010 ▬ You have no idea what you do to me

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Las semanas continuaron transcurriendo con normalidad entre ellos, como si nada hubiese pasado aquella tarde en la sacristía. Cada tarde, cuando la luz del sol comenzaba a dorar las paredes de la iglesia, Lilith aparecía, invariablemente, durante la oración vespertina. Su presencia era un destello de color en la austera rutina de Charlie, quien, a pesar de su compromiso sagrado, no podía evitar en ocasiones postergar sus oraciones para disfrutar de la compañía de la pelirroja.

Una tarde, mientras las sombras danzaban por el jardín de la congregación, Lilith se acercó a Charlie, quien estaba sentado en un banco, revisando sus libros de oraciones con desinterés, pues realmente no podía concentrarse demasiado. La brisa suave apenas movía sus cabellos oscuros, y su mirada se iluminó al ver a Lilith.

—¿Hoy has decidido interrumpir mi oración? —preguntó Charlie, una sonrisa irónica asomándose en sus labios.

—¿Interrumpir? No,padre, simplemente vengo a mejorar tu día—respondió Lilith, acercándose y sentándose a su lado, su tono juguetón contrastando con la seriedad del sacerdote. —¿Sabías que el piano es el instrumento que más se asemeja a la voz de Dios?

Charlie arqueó una ceja, divertido por su audacia. —No lo sabía, pero dudo que Dios necesite un piano para comunicarse.

—Quizás no, pero yo sí. —Lilith le lanzó una mirada desafiante—. ¿alguna vez haz intentado tocar?

Charlie la miró con una ceja arqueada —¿Qué? ¿el piano?

—¿qué más sino?— respondió ella con una sonrisa traviesa, su mente pensando en segundas intenciones. Él carraspeó, ocultando la sonrisa que quería asomarse en su boca y procuró ignorar su comentario.

—Soy un sacerdote, Lilith, no un pianista —replicó él, su tono volviéndose serio, aunque sus ojos brillaban con complicidad.

—Pero puedes ser un gran sacerdote y un gran pianista. ¿Qué tal si lo intentas?

La mirada de Charlie se suavizó mientras contemplaba su insistente sonrisa. —Tal vez sea capaz de un par de acordes, pero no esperes un concierto.

—Con eso me es suficiente. Vamos, padre, ¡sorpréndeme! —Lilith se levantó, tomando su mano y llevándolo hacia el piano de la iglesia.

❝𝗣𝗘𝗖𝗔𝗗𝗢𝗦 𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗔𝗟𝗘𝗦❞ CHARLIE MAYHEWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora