Una Llamada Decisiva.

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Era una tarde gris, el cielo cubierto de nubes que amenazaban con dejar caer la lluvia en cualquier momento. Rodrigo se encontraba en su habitación, sintiendo que el peso de la tristeza lo oprimía una vez más. Sin embargo, al abrir su computadora, algo llamó su atención: Iván, también conocido como Spreen, estaba transmitiendo en directo.

Una mezcla de ansiedad y emoción le recorrió el cuerpo. Aquel era el primer rayo de esperanza que sentía en semanas. Con el corazón latiendo con fuerza, decidió que era el momento de hacer algo. No podía seguir aferrándose al silencio y la incertidumbre. Se armó de valor y le envió un mensaje directo: "¿Te gustaría hablar por videollamada? Es importante."

Poco después, vio que la transmisión se pausaba. Iván se disculpó con su audiencia y, aunque el gesto lo llenó de nerviosismo, sintió que era una señal positiva. La pantalla se iluminó con la imagen de Iván, su rostro familiar apareciendo ante él, y el corazón de Rodrigo dio un vuelco.

—¡Hola! —saludó Iván, sonriendo, pero la sonrisa se desvaneció un poco al notar la expresión de Rodrigo—. ¿Todo bien?

—Hola, Iván. No estoy seguro de que todo esté bien, pero necesitaba hablar contigo —respondió Rodrigo, su voz temblando ligeramente.

Iván asintió, su mirada curiosa pero también un poco preocupada. —Claro, ¿qué sucede?

Rodrigo respiró hondo, sintiendo la presión en su pecho. Este era el momento decisivo. La tensión era palpable en el aire, y no quería dejar que la oportunidad se le escapara de nuevo. —Iván, he estado pensando mucho últimamente. Sobre nosotros, sobre lo que siento... y creo que es hora de ser honesto.

Spreen se quedó en silencio por un momento, como si estuviera procesando sus palabras. Rodrigo sintió que el tiempo se detenía.

—Rodrigo, esto suena serio —dijo Iván, con un tono de voz que mezclaba preocupación y curiosidad.

—Lo es. —Rodrigo tragó saliva, sintiendo cómo las palabras se acumulaban en su garganta—. Estoy enamorado de ti. De verdad. No solo como amigo, sino de una manera más profunda. He estado luchando con estos sentimientos, pero no puedo ignorarlos más.

Iván lo miró fijamente, y Rodrigo pudo ver la confusión en sus ojos. El silencio se alargó, y la ansiedad comenzó a apoderarse de él nuevamente. ¿Había hecho mal en abrirse? ¿Había arriesgado su amistad por algo que no sería correspondido?

—Rodrigo... —comenzó Iván, su voz un susurro—. No sé qué decir.

—Por favor, escúchame. Sé que esto es inesperado, pero lo siento de verdad. La conexión que tenemos es especial para mí, y no puedo seguir pretendiendo que no me importa —declaró Rodrigo, sintiendo que su corazón latía con fuerza.

Iván parpadeó, pareciendo aturdido. —No... no sé cómo me siento al respecto. Nunca pensé que esto pasaría, y realmente no sé si estoy preparado para esto.

La respuesta de Iván le hizo sentir como si le hubieran arrojado un balde de agua fría. Pero en el fondo, Rodrigo sabía que tenía que seguir adelante. —Entiendo que es un shock. Solo quería ser honesto contigo. Mi vida no ha sido la misma desde que te conocí, y no puedo ocultarlo más.

Un momento de silencio pesado se instaló entre ellos, y la confusión en la expresión de Iván era palpable. Finalmente, el rostro de Iván se iluminó con una chispa de entendimiento. —Rodrigo, yo... he sentido algo especial entre nosotros también, pero siempre me he asustado. La idea de perder nuestra amistad era abrumadora.

—No quiero perderte. Lo último que deseo es que esto arruine lo que tenemos —respondió Rodrigo, sintiendo que las palabras fluyeron desde lo más profundo de su ser—. Pero también tengo que ser fiel a mis sentimientos.

Iván respiró hondo, como si estuviera tratando de ordenar sus pensamientos. —Esto es... complicado. Pero, ¿y si...? ¿Y si tratamos de explorar esto? No quiero que termine nuestra amistad, pero me gustaría ver a dónde nos puede llevar.

El alivio inundó a Rodrigo, y aunque todavía había incertidumbre, había un rayo de esperanza en las palabras de Iván. —¿De verdad estás dispuesto a intentarlo?

—Sí. Pero debemos hacerlo con cuidado. No quiero que nadie se sienta herido, y debemos hablar abiertamente —dijo Iván, su voz llena de sinceridad.

Rodrigo sonrió, un pequeño destello de felicidad iluminando su rostro. Era un comienzo, y aunque había muchos desafíos por delante, se sentía como si un peso se hubiera levantado de sus hombros. —Gracias por darme esta oportunidad. Prometo ser sincero y comunicativo.

—Lo mismo digo —respondió Iván, su mirada ahora llena de promesas—. No sé qué pasará, pero estoy dispuesto a descubrirlo contigo.

A medida que la conversación continuaba, la tensión que había inicialmente comenzó a disiparse. Se rieron y compartieron anécdotas, como solían hacer, pero ahora había un nuevo matiz en sus palabras. La conexión entre ellos se sentía más intensa, más palpable. Rodrigo podía sentir que cada palabra los unía más, que el amor que había temido expresar estaba finalmente floreciendo.

Mientras la tarde se convertía en noche, Rodrigo se sintió más ligero. Aunque el futuro era incierto, sabía que había dado un paso valiente al abrir su corazón. No importaba lo que pasara, había sido honesto consigo mismo y con Iván. Esa honestidad era un acto de amor en sí misma.

Antes de terminar la llamada, Iván le sonrió. —Bueno, ¿qué te parece si hacemos un trato? Sigamos siendo nosotros, sin importar lo que pase. Primero amigos, luego lo que sea que se convierta esto.

Rodrigo asintió, sintiendo que el futuro era más brillante de lo que había imaginado. —Me parece perfecto. Estoy listo para lo que venga.

Cuando se despidieron, Rodrigo se sintió renovado. Aunque el camino por delante podría ser difícil, había algo reconfortante en saber que no estaba solo en su viaje. La conexión con Iván había crecido más allá de lo que había esperado, y esa posibilidad era un faro de esperanza en medio de la tormenta emocional que había enfrentado.

Entre las Sombras del Stream.(rodrivan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora