012 ▬ There was no return

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Charlie y Lilith estaban sentados en una pequeña mesa junto a la ventana de una acogedora cafetería. El sol se filtraba a través de las cortinas, llenando el espacio con una luz suave que contrastaba con el ambiente tenso entre ellos. Lilith apenas había tocado su comida, algo inusual para ella. Solía ser la más habladora, la que siempre tenía un comentario pícaro o una broma a flor de piel, pero ahora estaba callada, perdida en sus pensamientos mientras giraba lentamente una cucharilla en la taza de café ya vacía.

Charlie, sentado frente a ella, frunció el ceño, observando la inquietud que reflejaba en sus gestos. Sus manos se tensaron sobre la mesa, y su mirada se llenó de preocupación. No era frecuente ver a Lilith tan callada, y algo en su actitud le hacía sentir una creciente incomodidad. No podía ignorarlo.

—¿Qué ocurre? —preguntó finalmente, con su tono serio, pero con un matiz más suave que reservaba solo para ella.

Lilith levantó la vista, como si saliera de un trance, y abrió la boca para responder, pero en ese preciso momento la mesera apareció junto a ellos, interrumpiendo la conversación. Era una mujer joven, de sonrisa amplia y coqueta, que claramente dirigía toda su atención hacia Charlie, ignorando por completo a Lilith.

—¿Todo bien con su comida, padre? —dijo la mesera, inclinándose un poco más de lo necesario mientras colocaba una mano en la mesa, su mirada centrada únicamente en Charlie.

Charlie desvió la vista hacia la mujer, molesto por la interrupción, pero mantuvo su expresión neutral, aunque sus labios formaban una fina línea de disgusto.

—Está bien, gracias —respondió secamente, esperando que la mesera entendiera la indirecta y se retirara.

Pero la mujer no captó la señal. Al contrario, su sonrisa se amplió aún más. —Si necesita algo más, no dude en pedírmelo, ¿de acuerdo? Estoy a su disposición —dijo con un tono sugerente que no pasó desapercibido.

Lilith, que hasta ese momento había estado contenida, levantó una mano para llamar la atención de la mesera, decidida a pedir algo más. Pero antes de que pudiera pronunciar palabra, la mesera la cortó con un gesto rápido, sin siquiera mirarla.

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❝𝗣𝗘𝗖𝗔𝗗𝗢𝗦 𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗔𝗟𝗘𝗦❞ CHARLIE MAYHEWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora