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3:27 AM. Sunghoon se abrochaba los botones de su camisa, preparándose para regresar a su habitación. El silencio de la noche solo era interrumpido por el suave roce de la tela al moverse, mientras Jake lo observaba desde la cama, con una sonrisa adormilada en el rostro. Acostado de lado, su mano recorría con delicadeza la espalda desnuda del alfa, trazando pequeños círculos con las yemas de sus dedos.

—¿Crees que nos hayan escuchado? —preguntó Jake en un susurro, con una mezcla de temor y nerviosismo en la voz.

Sunghoon se detuvo un momento, girando levemente la cabeza hacia él. —Las habitaciones de ellos están más lejos, casi al otro lado de la casa. —Sonrió con confianza, tratando de calmar sus inquietudes. —No te preocupes.

Jake asintió, pero su expresión no parecía tan convencida como Sunghoon esperaba. El alfa lo notó inmediatamente. Después de colocarse la camisa, se giró completamente, fijando la vista en el omega, que aún estaba envuelto en las sábanas. Por un momento, lo observó en silencio, como si las últimas tres horas no hubieran sido suficientes para grabar cada detalle de su rostro en su memoria. Pero, claro, nunca era suficiente.

Una de las manos de Sunghoon se alzó y, con suavidad, acarició el cuello de Jake. Justo en ese punto donde una pequeña marca de chupetón comenzaba a hacerse evidente. Ambos sabían lo que significaba: tendría que ocultarla antes de que alguien se diera cuenta.

—Puedo sentir lo inseguro que estás, incluso desde aquí. —dijo Sunghoon, su voz ahora más suave, más íntima. —No me gusta verte así. Está todo bien, solo... no podemos decírselo a nadie, ¿de acuerdo?

Jake lo miró a los ojos, sus labios entreabiertos mientras procesaba esas palabras. —¿A nadie? —repitió, casi en un murmullo.

Sunghoon asintió con una leve sonrisa en los labios. —¿A quién se lo contaríamos, de todas formas? No hay nadie que deba saberlo.

Jake no pudo evitar que sus pensamientos volaran hacia Lia y Heeseung, los únicos cercanos que podrían tener una pista de lo que estaba pasando. Pero Sunghoon no tenía ni idea de eso. Sonrió, una sonrisa cargada de secretos que decidió enterrar en ese momento. —A nadie. —dijo finalmente, tratando de sonar despreocupado. —No tenemos a quién.

La respuesta de Jake fue tan inocente que causó una extraña sensación en el estómago de Sunghoon. Una mezcla de culpa y deseo que lo invadió de golpe. Detestaba esa sensación, pero no podía odiar a quien se la provocaba.

—Eres tan... —murmuró Sunghoon antes de inclinarse y unir sus labios a los de Jake en un beso lento, casi reverente. Sabía que este momento sería difícil de repetir, y ambos necesitarían mucha suerte para volver a estar así.

Cuando se separaron, Sunghoon no pudo evitar sonreír al ver la pequeña sonrisa de Jaeyun, tan encantadora y despreocupada. Se inclinó de nuevo, esta vez para besar sus mejillas, luego sus párpados cerrados, y finalmente regresar a sus labios en un gesto de despedida.

—Cuídate. —susurró antes de levantarse y, con una última mirada, salir de la habitación.

Jake, aún encantado por lo que acababa de suceder, sintió una oleada de miedo que rápidamente lo invadió. Suspiró, dejando caer su cuerpo por completo en la cama mientras su mente repasaba cada instante. ¿Cómo había sucedido todo esto? ¿Él y Sunghoon? ¿Por qué? Las preguntas se acumulaban en su cabeza, pero ninguna parecía tener una respuesta clara.

Finalmente, decidió dejar de pensar. El sueño sería su mejor refugio en ese momento, mejor que seguir haciéndose preguntas para las que aún no tenía solución. "Lo hecho, hecho está", pensó, mientras cerraba los ojos. Ahora solo quedaba enfrentar lo que viniera.

FATED - JakeHoon - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora