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Capítulo N.10: "Conversaciones sinceras"

Después de los agitados eventos que rodearon el intercambio, desde la feroz batalla contra Hishiori hasta el inesperado ataque de las maldiciones, y aquella intensa confrontación con Noritoshi, el caos parecía haberse infiltrado en cada rincón de mi ser. Lo que había comenzado como una simple prueba de habilidades se había convertido en una maraña incontrolable de emociones. Cada paso que di, cada movimiento, se sintió como un error. Todo parecía desmoronarse, como si mis esfuerzos no hubieran sido más que castillos de arena frente a una tormenta. Y aunque el enfrentamiento con Hishiori había sido mi único triunfo, no podía evitar sentir que el resto de mis acciones fueron inútiles, insignificantes.

El cansancio se apoderó de mi cuerpo, debilitándome, y mientras el eco de los combates resonaba a mi alrededor, mis piernas cedieron y me desplomé en el suelo. Incapaz de moverme, de seguir luchando, me sentí atrapada en una prisión hecha de mis propias inseguridades, donde la única certeza era mi fracaso. La vergüenza y el agotamiento se enredaron como hiedra venenosa en mi mente, asfixiándome, impidiéndome hallar algún consuelo. No tenía la fuerza ni la voluntad para continuar en el segundo día del evento.

Mientras caminaba por el campus, sumida en ese letargo, con los pasos pesados como si cargara el mundo entero sobre mis hombros, sentí una presencia familiar acercándose por detrás. El aire cambió, se volvió más cálido, casi como si el universo mismo hubiese decidido aliviar mi carga por un breve instante. Giré, aunque sin mucho esfuerzo. No hacía falta ver para saber quién era.

—Mitsuri...—la voz suave pero firme rompió el silencio, acariciando el aire con una dulzura inesperada. Satoru Gojo, mi maestro.

Me volví hacia él lentamente, mis ojos opacos reflejando el agotamiento que sentía en lo más profundo de mi alma. No sabía qué decir. No tenía palabras para explicarle lo rota que me sentía.

—Sensei...—mi voz salió como un murmullo débil, casi inaudible, mientras mi mirada evitaba la suya.

Él me estudió con una mezcla de ternura y preocupación, algo que rara vez dejaba ver tras su usual fachada despreocupada. Dio un paso adelante, acortando la distancia entre nosotros.

—No participaste hoy...—dijo con una sonrisa leve, casi imperceptible, pero sus ojos... esos ojos ocultaban algo más profundo. —Me tenías preocupado.

La culpa se apoderó de mí con una ferocidad inesperada. Bajé la cabeza, incapaz de sostener su mirada. —Lo siento... no me sentía bien—susurré, mi voz cargada de una vergüenza que me quemaba por dentro.

Sin decir nada, Satoru extendió una mano hacia mí, sus dedos acariciando mi cabello con una suavidad que me desarmó por completo. Había algo en su toque que desprendía una calidez que no esperaba, como si en ese simple gesto quisiera decirme que, pese a todo, no estaba sola.

—No tienes que disculparte—murmuró con voz baja, sus palabras impregnadas de una dulzura que no conocía en él. —Estoy aquí porque me preocupas.

Levanté la vista, encontrándome de golpe con sus ojos, esos ojos que solían estar ocultos tras su vendaje. Esta vez estaban libres, brillando con una intensidad hipnótica, como si el universo mismo se desplegara en ellos. Una belleza que, por un momento, me hizo olvidar todo.

—¿Alguna vez se ha sentido... débil?—las palabras se deslizaron de mis labios antes de que pudiera detenerme, temerosa de sonar ridícula. ¿Cómo podía alguien tan imponente entender lo que yo sentía?

Para mi sorpresa, su expresión se suavizó aún más. Satoru sonrió, pero esta vez esa sonrisa no tenía ni un rastro de burla. Era una sonrisa cargada de una verdad que rara vez compartía.

TEACHER'S OBSESION-Gojo Satoru X Oc-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora