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Nicholas volvió a sus actividades en la iglesia. No de sacerdote. Si no con las monjas, hablo con familiares, amigos. Y sus alumnos, explicando el estado de Amelia. Todos decidieron unirse en oración y apoyo para ella.
En la iglesia organizaron una misa especial, para Amelia, incluyeron a los monaguillos y otros religiosos. Sus oraciones y súplicas llenaron el recinto pidiendo pronta recuperación de Amelia.

En medio de la misa especial, cuando los fieles estaban profundamente enfocados en sus oraciones, se escuchó la puerta de entrada abrirse lentamente. Algunos pares de ojos se alzaron, incluyendo los de Nicholas, cuando vio a Leonardo entrando en la iglesia.

Leonardo entró en silencio, observando la escena de la misa especial. Su expresión era seria y pensativa mientras se sentaba en uno de los bancos de atrás, tratando de pasar desapercibido.

Nicholas, que tenía los ojos puestos en él, sintió una mezcla de emociones. Su cuerpo se tensó ligeramente cuando reconoció la presencia de Leonardo, pero mantuvo su concentración en la misa que se desarrollaba.

La misa transcurrió con normalidad, llenando la iglesia con la vibración de cantos y oraciones. Mientras esto ocurría, Leonardo permanecía sentado en silencio, observando a su alrededor con aire reflexivo.

De tanto en tanto, Nicholas miraba en dirección a Leonardo, luchando para mantenerse concentrado en la ceremonia mientras se preguntaba por qué el otro hombre había ido allí.

Después de que la misa concluía, comenzaron a salir de la Iglesia. Entre ellos, estaba Nicholas, quien aún sentía la presencia de Leonardo a su espalda.

Cuando salió a la luz del sol, se giró para encontrarse frente a Leonardo, con una expresión seria en su rostro. Solo lo miró rebeldemente y se fue.

Mientras Nicholas se encontraba aún procesando la inesperada intrusión de Leonardo, se dio cuenta de que los padres de Amelia y Paulina se aproximaban. Sus expresiones contenían gratitud y alivio.

El padre de Amelia, con una sonrisa amable, se detuvo frente a él y extendió la mano para saludarlo.

Padre de Amelia:
"Nicolas, hay algo que queremos decirte..."

El gesto amable del padre de Amelia animó a Nicolás a enfocarse en el momento actual. Dejó ir sus pensamientos y le devolvió el saludo con una sonrisa tensa.

Nicholas:
"Claro, díganme..."

El padre de Amelia, con el apoyo de la madre de Amelia y Paulina, habló con palabras llenas de aprecio y gratitud:

Padre:
"Nicholas, queríamos agradecerte por todo lo que has hecho por Amelia... por ser un apoyo para ella y para nosotros. Tu presencia no solo ha sido una ayuda, sino también un consuelo en un momento tan difícil"

Nicholas recibió las palabras de los padres de Amelia con humilde gratitud, pero en su rostro se vislumbró también una sombra de urgencia.

Nicholas:
"Agradezco sus palabras y su confianza, lo hago con todo mi amor y corazón. Pero debo irme al hospital"

Cuando llegó al hospital, se detuvo brevemente fuera de la habitación de Amelia para calmar su mente y recobrar la calma. Después de respirar hondo, entró en la habitación.

Sus ojos se posaron de inmediato en Amelia, observando su rostro plácido y sereno. Se sentó cuidadosamente en la pequeña silla junto a la cama y la tomó de la mano, acariciándola suavemente.

Después de pasar dos semanas en coma, Amelia finalmente despertó, abriendo sus ojos con lentitud y confusión. Su primera vista fue una enfermera que estaba cerca de su cama, trabajando en silencio. La sorpresa llenó su rostro mientras recuperaba la consciencia.

La enfermera, al ver que Amelia estaba despierta, salió rápidamente de la habitación para buscar a Nicholas. Su marcha fue tan apresurada que llamó la atención de algunos de los médicos y enfermeras que estaban cerca.

Nicholas, quien se encontraba en la sala de espera, recibió la noticia del despertar de Amelia con sorpresa y felicidad. Sin dudarlo, se levantó y se apresuró a la habitación de ella, llenado de esperanza y felicidad.

Nicholas llegó a la habitación de Amelia y la encontró despierta, incorporada ligeramente y observando a su alrededor con una mezcla de sorpresa y reconocimiento. Su rostro reflejaba una agradable combinación de emociones cuando se percató de la presencia de él.

Nicholas se detuvo unos momentos, observándola en silencio, aún incapaz de creer que ella estuviera realmente despierta. Después de días y días de espera y preocupación, allí estaba, con los ojos abiertos y mirándolo.

¿Cielo o Infierno? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora