Chapter 4/2

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Pov Jimin

El edificio de New Horizons se alzaba frente a mí como una sombra imponente, fría y distante. Sujetando la caja con las cosas que me recordaban a Jungkook, sentí el peso de cada objeto hundiéndome un poco más en el suelo. Cada paso hacia la entrada era una mezcla de determinación y duda.

Al cruzar la puerta, me encontré con una sala de recepción prácticamente vacía. Me acerqué al mostrador, donde una recepcionista de aspecto serio me entregó un documento sin levantar demasiado la mirada.

—Necesitamos que firme este formulario antes de comenzar —dijo, mientras empujaba un bolígrafo hacia mí.

Bajé la vista al papel que tenía en mis manos. En letras destacadas leí el texto que me congeló por un momento:

"Has tomado esta decisión tras una cuidadosa reflexión y otorgas a New Horizons Co. el permiso exclusivo para eliminar por completo a esta persona de tu memoria."

Mis manos temblaban. ¿De verdad estaba listo para olvidar todo lo que alguna vez fuimos? Pensé en nuestras noches juntos, en cómo se fue desmoronando lo que habíamos construido y, finalmente, su fría petición de divorcio. Tenía que seguir adelante. Respiré hondo y, con un último pensamiento hacia el Jungkook que alguna vez amé, firmé.

La recepcionista tomó el papel sin emoción, como si fuera un trámite más.

—Puede tomar asiento. Lo llamarán en breve —dijo.

Me dirigí a la sala de espera, todavía aferrado a la caja. Me senté en una de las incómodas sillas de plástico, mirando los objetos que alguna vez tuvieron tanto significado: la taza que compartíamos en nuestras mañanas tranquilas, el peluche que me había ganado en una feria, y el anillo de bodas que alguna vez simbolizó una promesa eterna. Todo eso ahora parecía insignificante, una vida lejana que ya no existía.

Una anciana, sentada a mi lado, también sostenía una caja similar. Nos cruzamos en silencio, con una especie de entendimiento mutuo, aunque no intercambiamos palabras. Ambos estábamos ahí para borrar algo importante, algo que ya no queríamos recordar.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando una voz pronunció mi nombre.

—Park Jimin —llamó el asistente desde la puerta.

Me levanté, sintiendo el peso emocional de todo lo que estaba por dejar atrás. Seguí al asistente por un pasillo largo y silencioso, hasta llegar a una sala clínica pequeña, iluminada por luces frías. La camilla en el centro de la habitación y las máquinas parpadeantes daban una sensación de vacío que me erizó la piel.

El médico, un hombre de aspecto tranquilo pero distante, se acercó con una carpeta en la mano.

—Antes de comenzar el proceso, necesito que nos describas un poco a la persona que deseas eliminar de tu memoria. Esto nos ayudará a ajustar el procedimiento —me dijo con tono profesional.

Tomé aire profundamente. Era la última vez que hablaría de Jungkook.

—Jungkook... Jeon Jungkook. Tenía una sonrisa que podía iluminar la habitación cuando estábamos juntos... pero ya no la veo más. Nos conocimos en un momento en que todo parecía posible, cuando éramos jóvenes y soñábamos con un futuro juntos... —Mi voz se quebró un poco, pero continué—. Él solía ser cariñoso, siempre atento, pero con el tiempo, su trabajo se volvió lo más importante. Ahora, no sé quién es... y creo que él tampoco me reconoce a mí.

El médico me observó un momento y asintió, tomando notas rápidas en su carpeta.

—Gracias. Eso es suficiente. Vamos a proceder.

El asistente se acercó a la caja que había traído conmigo y la abrió cuidadosamente, sacando el primer objeto: la taza. La puso frente a mí.

—Comenzaremos por aquí. Te mostraremos cada cosa que has traído, una por una, para identificar los recuerdos asociados a cada objeto. Esta es una parte crucial del proceso, ya que necesitamos anclar cada memoria antes de borrarla —me explicó el médico.

La taza. Era sencilla, blanca con un pequeño dibujo de un gato sonriente, pero era nuestra taza. Solíamos compartirla cada mañana, sirviendo el café que a él le gustaba. Recordé con nitidez la primera vez que la usamos. Estábamos en nuestro pequeño departamento, apenas amueblado, pero no importaba porque lo tenía a él. Me acuerdo cómo me miró esa mañana, con una sonrisa que hacía que todo pareciera estar bien en el mundo. En ese momento, pensé que nunca necesitaría nada más que su presencia a mi lado.

—¿Cuándo fue la última vez que tomamos café juntos? —susurré para mí mismo.

Pero la realidad era otra. Aquellos momentos habían desaparecido lentamente, reemplazados por silencios incómodos y distancias invisibles. Sentí una punzada en el pecho, pero mantuve la mirada firme en la taza, sabiendo que ese recuerdo pronto desaparecería.

El asistente guardó la taza y sacó el peluche. Era pequeño, tierno, color café claro y lo que más destacaba del osito era su playera rosa pastel. Me transportó inmediatamente al día en que lo ganó para mí. Estábamos en una feria, riendo como adolescentes, emocionados por cada juego. Jungkook nunca fue muy bueno en esas competencias, pero ese día se empeñó en ganar ese peluche para mí. Recuerdo su expresión de triunfo cuando por fin lo consiguió. Esa tarde, mientras paseábamos por las luces parpadeantes de la feria, me abrazó y me dijo que siempre haría lo que fuera necesario para verme sonreír.

Mi corazón dolía, pero lo peor era que ya ni siquiera recordaba la última vez que me había hecho sonreír de esa forma.

Finalmente, el anillo de bodas salió de la caja. Fue lo más difícil de ver. Brillaba bajo las luces del consultorio, pequeño, pero lleno de promesas. Mi mente me llevó de vuelta a nuestra boda. Él me había mirado con una intensidad que me hacía sentir como si fuera lo único importante en su vida. Recuerdo sus palabras tan claras como si las estuviera escuchando ahora: "Te prometo que, pase lo que pase, siempre estaremos juntos, y nunca dejaré de luchar por nosotros." Fue en ese momento que supe que había encontrado mi hogar en él. Nos prometimos un futuro lleno de sueños y momentos por construir. Pero ese futuro nunca llegó.

Una lágrima se escapó de mis ojos antes de poder detenerla. ¿Qué pasó con esas promesas, Jungkook? pensé, sin poder evitarlo.

El médico asintió, observando mis reacciones.

—Estamos listos. Ahora, recuéstate en la camilla, por favor —me indicó, mientras los electrodos eran ajustados a mi cabeza.

—El procedimiento comenzará en breve. Solo debes relajarte. Los recuerdos asociados a cada uno de estos objetos comenzarán a desvanecerse, uno por uno. Cuando despiertes, no quedará ningún rastro de Jungkook en tu memoria.

Cerré los ojos. Las luces parpadeantes de las máquinas, el frío de los electrodos, el sonido de los monitores, todo se mezclaba. Y así, poco a poco, las imágenes de Jungkook, su risa, sus caricias, sus promesas... comenzaron a desvanecerse, como un sueño al amanecer.

Este era el final.

Remember Me- Au KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora