contigo.

—Lo sé —dijo Doyoung, su voz ahora más suave, pero sus ojos reflejaban una inquietud que no podía ignorar—. Pero también siento que, a veces, estamos tan ocupados que solo estamos sobreviviendo el día a día. No quiero que lleguemos a un punto donde solo seamos compañeros de cuarto, Jaehyun.

El silencio que siguió fue pesado. Jaehyun entendía lo que Doyoung decía, pero también sentía que estaba haciendo todo lo posible por mantener el equilibrio.

—No somos solo compañeros de cuarto —dijo finalmente, con un tono de leve frustración—. Estamos en esto juntos, Doyoung. No importa qué tan ocupados estemos, sigo eligiéndote todos los días.

Doyoung lo miró fijamente, sintiendo que las palabras de Jaehyun eran sinceras, pero también sabiendo que a veces no era suficiente solo con palabras.

—No quiero que esto termine mal —susurró Doyoung, sus ojos brillando ligeramente con lágrimas contenidas—. No quiero que algún día te despiertes y te des cuenta de que esto no es lo que querías.

Jaehyun se acercó, tomando las manos de Doyoung entre las suyas.

—Doyoung, no hay un solo día en que me despierte y no quiera estar contigo. Pero tenemos que aceptar que la vida no siempre será perfecta. A veces estaremos cansados, a veces tendremos días difíciles… pero eso no cambia lo que siento por ti. No estoy aquí por inercia, estoy porque te amo.

Las lágrimas que Doyoung había estado conteniendo comenzaron a caer silenciosamente por sus mejillas. Sabía que Jaehyun tenía razón, pero su miedo a perder lo que habían construido seguía siendo fuerte.

—Solo no quiero perderte —dijo finalmente, su voz quebrándose.

Jaehyun lo abrazó con fuerza, dejando que Doyoung se aferrara a él.

—No me vas a perder —susurró Jaehyun en su oído—. No me vas a perder porque no hay nadie más con quien prefiera estar. Estamos en esto juntos, y siempre lo estaremos, por mucho que el mundo quiera lo contrario.

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Esa noche, se quedaron despiertos hasta tarde, hablando, reconociendo los miedos y las esperanzas que ambos compartían. Fue una conversación difícil, pero necesaria. Al final, lo que más importaba no era el miedo al futuro, sino la determinación de seguir construyendo ese futuro juntos, sin importar los obstáculos.

Al día siguiente, despertaron abrazados, el sol filtrándose suavemente por las cortinas. Jaehyun fue el primero en abrir los ojos y, al ver a Doyoung dormido a su lado, sintió una paz que hacía mucho no experimentaba. Sabía que no todo sería fácil, pero también sabía que, mientras tuvieran el uno al otro, siempre podrían encontrar la manera de salir adelante.

Doyoung abrió los ojos poco después, y al ver a Jaehyun mirándolo, sonrió.

—Buenos días —dijo con la voz aún adormilada.

—Buenos días —respondió Jaehyun, inclinándose para darle un beso suave en los labios—. Hoy va a ser un buen día.

Doyoung rió suavemente, dejando que la calidez de ese momento lo envolviera.

—Lo será, porque estamos juntos.

Los meses que siguieron fueron una prueba de su compromiso. Hubo días buenos y días malos, pero lo que nunca faltó fue la honestidad y la comunicación. Ambos aprendieron a hablar cuando algo les preocupaba, a apoyarse mutuamente cuando las cosas se ponían difíciles, y a celebrar los pequeños momentos de felicidad que encontraban en su vida diaria.

Un año después de aquel fin de semana en la cabaña, Doyoung y Jaehyun se encontraban de vuelta en ese mismo lugar. Esta vez, las montañas estaban cubiertas de nieve, y el aire era frío y fresco. Pero dentro de la cabaña, el ambiente era cálido y acogedor, igual que su relación.

Esa noche, mientras veían las estrellas a través de la ventana, Jaehyun tomó la mano de Doyoung y, con una sonrisa tranquila, le dijo:

—No importa qué tan difícil sea la vida a veces, siempre encontraremos la manera de hacer que esto funcione. Porque te amo, y no hay nada que quiera más que pasar el resto de mi vida contigo.

Doyoung lo miró, sintiendo que su corazón se llenaba de una calidez indescriptible.

—Yo también te amo, Jaehyun. Y no importa lo que venga, sé que siempre estaremos juntos.

Bajo las estrellas, con el frío de la noche rodeándolos y la calidez de su amor protegiéndolos, hicieron una promesa que sabían que cumplirían: enfrentarse al mundo, juntos.

El final de su historia no fue perfecto, pero sí real. Aprendieron que el amor no es un destino, sino un viaje, y que mientras ambos estuvieran dispuestos a caminar ese camino juntos, siempre habría esperanza, siempre habría luz, incluso en los momentos más oscuros.

Y así, bajo el cielo estrellado, Doyoung y Jaehyun comenzaron un nuevo capítulo en sus vidas, sabiendo que, aunque el futuro era incierto, su amor siempre sería su ancla.

Fin.




¿Qué tal les pareció?

Tengo muchos proyectos aún sin terminar y gracias a la canción "Roses" pude terminar esta historia. Muchas gracias por darle una oportunidad.

Próximamente subiré uno inspirado en Halloween 😈

Roses (Jaedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora