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—Porque me mandabas al buzón Pau? —dice Amelia mientras abre la puerta de la casa.
—Andaba con Santiago.
—¿Y con Leonardo?. —dice Amelia un poco confundida
—No amiga, Santiago y yo solo fuimos a ver unas cosas que le faltaban a su departamento. Solo él y yo —vuelve a repetir Paulina
—Leo me dijo que iría a jugar pádel con el.
—Pues te mintió, ¿pero qué pasó? ¿para que me necesitabas?
—Puedes venir a la casa —Amelia preguntándole.
—Voy para allá.

La verdad no le di mucha importancia si Leo se fue a otro lado, me haría un favor. Sé que sueno cruel diciendo todo esto, pero en realidad a Leo solo le da en el ego que esté con él, así sea por dinero, por nuestras familias y no por amor. El sabe que puede tener a las mujeres que quiera. Lástima que le tocó una que no, y más lástima que está casado con ella.

—Amiga, te tengo que contar todo. —dice Amelia muy emocionada abriéndole la puerta a Pau.
—¿¡Qué es lo que pasa!?
—Fui a la iglesia
—Te topaste a.. ay como me había dicho la monja que se llamab..
—Nicholas —dice Amelia interrumpiéndola.
—¡Sii! Nicholas ¿cómo supiste?.
—Si me dejas terminar de contar que fui a la iglesia pero a la hora que fui el padre que le tocaba dar la misa ya estaba grande. El caso es que fui al centro comercial, y ahí fue donde me lo volví a encontrar.
—¿Y luego? —Paulina muy intrigada.
—Le pase mi número y mañana saldré con el
—¿Y solo está jugando contigo? te recuerdo que es SA-CER-DO-TE —dice Paulina riéndose
—¿Y?
—¿Cómo qué y Amelia?. Puede ser solo una fantasía y ya, él se sabe la biblia de principio a fin. Al derecho y al revés, él sabe lo que está mal y lo que está bien.
—En eso tienes razón, pero no puedo dejar de pensar en el. No es normal levantarme después de mi boda e irlo a buscar. No es normal Paulina. —dice Amelia un poco desesperada.
—Tenemos que tranquilizarnos, tal vez solo esto es una aventura o algo que no pasara. ¿Cielo o infierno?
—En este momento no sé dónde estoy.

Amelia y Paulina pasaron la tarde hablando hasta que oscureció. Paulina se fue a su casa. Llegó Leo borracho.

—¿Tomaste? —dice Amelia agarrando a Leo porque estaba a punto de caerse.
—Si mi amor, déjame hacerte mía por favor. —dice Leo muy ebrio.
—Estás muy tomado Leonardo, es mejor que te duermas no estás en tus cinco sentidos no sabes lo que dices —dice Amelia mientras agarra a Leonardo de la espalda poniendo los brazos de Leo en sus hombros, para subir las escaleras.
—Pasó a paso —dice Amelia quejándose por el peso.
—Gracias por cuidarme, eres lo único que tengo, a mi papá no le importo. Solo le importa que haga dinero.
—No digas eso Leo, puedes contar conmigo por algo soy..
—Mi esposa —dice Leo interrumpiéndola.
—Si Leo si.

Llegaron a la cama, Amelia le quitó la ropa a Leo, los zapatos y le puso una pijama caliente. Ya que en las noches hacía bastante frío. Ella fue al baño a desmaquillarse, mientras se veía en el espejo Amelia no dejaba de pensar en lo que Leo le dijo y en lo que Paulina también le dijo. El como era cierto que el papá siempre ha usado a Leo ya que es el único hijo y él como Pau tiene razón que Nicholas es un padre. Un padre que no puede tener una vida. Su vida es iglesia ¿Qué me dirá mañana Nicholas?

¿Cielo o Infierno? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora