Cena familiar.
Dejó salir un pequeño bostezo y recargo su mejilla contra la palma de su mano, jugaba con la comida de su plato, no tenía apetito llevaba más de una semana así, desde que lo comprometió su padre y empezó el cortejo con ambos alfas, soltó un pequeño suspiro y alejó su plato de el, no se le apetecía eso. Quería comer algo dulce. Arrugó su nariz en forma de desagrado.
—Aegon no juegues con la comida, respeta.— Regaño su madre con el ceño levemente fruncido, rodo sus ojos y solo asintió.—
—Es de mala educación ese tipo de cosas Aegon, no hagas eso.— Un ligero tic salió en su ceja y solo le sonrió ligeramente a su abuelo otto, maldito viejo quien lo abra mandado a llamar, no podía quedarse lejos de ellos?—
—Eso no me gusta, no quiero.— El príncipe alejó un poco más su plato y desvió la mirada a otro padre, el rey suspiro y no dijo nada ante el ligero capricho de su hijo.—
—La comida no se desperdicia, cómete todo ahora.— Frunció el ceño molesto y mordió su mejilla con fuerza rompiendo un poco por dentro, chasqueó la lengua y miró con odio al padre de su madre.—
—Con todo respeto padre, los únicos que le damos órdenes a Aegon, somos el rey y yo. Si no quiere comer eso no lo comerá.— Hablo la reina en un tono de vos algo alto. Otto fulminó con la mirada a su hija la cual desvió la mirada nerviosa, todos vieron eso. —
—Criston, ve a la cocina y tráeme algo que pueda comer.— El hombre al oír la orden solo salió y fue directo a la cocina.—
—Ah... padre quería hablar de algo contigo.— Su mirada se posó en su prometida y hermana de forma curiosa.—
—Adelante cariño.—
—Queremos llevarnos a Aegon unos días a Roca dragón, para que conozca un poco donde vivirá.— Se detuvo en seco y miró rápidamente a su padre de forma confusa, hasta su madre dejó caer el tenedor con el trozo de carne que estuvo de comer.—
—Espera, que?— Habló extrañado, el no iba a irse a ningún lado, su hogar estaba acá con sus madres y sus hermanos. Y con los guardias que lo mimaban.—
—¿Tú padre no te dijo? Cuando nos cacemos nos iremos de acá.— Se levantó rápidamente de la silla negando.—
—Nadie me dijo esto, ni me hablo de nada, no pienso irme de acá. Mi hogar es acá.—
—La decisión está tomada Aegon, sin reclamos.— Habló su padre viéndolo fijamente.—
Apretó sus labios y empezó a caminar fuera del salón ignorando los llamados de su madre, tendría que irse a ese lugar? Si estaba allí no podía proteger a su madre de su abuelo... ni a su dulce heleana menos a sus hermanos menores... Trago algo de saliva y se dirigió a la habitación de Dereon, abrió la puerta y se acercó al cunero y lo tomó en brazos para caminar al patio.
—No puedo dejar que te lleven lejos de nosotros...—Bajo su rostro y besó sus regordetas mejillas. Sonrío y respiro profúndame al sentir el aire en su rostro, llegó hasta unas bancas donde se sentó y acomodó a su hermano en sus brazos. Nunca había compartido tanto con Dareon, pero se arrepentía , era tan hermoso, sus largas pestañas, sus preciosos amatistas. Y su pálida piel, y ese hermoso cabello platinado, sus ojos se llenaron de un brillo inexplicable.
