𝖔𝖈𝖍𝖔

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: ̗̀➛𝟭𝟭𝟲 𝗗

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: ̗̀➛𝟭𝟭𝟲 𝗗. 𝗖 𝗞𝗶𝗻𝗴'𝘀 𝗟𝗮𝗻𝗱𝗶𝗻𝗴↴


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──★ EL DÍA HABÍA LLEGADO. Después de dos largos días de preparativos, nervios y pensamientos oscuros, hoy era el día de la boda. Ceryse apenas había dormido la noche anterior, su mente era un torbellino de ansiedad, una mezcla abrumadora de miedo y resignación. Y aunque aún no había amanecido del todo, ya estaba despierta, tumbada en la cama con la mirada fija en el techo, incapaz de relajarse ni un segundo. Sentía como si su cuerpo estuviera a punto de colapsar bajo el peso de la responsabilidad que le había sido impuesta.

Alicent irrumpió suavemente en su habitación, esperando encontrarla dormida, pero al verla despierta, sonrió con ternura.

"Buenos días" dijo la reina con su tono cálido. "Hoy es el gran día. Las criadas ya están aquí para ayudarte con el vestido."

Ceryse asintió en silencio, pero no sentía que fuera un gran día. Para ella, era más bien el inicio de un destino del que no podía escapar. Las criadas entraron en fila, silenciosas y diligentes, con el vestido entre sus manos. El vestido... uno tan majestuoso como aterrador. Era de un negro profundo, ribeteado en rojo oscuro, con una cola que se extendía más de tres metros. A pesar de todo, Ceryse no pudo evitar admirar su belleza, incluso si la ocasión le resultaba tan amarga.

El vestido era deslumbrante, imponente, digno de una reina. Mientras las criadas comenzaban a desvestirla, ella se miraba en el espejo. El reflejo que la observaba de vuelta era el de una chica que ya no se reconocía a sí misma. A medida que el vestido negro y rojo iba ajustándose a su figura, ella pensó para sus adentros, "Si fuera una Targaryen... Si yo fuera Rhaenyra... quizás las cosas serían diferentes. Quizás Daemon no me odiaría"

Cuando el vestido estuvo completamente en su sitio, Ceryse se vio a sí misma como una figura poderosa, aunque su corazón seguía sintiéndose pequeño y débil. Alicent se acercó con un pequeño cofre en las manos. Al abrirlo, reveló un collar antiguo, una reliquia familiar. Era delicado y brillante, con incrustaciones de rubíes.

"Este collar lo llevé en mi boda" dijo Alicent con dulzura, "y ahora es tu turno, Ceryse."

La reina lo colocó alrededor del cuello de su hermana, y luego la abrazó. Ceryse cerró los ojos, intentando absorber el consuelo del abrazo, aunque su corazón seguía palpitando desbocado. Cuando se separaron, Alicent tomó su mano y la guió hacia la puerta.

"¿Estarán aquí mi padre y Gwayne?" preguntó Ceryse mientras salían de la habitación, la voz apenas un susurro cargado de esperanza y miedo.

𝒖𝒍𝒕𝒓𝒂𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒏𝒄𝒆 | ᴄᴇʀʏꜱᴇ ʜɪɢʜᴛᴏᴡᴇʀ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora