Luz caminaba a paso firme por el bosque oscuro, sus botas de cuero apenas haciendo ruido sobre la maleza. Era una de las mejores aprendices de la Academia de la Sombra, entrenada desde niña en las artes de la magia oscura. Su misión: observar y espiar a los habitantes de la Ciudadela de la Luz, el bastión tecnológico que se encontraba más allá de las montañas. Los de la Ciudadela eran enemigos de la magia, creyendo que todo lo que no pudiera explicarse mediante ciencia y lógica debía ser destruido. Para Luz, esto era una afrenta personal. Su madre había sido capturada años atrás por soldados de la Ciudadela por practicar brujería, y desde entonces, Luz había jurado odio eterno hacia ellos.A medida que se acercaba a la frontera entre el reino oscuro y el territorio iluminado, la magia del bosque se debilitaba, dando paso a una atmósfera más brillante y artificial. La frondosa vegetación daba paso a terrenos abiertos y extrañas estructuras de metal que brillaban con luz propia. Luz odiaba estar tan cerca de ese lugar, sentía que todo lo que la rodeaba era ajeno y repulsivo. Pero su misión no le daba opción.
Del otro lado de las colinas, Amity ajustaba sus gafas de protección mientras daba los últimos toques a su más reciente creación: un dron volador diseñado para explorar el territorio del Reino de la Sombra. Como una de las jóvenes científicas más prometedoras de la Ciudadela de la Luz, Amity estaba decidida a demostrar que la ciencia podía superar cualquier amenaza, incluso la mágica. Había dedicado años a perfeccionar su tecnología, convencida de que la magia era una reliquia peligrosa del pasado. Su padre, uno de los principales científicos de la Ciudadela, había sido herido en un ataque por hechiceros, lo que había solidificado su desprecio por todo lo relacionado con la magia.
Mientras Amity activaba el dron, algo inusual sucedió. La magia de Luz, que había estado observando desde las sombras, interfirió con el aparato, haciéndolo fallar y estrellarse a unos metros de distancia. Amity frunció el ceño y miró hacia el bosque, sabiendo que había sido obra de un hechicero.
—¡Sal de donde quiera que estés! —gritó Amity, ajustando un guante metálico que brillaba con energía.
Luz, aún oculta entre los árboles, sonrió con suficiencia, disfrutando del momento. No tenía intención de mostrarse, pero al ver el enojo de la chica, decidió salir y provocarla.
—¿Problemas con tu juguete, chica de la luz? —preguntó Luz con una voz cargada de sarcasmo, saliendo de entre las sombras y cruzando los brazos.
Amity la miró con desprecio, reconociendo al instante a una de las hechiceras del Reino de la Sombra.
—Vine a observar, no a luchar. Pero si sigues interfiriendo, te aseguro que acabarás sin poder usar tus encantos —amenazó Amity, activando su guante que emitió un chispazo azul.
—¿De verdad crees que tu tecnología puede competir contra la magia? —replicó Luz, levantando una mano que comenzó a brillar con un aura oscura—. Estás jugando con fuerzas que no entiendes.
Antes de que cualquiera de las dos pudiera atacar, una sacudida sacudió el suelo. Ambos territorios temblaron y, de repente, un rugido brutal rompió el aire. Una criatura emergió de las sombras, una bestia gigante con garras afiladas y ojos brillantes que parecía haberse formado de pura oscuridad. Tanto Luz como Amity retrocedieron, sorprendidas.
—¿Qué demonios es eso? —preguntó Amity, manteniendo su guante listo.
Luz apretó los dientes, dándose cuenta de que no era una criatura que reconociera. No era de su mundo, ni de la Ciudadela.
—No lo sé, pero parece que ambos reinos tienen un nuevo problema —dijo Luz, observando cómo la criatura se abalanzaba hacia ellas.
A pesar de su odio mutuo, ambas se dieron cuenta de que, si no colaboraban, la criatura las destruiría a las dos. Sin decir una palabra más, Luz lanzó un hechizo que envolvió la bestia en oscuridad, mientras Amity activaba un dispositivo que proyectaba una barrera de luz pura. La criatura rugió en agonía, atrapada entre dos fuerzas opuestas. Pero incluso eso no fue suficiente para detenerla. Rompiendo el campo de fuerza y el hechizo, la criatura se abalanzó nuevamente.
—Esto no va a funcionar si no nos coordinamos —dijo Amity con frustración.
Luz asintió, sabiendo que tenía razón. A regañadientes, ambas idearon una estrategia rápida. Mientras Amity creaba distracciones con explosiones controladas de luz, Luz usaba su magia para debilitar las defensas de la criatura. Finalmente, tras una batalla agotadora, lograron derribarla.
Las dos chicas se quedaron jadeando frente al cuerpo inerte de la criatura, la tensión entre ellas ahora reemplazada por el agotamiento.
—No me malinterpretes, seguimos siendo enemigas —dijo Luz con frialdad, mirando a Amity mientras recuperaba el aliento.
—Lo mismo digo —respondió Amity, sin apartar la vista de la hechicera.
Ambas sabían que el destino las había unido por una razón mayor, aunque en ese momento ninguna quería admitirlo.

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Entre las sombras y la luz
Fiksi PenggemarSinopsis: En un reino dividido por magia y ciencia, dos chicas con poderes opuestos, Luz y Amity, se ven forzadas a colaborar a pesar de su odio inicial. Luz, una hechicera de la Academia de la Sombra, y Amity, una inventora genio de la Ciudadela de...