—¿Eso abra sentido madre cuando nos vio nacer? Este instinto de protección.— Murmuró sorprendido de sus propias palabras. Algo dentro de él se prendió, jura proteger a su pequeño hermano, así se acomodó sangre y fuego.—
—Eso mismo fue lo que sentí cuando te vi nacer a ti.— Sus ojos se abrieron sorprendidos al ver como si madre se acercaba y se sentaba a su lado con cuidado, su pálida mano fue hasta Dareon donde acarició su mejilla.—
—Cuando te sostuve por primera vez fue hermoso, eras mío, mi bebé. Debía protegerte de todo mal.—Hablo dulcemente, Alicent. —
—¿Si me voy, dejarás que lo lleve conmigo?—
—Si, estará más seguro contigo... mi pequeño no debe sufrir.— Beso la mejilla de su hijo mayor y recargo su mejilla en el hombro ajeno.—
—No vuelvas acá Aegon, vuelve el día que Rhaenyra tenga la corona en su cabeza, si algo sucede, enviaré a tus hermanos contigo.— Hablo triste la mujer mientras lo veía con ojos llorosos.—
—¿De que hablas madre? No puedo dejarte sola acá.—
—Lo harás, yo estaré bien. Ustedes deben ser felices , mamá hará lo que tenga que hacer.— Se levantó y sonrió a dirección de su hijo, tomó su rostro entre sus manos y besó su frente para luego alejarse y entrar al castillo.—
—Mamá ata extraña Dareon, pero ella es así. Me recuerda a Heleana, Pff... deberíamos volver al castillo.—
El príncipe se levantó y caminó al castillo, su brillante mirada no se despegaba que su pequeño hermano, estaba fascinado, él quería un bebé.. pero ya tenía a Dareon, si. Era suficiente... o eso cree.
—Dormirás conmigo verdad?— Soltó una pequeña risa y se adentró a sus aposentos, se llevó una sorpresa cuando vio a su hermana y tío en el balcón.—
—¿Que hacen acá?— Hablo a la defensiva mientras apegaba más al cachorro contra el.—
—Veníamos a verte después de tú gran drama, sobrino.— Hablo burlón el mayor sin quitar la vista de él.—
—Como sea, ¿no tienen algo mejor que hacer? No sé, follar o algo así.—Hablo con sarcasmo y burla.— Sin ofender tío, pero creo que deberían irse, igual tu hermana, Dareon necesita dormir.—
Se sentó en la cama y acomodó mejor al bebé en sus brazos, con una manga hizo una especie de nido y acomodó el bebé allí. Sus mejillas se pusieron rojas y sus ojos se llenaron de brillo nuevamente, era la primera vez que hacía un nido, sintió un calor en su pecho cuando el niño empezó a soltar pequeños ronroneos y suspiros. Aunque tuviera dos años seguía siendo muy pequeño, algunos decían que sería un Omega. Pero Dareon a sus dos años de vida, jamás dijo palabra alguna.
—No sabía que tenías ese instinto maternal, Omega.—Deamon se acercó de forma sigilosa al menor y rodeó su cintura con ambas manos, recargo su barbilla en su hombro viendo fijamente al mocoso. —
—Soy omega que esperaba tío.— Dijo con cierta ironía.—
—Te verías lindo estando embarazado.—Murmuro Rhaenyra, rápidamente Aegon la miró y pensó unos segundos.—
—Pues obvio, ya soy lindo sin estar en cinta.— Bufo y se safo del agarre pera ir nuevamente a la cama donde se sentó en el borde admirando a su hermano, su cachorro.—
Jadeo con sorpresa y negó, no era suyo, que le sucedía? Ese bebé no nació de él.. no le pertenecía, pero su omega decía otra cosa, maldicion.—
—Quiero dormir, al salir cierren la puerta, no duró. Dareon se levanta.— Ambos se vieron, ellos sabían que le sucedía, todos lo sabrían dentro de poco.
El príncipe Aegon había reconocido como suyo a su hermano menor, el príncipe Dareon. Era normal cuando un Omega sentía una fuerte conexión con algún cachorro. Algo así había sentido con la pequeña alyssa, esos bebé eran suyos. Solo suyos.
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The Golden Dragón.
FantasyAegon Targaryen II muere por envenenamiento , los dioses le dan una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. ¿Hará las cosas bien esta vez? La respuesta es si. No cometerá errores, protegerá a su familia y a la corona que le pertenece a su her...