Capítulo 12. (Final)

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Aegon siempre fue un chico tranquilo aún cuando fue padre a una temprana edad soporto tantas cosas durante su nueva vida. Muchas cosas pasaron durante la vida que se le otorgó. Un mundo nuevo que era tan diferente al que él conocía, era raro para el, pero con el tiempo se acostumbró, le costó pero lo hizo, tuvo cuatro hijos, Alyysa, Dareon, visenya , Jahaerys, y Jaehaera. su pequeño Jaehaerys había llegó de sorpresa él ni siquiera supo que estaba esperando gemelos; si sabía que vendría otra niña, pero cuando estaba dando a luz empezó a tener más dolores. Aún recuerda ese día como si fuese ayer.

                      {Flashback.}

Su cuerpo crujía de dolor , se retorcía en la cama de parto con sus ojos llenos de lágrimas, le dolía. Sentía como sus caderas se despedazaban, le estaba martillando por dentro. Sus pequeños gritos llenaban toda la habitación, su familia que estaba afuera solo se podían quedar esperado y con un fuerte susto.

—Debe de dolerle mucho... pobre de mi padre.— La pequeña visenya se aferró a las piernas de Rhaenyra la cual apretaba sus labios mientras miraba con insistencia a la puerta donde se encontraba su esposo. —

Los gritos se hacían más altos,  el príncipe se retorcía de dolor en la cama  su antiguo parto no fue para nada doloroso como esté,  sentía que podría morirse. El sudor tenía todo su cuerpo empapado, las sábanas estaban manchadas de sangre y de fluidos, sus manos se aferraban con fuerza a las sábanas de sus costados. El maestre trataba de ser lo más rápido posible pero el parto se estaba volviendo muy complicado, si no pujaba más el pequeño príncipe moriría.

—Su alteza, por favor puje más.— Se arrodillo entre las piernas del príncipe con el ceño fruncido. Apretó sus labios y negó.— Lo lamentó su majestad, el joven príncipe se atascó. Debemos abrirlo.—

—¡No, haga algo pero eso no¡— Sus ojos se llenaron de más lágrimas mientras seguía pujando.— Debe a ver otra forma.—

—Lo siento alteza, no la hay...—

—¡Fuera, fuera todos!— El maestre solo lo miró con tristeza y salió con la cabeza baja donde lo esperaba la familia real.—

—Maestre, ¿qué pasó? Mi hijo y mi nieto?—El rey fue el primero en hablar y acercarse con ayuda de su nieta.—

—Lo lamentó su alteza, el príncipe está atascado, la única forma que de nazca es abriendo al príncipe, pero nos sacó a todos..— Las palabras del hombre dejaron un tenso ambiente. Los ojos del rey temblaron y negó.— Debe a ver otra forma menos esa.—

—No majestad, no la hay.— Un grito resonó por todo ese largo pasillo estremeciendo a más de uno, Deamon y Rhaenyra estuvieron a punto de pasar cuando la voz débil y cansada de Aegon habló.—

—¡Heleana por favor ven!— La segunda princesa rápidamente se alejó de su prometida y entró a la habitación donde estaba su hermano. La vista la dejó algo perpleja.—  Aegon...—

—H-hel... agh, ayúdame.. tus manos son más pequeñas que las mías.— La platinada rápidamente se agachó en las piernas de su hermano y empezó ha ayudarlo sus manos se adentraron dentro de el. —Puja Aegon, rápido.— Jadeo suavemente y empezó a pujar la princesa empezó a sacar al bebé con cuidado, sus manos se volvían con rapidez y algo de experiencia. La habitación se llenó de un silencio cuando el llanto de un bebé inundó la habitación rápidamente llevó al bebé al pecho de su hermano el cual miraba con amor y cariño a su bebé. —

—Bienvenida nuevamente al mundo mi linda, Jaehaera.— Heleana sintió nostalgia al ver a la bebé, el nombre de la niña que alguna vez fue suya y de Aegon.— El quejido de su hermano la hizo reaccionar, miró la expresión de pánico de Aegon y soltó una pequeña risa.—

—Creo debes pujar otra vez, hermano.— Aegon jadeo con horror y con su brazo derecho sostuvo a su hija para volver a pujar, esta vez la llegada del príncipe no fue duradera fue rápida.—

Ahora mismo tenía a dos niños en sus brazos a los cuales miraba fascinado, tenía por fin a sus bebés, los niños que había perdido por su propia culpa en su vida pasada. Heleana se acercó y cargó a Jaehaerys  besó con cuidado y miró a su hermano de reojo con una sonrisa, se acercó a él y se sentó en la orilla de la cama y susurró a su oído.

—Bien hecho, Esposo.— Aegon soltó una risa débil, las puertas se abrieron y la primera en entrar fue la reina que soltó un pequeño suspiro de alivio al verlo bien.—

—Aegon..—

—Nrya, no vendrás a ver a tus hijos?— Sonrió levemente y se sentó con ayuda de su hermana, lo único que se vería en los brazos de Aegon era una manta rosada y unas pequeñas manos que se aferraban a la pequeña manta. La platinada se acercó y tomó con cuidado la manta y la coloco entre sus brazos viendo con un brillo a su bebé, los demás entraron y se hicieron en un bulto para ver a los futuros príncipes. —

Alyysa se movió para quedar al lado de su padre y frunció el ceño con sus ojos algo humedecidos, se sentó en la orilla y ocultó su rostro en el cuello del omega, le cual hundió su rostro en su cabello.

—Mi dulce flor..—

—No vuelvas a tener hijos, pensé que te perdía, no lo hagas nunca más.— Murmuro en voz baja casi inaudible.—

Ese día fue festivo el nacimiento de los príncipes lleno de alegría a todos en especial a los padres, al final él príncipe Aegon su logro ser feliz y tener su propia familia aunque eso le allá costado la vida a su madre. Sabía que ella estaría cuidándolos desde allá donde estuvieran.

The Golden Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora