Han pasado tres años desde que Shen Qingqiu traicionó a Luo Binghe, y ahora sólo quedan dos antes de que su «difunto» discípulo resucite de entre los muertos para reclamar su sangrienta gloria como protagonista.
Al menos, así es como se supone que...
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El interior de la cueva era oscuro y lúgubre. Cuando soplaba el viento gélido, la ropa mojada de Shen Qingqiu se le pegaba a la piel, congelándolo hasta que empezó a temblar de verdad.
A un lado, la túnica de Luo Binghe seguía tirada en el suelo.
La mente de Shen Qingqiu divagaba a pesar de sus circunstancias. Cuando Luo Binghe había estudiado en la Cima Qing Jing, nunca había hecho berrinches al azar, olvídate de demostrar cambios de humor tan volátiles. Pero el aspecto que tenía mientras se sacudía las mangas y se marchaba enfadado, inesperadamente, le había dado a Shen Qingqiu una sombra de atisbo del corderito que una vez conoció.
Cuando volvió en sí, tenía todo el cuerpo helado y ganas de estornudar. Sin otra opción, las yemas de los dedos de Shen Qingqiu se cerraron cautelosamente sobre la túnica negra y se la puso con vacilación.
No podía evitarlo. No era que antes se hubiera comportado como un tsundere, sino que había sido francamente incapaz de hacerlo delante de Luo Binghe.
Después de todo, en la obra original, ¡¿Luo Binghe no les había dado a las chicas esta misma túnica cada vez que tenían sexo?!
¡¿Cómo podía ponérsela delante de la protagonista?!
Shen Qingqiu había aprendido que cada vez que intentaba meditar o aclarar su mente, siempre había algún tipo de perturbación externa. Por ejemplo, aquella vez en las Cuevas de Ling Xi, y ahora de nuevo en la Prisión de Agua.
El camino de piedra se elevó, y la cortina de agua corrosiva dejó de fluir. Gongyi Xiao se apresuró por el camino. Con sólo una mirada a Shen Qingqiu, sus pies resbalaron por debajo de él.
—Se...Se... Señor Shen, usted...— tartamudeó. —¿Qué pasa conmigo?— Shen Qingqiu no tenía ni idea de lo que estaba mal.
Gongyi Xiao tenía una mirada extraña en su rostro, como si no supiera si debía dar media vuelta y retirarse. Vaciló en el borde de la plataforma de piedra sin continuar más allá. Siguiendo su mirada, Shen Qingqiu miró hacia abajo.
Shen Qingqiu suspiró. La túnica exterior de Luo Binghe.
Gongyi Xiao finalmente reaccionó. Tosió brevemente, y luego preguntó: —¿Cómo ha estado el Senior Shen estos dos últimos días?—.
Shen Qingqiu respondió: —Muy bien—.
Si no fuera tan popular, habría estado aún mejor. En el lapso de dos días, tres personas ya lo habían visitado. Esta lujosa habitación individual VIP en la que estaba detenido temporalmente debía de ser la suite más caliente y popular de la historia de la Prisión de Agua del Palacio Huan Hua.
—He oído que ayer, Luo-shixiong... estaba terriblemente furioso cuando se marchó. Este junior estaba preocupado de que pudiera haberle hecho algo al Senior Shen...— Mientras Gongyi Xiao hablaba, sus ojos se desviaron involuntariamente hacia aquella túnica negra.
