Chapter 10

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Pov Jungkook

El frío de la camilla era lo único que sentía al principio. Luego, la luz brillante sobre mí se desvaneció, y el sonido de los monitores comenzó a desaparecer en un zumbido lejano. Cerré los ojos, dejando que el procedimiento comenzara. Sabía que me quedarían unos minutos antes de entrar en el estado en el que perdería todo, así que me preparé. Me preparé para decir adiós.

Pero en lugar de sentir alivio, algo diferente ocurrió. Un torbellino de imágenes apareció frente a mí, como si estuviera dentro de un sueño, pero demasiado nítido, demasiado real. Eran recuerdos.

El primer encuentro.
Estaba en una cafetería pequeña, la luz suave del atardecer se filtraba a través de las ventanas. Jimin estaba sentado frente a mí, su cabello cayendo sobre su frente mientras leía distraídamente el menú. Era la primera vez que habíamos salido juntos. Nos habíamos encontrado por casualidad, pero esa tarde... ese día... me había quedado claro que algo más nos unía.

—No me mires así, me pones nervioso —dijo Jimin, sonriendo sin apartar la vista del menú.

Sentí una calidez en el pecho, una sensación que en ese momento no había comprendido del todo, pero ahora, mientras lo revivía, era evidente: me estaba enamorando de él.

Flash.

El café se desvaneció. La imagen de Jimin sentado frente a mí comenzó a distorsionarse, y en su lugar, solo quedaba una mesa vacía. Él no estaba allí.

Nuestro primer viaje juntos.
Estábamos en la playa, las olas golpeaban suavemente la orilla. Jimin corría hacia el agua, riendo, llamándome para que lo siguiera. La brisa marina jugaba con su cabello, y sus ojos brillaban con esa energía vibrante que siempre había admirado. Lo alcancé, riendo junto a él. En ese momento, la vida parecía perfecta. Nos abrazamos mientras el agua nos rodeaba los tobillos, prometiéndonos siempre estar juntos.

—¿Te das cuenta? —me dijo, con una sonrisa traviesa mientras el sol se ponía—. Nos quedan muchos momentos por vivir juntos, Jungkook.

Mi corazón dolía al recordar esas palabras. En ese entonces, creímos que el tiempo estaría siempre a nuestro favor.

Flash.

Las olas se volvieron borrosas, y cuando miré a mi lado, Jimin ya no estaba allí. El mar parecía desolado. Su risa se desvaneció, y la brisa dejó de ser cálida. Solo quedaba silencio.

Nuestro aniversario.
Estábamos en casa, preparando una cena sencilla. Jimin, con su delantal, revolvía algo en una olla mientras yo ponía la mesa. Siempre se preocupaba de los pequeños detalles, asegurándose de que todo fuera perfecto, incluso cuando yo le insistía que no importaba.

—Te hice un regalo —me dijo, con una sonrisa tímida—. No es gran cosa, pero... quería que tuvieras algo para recordarme cuando no esté cerca.

Me extendió un pequeño peluche, y reímos. Era tan característico de él hacer algo tan simple, pero lleno de significado.

Flash.

El peluche cayó al suelo. Jimin desapareció otra vez. La cocina estaba vacía. La mesa puesta, pero sin nadie con quien compartir la cena. Todo se desmoronaba.

Cada recuerdo en el que Jimin había sido parte, cada momento especial que habíamos compartido, se desvanecía frente a mí. En todos ellos, su figura se diluía como si nunca hubiera existido. Sentí un vacío abrumador crecer en mi interior. No quedaba nada. Estaba solo.

Flash.

Otro recuerdo apareció, pero esta vez era diferente. Estábamos discutiendo, en nuestro último gran enfrentamiento antes del divorcio. Yo estaba gritando, culpándolo por todo. Jimin estaba llorando, pero no se defendía. Simplemente me miraba, con una tristeza en sus ojos que nunca había querido ver en él.

Remember Me- Au KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora