Especial(10)

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                                                Fortaleza roja.
—Estarás todo el día ahí?— Alyysa asintió sin sacar su cuerpo debajo de las sábanas.—

—Alyysa, han pasado 5 meses desde la muerte de la reina Alicent... ¿crees a ella le gustaría verte  así? Es doloroso yo más que nadie te entiendo. Yo perdí a mi madre cuando era más joven, estaba sola en un mundo lleno de hombres y espadas.— Rhaenyra se sentó en la orilla de la cama y le quitó un poco la sabana al ver como la niña alzaba un poco la cabeza.—

—Yo no conocí a mi mamá pero tengo a Aegon y es más que suficiente para mi... la abuela no le gustaría verme así, ella siempre decía que las princesas debían sonreír y que sus lágrimas no debían derramarse..— Soltó en voz baja sin quitar su mirada de la mujer mayor que la veía con una expresión llena de tristeza y pena.—

—Tiene razón, tus lágrimas son como El Oro, no deben de, derramarse, arriba pequeña estoy segura que Deamon te está esperando en el campo de entrenamiento.— Hablo suavemente acariciando sus mejillas; Alyysa asintió y se levantó para empezar a ponerse una ropa para entrenar.—

—Nrya... ¿tú no vas a cancelar mi compromiso con Jacaerys verdad?— Eso descoloco un poco a la heredera y negó levemente, se acercó a ella y tomó su cepillo para hacer una trenza en su largo cabello.—

—No, ¿quien dijo que lo haría? Tú compromiso con jace ya está hecho, no se quitará.— Tomó un listón verde y lo amarró en la punta de la trenza con cuidado. Miro fijamente el color verde y luego miro como los ojos de la niña brillaban frente al espejo.—

—Estoy sucia.— Abrió sus ojos sorprendida y rápidamente le dio vuelta tomándola de su rostro suavemente, sus ojos se humedecieron un poco y la atrajo a ella.—

—No estás sucia, no fue tu culpa. Eres una niña pura y casta, y el que diga lo contrario tomaré su lengua, no lo olvides, eres una niña fuerte, una guerrera.— Repartió suaves besos sobre su mejilla para luego acariciarlas con cariño.—

—¿Crees que no le dé asco a jace?—Nego suavemente y soltó una pequeña risa.—

—Jace te quiere, el se turnaba con Aegon para cuídate, cuando pasó eso... te acuerdas que enfermaste? Jace te iba a cuidar saltándose las ordenas del rey.— Las mejillas de Alyysa se pusieron rojas y abrazó a la mujer ocultando su rubor.—

—Debo irme, el perrito rabioso me debe de estar esperando.—

—¿Perrito rabioso?—Pregunto confusa iba a preguntarle pero esta salió corriendo de la habitación. Suspiro cansada y solo sé limito a salir de la habitación de la niña.—

•••

—¡Deamon, Estoy acá¡— Las miradas de los guardias se iluminaron al ver como la princesa encantadora salía de sus aposentos después de largas semanas. El rey que estaba arriba de una torre la miró algo sorprendido, se fijó en el collar que portaba  y sintió un amargo sabor en su boca, Alicent usaba mucho esa joya verde.—

—Pequeño sol.— Atrapó a la niña sonriendo sutilmente.—

—¡Luchemos! Estoy preparada...— Sonrió con sus ojos llenos de brillo dejó de abrazarlo y corrió a tomar una espada de madera y apuntarlo.—

—Yo Alyysa Targaryen, hija del príncipe Aegon y nieta favorita del rey Viserys Targaryen, te reto a ti príncipe caballa a un duelo. El que pierda debe hacer lo que él otro quiera.— La mayoría de los presentes ahogaron pequeñas risas ante la mirada llena de superioridad que daba la joven princesa.—

—Yo el príncipe Deamon aceptó tu duelo, princess.—

•••

—Madre donde está Alyysa, fui a buscarla a sus aposentos. No estaba allí.—

The Golden Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora