TEACHER'S OBSESION-Gojo Satoru X Oc-

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Capítulo N.1: Noche de copas.

Allí me encontraba, en aquel bar que, afortunadamente, no solicitaba identificación. Siendo menor de edad, estos lugares estaban vedados para jóvenes como yo; sin embargo, ¿qué más podía hacer? La tristeza me embargaba, y no lograba controlar los sentimientos que afloraban en mi interior. Pero, ¿qué había sucedido?

Mi exnovio me había sido infiel de la peor manera imaginable: se acostó con la chica que me atormentó toda mi vida. Él sabía perfectamente cuánto sufrimiento me había causado con sus constantes insultos y burlas, y aun así, eligió estar con ella. El dolor que sentía era insoportable. El simple hecho de pensar que esa mujer había logrado arrebatarme todo me consumía por dentro. No pude evitar tomar todo el whisky que tuve a mi alcance, perdiendo la noción de cuánto había bebido. Aunque nuestra relación no había sido muy larga, la traición, combinada con la figura de aquella mujer, resultaba devastadora.

Con el corazón destrozado, tomé la decisión de mudarme de mi antigua ciudad a Tokio, con la esperanza de comenzar una nueva vida. Fue entonces cuando descubrí que tenía poderes malditos. Toda mi vida había visto figuras que inicialmente creía fantasmas, hasta que mi abuelo me reveló que, en realidad, se trataban de maldiciones y que yo poseía energía maldita. Con este conocimiento, vine a Tokio para ingresar a la escuela de hechicería y así aprender a controlar mi poder.

Borracha y con poca conciencia de mis acciones, percibí de repente una presencia imponente. Giré rápidamente y, para mi sorpresa, vi a un hombre alto, esbelto, de cabello blanco y ojos azules, acompañado de una dulce sonrisa. A pesar del alcohol en mi sistema, no pude evitar sonrojarme aún más. Se sentó a mi lado, lo que hizo que me invadiera un profundo nerviosismo.

—Qué guapo —dije sin pensar, ya que no estaba del todo consciente de mis palabras. Aquel hombre me miró con una expresión burlona, pero de una forma encantadora.

—Gracias por el halago —respondió alegremente.

Me giré hacia otro lado, dándome cuenta de lo maleducada que había sido. Él, sin inmutarse, pidió al bartender:

—Un jugo, por favor.

—¿Quién en su sano juicio pide un jugo en un bar? —pregunté, sin filtro alguno. Como mencioné antes, estaba borracha y, en ese estado, hablaba cuando no debía.

—Yo —respondió con una sonrisa—, y lo hago para no acabar como tú.

Me ofendí al instante, pero decidí no responder, reconociendo que había sido yo quien comenzó.

—Deme la cuenta —dije al bartender, con el deseo de marcharme lo antes posible.

Dejé las monedas sobre el mostrador, con la intención de irme, pero al levantarme, un mareo repentino me invadió. Sentí cómo mis piernas vacilaban, perdiendo el equilibrio. Todo ocurrió en un segundo eterno. Justo cuando pensé que me desplomaría al suelo, unos brazos firmes y fuertes me rodearon, levantándome con sorprendente facilidad. Mi corazón dio un vuelco al sentir el calor de su cuerpo tan cerca del mío. El sonrojo subió violentamente a mis mejillas, haciendo que el rubor fuera imposible de disimular. ¿Por qué tenía que ser él?

—Qué hermoso... —pronuncié con la voz temblorosa, mis palabras escaparon sin pensar al ver su rostro tan cerca, cada rasgo perfecto iluminado por la tenue luz del lugar. Él sonrió, y esa sonrisa casi me derritió.

—Diría lo mismo de ti... si no estuvieses a punto de desmayarte —respondió con una mezcla de diversión y ternura en su voz, haciendo que mi corazón latiera aún más fuerte.

Lo miré, atónita, completamente hipnotizada por su belleza, y de repente me sentí ridículamente vulnerable. Sin saber cómo reaccionar, giré el rostro rápidamente, tratando de ocultar el intenso sonrojo que quemaba mis mejillas.