capitulo 14: El rapto

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-¿Dónde estoy?-

Felix despertó aturdido. El frío del suelo de concreto se le metía en los huesos, y un dolor agudo le palpitaba en la cabeza. Intentó moverse, pero sus manos estaban atadas detrás de su espalda. Estaba desorientado. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí.

El último recuerdo que tenía era estar en su casa, buscando pistas sobre la herencia de su padre. Había estado a punto de llamar a Hyunjin, pero todo se volvía borroso después de eso.

La habitación en la que se encontraba era oscura, con una tenue luz que entraba por una pequeña ventana en lo alto. El lugar olía a humedad, como si no hubiera sido usado en años. No había señales de vida alrededor. Solo su respiración pesada y el eco de su propio corazón latiendo con fuerza en sus oídos.

Trató de calmarse. Respiró hondo y trató de pensar. ¿Quién lo había llevado hasta allí? No era difícil imaginar a su tío detrás de esto, pero algo no cuadraba. Su tío había sido siempre astuto, calculador. Esto parecía demasiado desorganizado para ser obra suya.

De repente, un ruido metálico resonó en la habitación. La puerta se abrió lentamente, y una figura entró, vestida completamente de negro, con el rostro cubierto por una máscara. Felix intentó mantener la calma, pero el miedo se apoderaba de él.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?- preguntó con voz entrecortada.

La figura no respondió. Se limitó a caminar alrededor de él, observándolo. Felix sintió su piel erizarse. Estaba completamente indefenso, y el silencio de su captor solo aumentaba su desesperación.

Pasaron varios minutos antes de que la figura finalmente hablara, con una voz distorsionada por algún tipo de aparato.

-Felix Lee, hijo de Lee Yeonjun- dijo, enunciando su nombre como si fuera una sentencia. -Te hemos estado vigilando.

-¿Por qué?- exclamó el pecoso, luchando contra las cuerdas que lo mantenían inmóvil.  -¡¿QUÉ QUIERES DE MÍ?!

—Todo a su tiempo.

La respuesta fue fría, sin emociones. Felix intentó pensar en quién podría estar detrás de esto. ¿Era alguien del pasado de su padre? ¿Alguna de sus viejas alianzas o enemigos? Pero aún así, el silencio de su captor no ofrecía pistas.

La figura se detuvo frente a él, y por un momento, Felix pudo ver sus ojos a través de la máscara, uno ojos azules, pero era un azul como la prundidadesdel amor, reflejaba misterio, miedo, ansiedad, desesperación. No pudo reconocerlos, pero había algo inquietante en esa mirada, como si lo estuvieran midiendo.

-Tu tío no es el único interesado en ti- dijo la figura, inclinándose un poco más hacia él. -Hay otros... otros que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para obtener lo que posees.

Felix se quedó en silencio, con el corazón acelerado. No entendía a qué se refería. ¿Qué tenía él que fuera tan valioso? La herencia de su padre era dinero, eso era lo que le habían dicho. Pero ahora, se daba cuenta de que había mucho más detrás de todo esto.

-No sabes nada, ¿verdad?- la figura dejó escapar una risa breve y siniestra. -Eres solo un peón en un juego mucho más grande de lo que imaginas.

Antes de que Felix pudiera responder, la figura salió de la habitación, dejándolo nuevamente en la oscuridad. Intentó recordar más detalles, alguna señal de quiénes podrían ser estos misteriosos secuestradores, pero su mente era un huracan de preguntas sin respuestas.

Las horas pasaron. No tenía noción del tiempo, pero la oscuridad en la ventana indicaba que la noche había caído. No había recibido comida ni agua. La desesperación comenzaba a apoderarse de él.

De repente, la puerta volvió a abrirse, pero esta vez, no era la figura enmascarada. Dos hombres entraron, uno de ellos con un arma visible en la cintura. Sin mediar palabra, lo levantaron con brusquedad y lo sacaron de la habitación. Felix intentó resistirse, pero era inútil.

Lo llevaron por un largo pasillo hasta una sala más amplia, donde lo sentaron en una silla metálica frente a una mesa. Al otro lado de la mesa, una mujer lo esperaba. Vestía de manera elegante, pero había algo en su porte que irradiaba peligro.

-Felix, por fin nos conocemos- dijo ella con una sonrisa gélida.

Felix no la reconocía, pero había algo familiar en su voz. La mujer cruzó las piernas con una elegancia calculada y lo miró fijamente.

-¿Qué es todo esto? ¿Quién eres tú?- preguntó Felix, intentando sonar más seguro de lo que se sentía.

La mujer lo observó en silencio por unos segundos antes de responder.

-Esto, querido Felix, es una simple cuestión de poder. Tu padre dejó más que una herencia. Dejó una clave, una pieza vital en el entramado de negocios oscuros que construyó durante años. Y ahora, todos quieren esa pieza. Incluido yo.

Felix frunció el ceño, confuso.

-No sé de qué estás hablando- murmuró.

La mujer sonrió de nuevo, esta vez con una paciencia fingida.

-Oh, lo sabrás pronto. Tu tío, las demás familias... todos te han estado vigilando, esperando el momento adecuado para obtener lo que tienes. Y créeme, no les importará destruirte en el proceso, tu madre y tú nunca debieron volver- dijo dándole al pecoso una mirada siniestra que irradiaba odio, ira, y sed de poder mientras con su mano derecha giraba ligeramente su copa,

Felix sintió un nudo en el estómago. Estaba atrapado en un juego que no entendía, rodeado de gente dispuesta a hacer cualquier cosa por algo que ni siquiera sabía que poseía, pero ahora más que nunca, tenía que sobrevivir y encontrar respuestas.

La mujer se levantó, inclinándose levemente sobre la mesa.

-Tienes algo que yo quiero, Lee. Y no descansaré hasta conseguirlo.

Con esas palabras, salió de la sala, dejándolo solo con una duda aterradora: ¿qué era lo que todos querían de él y hasta dónde estaban dispuestos a llegar para obtenerlo?

***

Un amor entre mafias (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora