I: Panorama De la Situación

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28 de marzo de 1937, Portsmouth, Inglaterra, Reino Unido.

El aire salobre y húmedo azotaba con fuerza el rostro de Formidable, arrastrando consigo el inconfundible aroma a metal y pólvora que impregnaba la atmósfera de la base naval. Las gaviotas, imperturbables ante el temporal inminente, graznidan insistentemente mientras surcan los cielos plomizos, sus siluetas oscuras dibujando arabescos contra el fondo nublado.

Era el corazón de la Home Fleet, un laberinto de muelles y diques secos donde colosos de acero descansaban imponentes, desde los ágiles destructores hasta los imponentes acorazados. La actividad era frenética, una danza coordinada de hombres y máquinas que preparaban a la flota para lo que el mar pudiera deparar.

Eran las diez y veintitrés de la mañana cuando la figura imponente de Formidable se adentró en el bullicio del puerto. Su uniforme de Capitán de Navío, impecable a pesar de la humedad, resaltaba contra el fondo grisáceo del muelle. El cabello, recogido en un riguroso moño, dejaba al descubierto un rostro curtido por el viento y el sol, donde unos ojos rubí, penetrantes y llenos de determinación, escrutinizaban cada rincón del puerto.

Con paso firme, sorteando a marineros y oficiales, se dirigió hacia el edificio principal de la base. Al cruzar el umbral, el ambiente cambió radicalmente. El elegante vestíbulo, con sus suelos de mármol pulido y sus lámparas de araña de cristal, ofrecía un contraste marcado con la rudeza del exterior.

Sus ojos se posaron en una mesa de caoba donde descansaba un ejemplar del periódico matutino. Con un gesto seguro, lo tomó y se dirigió a una silla de cuero envejecido. Abrió el periódico y sus ojos recorrieron las columnas de texto, deteniéndose en los titulares que anunciaban tensiones crecientes en Europa y la inestabilidad política que amenazaba con sumir al mundo en un nuevo conflicto.

Un suspiro escapó de sus labios. La guerra era una sombra alargada que se cernía sobre ellos, una amenaza constante que exigía estar siempre alerta. Formidable sabía que su papel como capitana era crucial en esos momentos de incertidumbre. Con la responsabilidad de seguramente de combatir y dirigir, debía tomar decisiones difíciles y prepararse para lo peor cuando esto llegara aun así por ahora en Europa no se querían matar por completo.

Mientras leía las noticias, el viento aulló con mayor fuerza, sacudiendo las ventanas y recordándole la inclemencia del mar. Una tormenta se aproximaba, y con ella, un nuevo desafío. Pero Formidable estaba lista.

Formidable se estremeció al leer la noticia. Las palabras, impresas en tinta negra sobre el papel amarillento, parecían cobrar vida ante sus ojos, anunciando un nuevo orden en Europa. El Pacto Imperial, una alianza forjada en el corazón de las montañas, unía a las potencias del continente en un bloque monolítico, amenazando el equilibrio de poder que había prevalecido después de la guerra contra las Sirens.

La alianza entre el Imperio Alemán y el Reino de Italia, hasta entonces un rumor persistente en los círculos diplomáticos, se había materializado de la forma más tangible. El pacto, bautizado con un nombre que resonaba como una sentencia, no era simplemente un acuerdo político, sino una declaración de intenciones, una señal inequívoca de que Europa se encontraba al borde de un abismo.

La noticia iba más allá. A la alianza germano-italiana se habían sumado una serie de estados menores, formando una coalición que abarcaba desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro. Hungría, Galitzia y Lodomeria, Rumanía, Bulgaria, Bosnia y Serbia, todos ellos habían jurado lealtad al Pacto Imperial, creando una fortaleza inexpugnable en el corazón de Europa.

Las amenazas veladas en el periódico eran claras como el cristal. La alianza no era una mera formalidad, sino una maquinaria de guerra en ciernes, preparada para responder con contundencia a cualquier provocación. Las palabras "coordinada" y "organizada" resonaban como un redoble de tambores, anunciando una nueva era de conflicto.

Azur Lane: Las Aventuras De Un Bastardo Sin GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora