La Distancia que Quema

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Los días se convirtieron en semanas, y Doyoung no dio señales de vida. Cada día que pasaba, Jaehyun esperaba recibir una llamada, un mensaje, algo que le indicara que Doyoung aún pensaba en él. Pero el silencio se extendía como una herida abierta, y la ausencia se sentía como un peso insoportable. Jaehyun comenzó a preguntarse si la decisión de dejarlo ir había sido la correcta, pero sabía que insistir no cambiaría nada. Doyoung necesitaba tiempo, y él, por mucho que le doliera, tenía que respetar eso.

El vacío en su vida lo llevó a pasar más tiempo en el estudio, encerrado en las notas de su música, buscando una distracción que nunca llegaba del todo. Las letras que escribía reflejaban su confusión, su tristeza, y ese amor que aún ardía dentro de él como un fuego que no podía apagar. A menudo, se encontraba tarareando melodías tristes, una en particular, que giraba en torno a Doyoung: "Roses in the rain, all of them in vain..."

Una tarde, mientras trabajaba en una nueva canción, recibió una llamada inesperada. Era Jungwoo. Siempre había sido uno de sus amigos más cercanos, alguien que sabía cómo sacarlo de sus pensamientos oscuros. A pesar de la situación con Doyoung, Jaehyun no había querido hablar del tema con nadie, pero Jungwoo, como siempre, parecía leer entre líneas.

—Hey, he estado pensando en ti —dijo Jungwoo al otro lado de la línea, su tono suave pero con un toque de preocupación—. ¿Quieres salir a caminar? No tienes que hablar de nada si no quieres, solo... estar.

Jaehyun aceptó. No le vendría mal despejarse. Cuando llegó al parque donde se habían encontrado tantas veces, Jungwoo ya lo estaba esperando en un banco bajo los árboles, sonriendo levemente. Lo conocía lo suficiente para saber que Jungwoo no lo presionaría. Simplemente estarían allí, compartiendo el silencio, como siempre hacían.

—Sabes que no tienes que cargar todo esto solo, ¿verdad? —dijo Jungwoo después de unos minutos, rompiendo el silencio con una calma que solo él podía lograr—. Te ves cansado.

Jaehyun suspiró. Estaba cansado, física y emocionalmente, pero había algo reconfortante en la presencia de su amigo. Era como una pausa necesaria en medio del caos.

—Es difícil —respondió Jaehyun, las palabras saliendo con más facilidad de lo que esperaba—. Lo extraño, pero no sé si volveremos a estar bien. Y no puedo dejar de pensar en todo lo que pudo haber sido... o en lo que aún podría ser.

Jungwoo lo miró con comprensión, como si entendiera cada pensamiento que Jaehyun no lograba expresar. Sabía que el vínculo entre Jaehyun y Doyoung no era algo fácil de definir. Habían sido amigos durante tanto tiempo antes de que las cosas cambiaran, antes de que los sentimientos se enredaran hasta el punto de ser irreconocibles.

—A veces el espacio es necesario, pero también duele —respondió Jungwoo, su mirada fija en las hojas caídas a su alrededor—. Solo... asegúrate de que cuando llegue el momento, estés listo para luchar por lo que realmente quieres.

Esas palabras se quedaron grabadas en la mente de Jaehyun mientras caminaban juntos por el parque, en un silencio cómodo. Sabía que Doyoung necesitaba su tiempo, pero también sabía que no podía simplemente esperar para siempre. Si había una posibilidad, por pequeña que fuera, de salvar lo que tenían, él debía estar preparado.

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Esa noche, Jaehyun decidió hacer algo que llevaba tiempo evitando: revisar las fotos que tenía guardadas de ellos dos. Abrió el álbum en su teléfono, donde tenía capturadas miles de memorias. Desde las primeras sonrisas tímidas hasta los momentos en que se apoyaban mutuamente durante los días más difíciles. Había una en particular que siempre lo había conmovido. Era una foto que Doyoung le había tomado sin que él lo notara, mientras Jaehyun miraba las rosas en un jardín que habían visitado juntos. Doyoung siempre decía que había algo en la forma en que Jaehyun miraba las flores que le hacía ver más allá de la superficie.

"Las rosas son como tú, Jaehyun", había dicho una vez. "A veces te proteges con espinas, pero debajo de todo eso, eres puro, como los pétalos".

Jaehyun sonrió con amargura al recordar esas palabras. Era una de las razones por las que se había enamorado de Doyoung. No solo veía lo que los demás veían. Doyoung había logrado mirar más allá de sus silencios, de sus miedos, y había encontrado algo digno de ser amado.

Pero ahora, mientras pasaba de una foto a otra, sintió que ese amor se desmoronaba, como una flor marchitándose bajo la tormenta. Se dio cuenta de que nunca había sido bueno expresando lo que sentía, y esa incapacidad lo había llevado al borde de perder a la única persona que realmente lo entendía.

No podía seguir esperando a que las cosas se resolvieran por sí solas. La distancia que quemaba entre ellos solo crecería si no hacía algo pronto.

Con el corazón en un puño, Jaehyun tomó una decisión impulsiva. Cogió su teléfono y marcó el número de Doyoung. La llamada sonó varias veces, y justo cuando estaba a punto de colgar, la voz familiar respondió.

—Jaehyun...

—Doyoung, por favor, escúchame —dijo rápidamente, antes de que la duda pudiera detenerlo—. No sé si esto es lo correcto, no sé si lo que voy a decir te cambiará de opinión, pero... no puedo seguir así. No puedo dejar de pensar en ti. Extraño todo de nosotros, incluso las peleas, porque al menos cuando peleábamos, todavía te tenía cerca. No sé qué va a pasar, pero sé que no quiero perderte.

Hubo un largo silencio al otro lado de la línea, y Jaehyun contuvo la respiración. Cada segundo se sentía eterno. Finalmente, Doyoung suspiró, su voz suave pero con un toque de vulnerabilidad.

—No puedo prometerte nada, Jaehyun. Pero tampoco quiero perderte. Dejemos que el tiempo nos diga qué sigue. Pero por ahora, te escucho.

Y aunque no era la respuesta definitiva que Jaehyun buscaba, algo en su pecho se alivió. Sabía que aún tenían un largo camino por delante, pero al menos, por ahora, había esperanza.

Roses (Jaedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora