WELL, WHAT ARE WE? ; HEESUN

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Heeseung quedó sorprendido al ver a Sunoo en aquel estado, su ceño estaba fruncido y las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas, sus ojos brillaban de un dorado intenso, siendo igual al de un serafín.

—¿Sun-Sunoo?—Preguntó Heeseung, se incorporó nuevamente en el suelo, todos sus golpes habían sanado al instante

—Heeseung.—Dijo Sunoo, este extendió sus manos al aire y de ellas salieron cadenas, las cuales fueron a buscar a todos los demonios que antes los habían atacado

Las cadenas hechas con magia se dispararon, casi al instante traían arrastrados a los demonios, quienes intentaban con toda su fuerza liberarse, habían cuestionado bastante mal a Sunoo, era mucho más fuerte de lo que cualquiera podría creer.

—Su-Sunoo... Amiguito... No nos hagas daño, nunca quisimos hacerte esas cosas malas.—Habló Yuna sintiendo la cadena en su cuello, al igual que sus demás compañeros esta se encontraba en la misma zona, la demonio miraba con una sonrisa fingida a Sunoo, quien parecía hacer caso omiso a sus palabras

—¡Piedad!, nosotros solo hacíamos lo que Riki nos decía.—Yeonjun intentaba soltar la cadena de al rededor de su cuello, estaba desesperado y no quería morir a manos del que en algún momento consideraron la peor basura de su tierra

—¿Piedad?, recuerdo muchas veces que fuí yo quien la pedía, tantas veces en las que fui torturado, tantas veces en las que fui... Abusado.—Sunoo apretó su mano, esto hizo que las cadenas en los cuellos de los demonios comenzarán a asfixiarlos

El ángel veía como los demonios intentaban con desesperación quitarse la cadena de su cuello, algunos comenzaron a toser a falta de aire y otros aún se resistían con fuerza. Pero lo que más le llamaba la atención era está actitud de Sunoo, quien no parecía tener remordimiento alguno.

Cuando notó la mirada detrás suyo, vió a Heeseung mirándolo sin ninguna expresión en su rostro, ¿Miedo?, ¿Emoción?, ¿Pánico?, no podía definirla, miró hacía el suelo y vió los ojos dibujados del señor Pringles mirándolo, como si estos le estuvieran diciendo y repitiendo que él no era así.

Sus ojos fueron bajando de intensidad, pasando de dorado a fucsia, y por último a sus ojos de color natural. Las cadenas de los cuellos ajenos desaparecieron e hicieron que estos cayeran al suelo. Aunque estaba asustado por lo que había hecho, debía mantener una postura firme para acabar con esto de una buena vez.

—No soy como ustedes, no soy un demonio como los demás, por más daño que me hayan hecho tampoco tengo el derecho a quitarles la vida, vayanse y nunca vuelvan a buscarme en sus vidas. Si lo vuelven a hacer, volveré a ser agresivo con ustedes.—Sunoo se agachó y recogió los últimos pedazos de su piedra, limpio las lágrimas con su muñeca y caminó en dirección hacia donde estaba Heeseung

Mientras caminaba, Heeseung pudo ver como los entes malignos corrían despavoridos hacia lo más profundo del bosque, habían hecho acatado la orden de Sunoo. Una vez el demonio estuvo frente a él, el potestad extendió sus brazos y permitió al demonio caer rendido en su pecho.

—No sé que fue lo que sucedió, pero estoy seguro que nuestros problemas no acaban aquí.—Heeseung susurró al oído de Sunoo, este se removió en los brazos ajenos

—Estoy cansado... Cansado de que algo nos obligue a separarnos, no sé que sucedió, solamente pasó y ya.—Sunoo tenía ganas de volver a llorar, Heeseung lo abrazo con más fuerza

—No llores amor, nadie sabía que esto podría pasar. Los dos, juntos como una pareja, vamos a descubrir que fue aquella magia angelical que emanaste. Y tendremos que hacerlo rápido, los ángeles ahora son nuestro nuevo problema.—