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—¿Qué me falta para que me quieras Amelia?
—Leo no quiero discutir ni sacar este tema, mejor hay que concentrarnos en lo que vamos a hacer. Ve picando las cosas para la ensalada y yo voy haciendo la lasaña. —dice Amelia sacando las cosas del refrigerador.

No tenía ni una llamada o un mensaje de Nicholas, tal vez no le interese desde un principio.

Llegó la noche y los papás de Leo y Amelia habían llegado, Amelia preparaba los platos mientras Leo ordenaba la mesa.

—Pasen pasen están en su casa —dice Leo abriéndoles la puerta.
—Me encanta como huele —dice la mamá de Amelia.
—Siéntense por favor —dice Amelia acercando la comida a la mesa.

Después de pláticas y que hayan tocado varios tema de las empresas. Amelia no estaba en la conversación a ella no le interesaba nada de eso.

—Entonces cuando nos van a dar un nieto que corra por toda esta casa —dice el papá de Amelia.
—El legado tiene que continuar —dice el papá de Leo.
—Pronto, no se desesperen —dice Leo entre risas mientras mira a Amelia.
—Todavía hay mucho tiempo. —tomándole a su copa.
—Que rico cocinaste hija.
—Aprendí de ti mamá.
—La verdad es que si suegra, tiene el mejor sazón —dice leo poniendo su mano arriba de la mano de Amelia.
—Oye también mi sazón está rico —dice la mamá de Leo.
—Yo sé mamá —suelta una pequeña carcajada.

Los papás de ambos se fueron, empezaron a recoger y limpiar todo para ir a descansar. Subieron a la habitación para cambiarse pero en eso Leonardo empezó a besar a Amelia.
—No Leo, no quiero.
—Descansa entonces.

Me despertó el teléfono era mi mamá la que me estaba marcando.

—Buenos días mami
—Se que es temprano pero vamos a la iglesia, sirve que tenemos un día de mamá e hija. Tu hermano salió de viaje.
—Me alisto y voy por ti mamá.

No se si quería volver a ver a Nicholas estaba segura que mi mamá quería ir a la iglesia en donde me casé.

—¿A cuál iglesia quieres ir? —pregunta Amelia.
—Donde fue tu matrimonio. La capilla está hermosa.

Amelia le dio directo a esa iglesia, traía un dolor de pecho inexplicable. Su mamá si era muy creyente en Dios, tanto así que llegó a cantar en el coro de las iglesias.

Efectivamente ahí estaba Nicholas, al verlo sentí escalofríos por todo mi cuerpo, me vio directo a los ojos con una cara de asombro, solo continuó el lo que él estaba haciendo. Y me senté a lado de mi madre. Empezó a dar la misa, hablaba y hablaba, no podía parar de verlo. Dieron las 11 y se acabó la misa.

—¿Quieres ir a desayunar? —le pregunta Amelia a la mamá.
—Me encantaría hija.

Al momento de salir escuché una voz gruesa diciendo mi nombre. No dudé en girar la cabeza rápidamente para ver quién era, aunque ya suponía de quién venía esa voz.

—Amelia —dice Nicholas acercándose a ella
—Buenos días padre —dice Amelia.
—¿Se conocen? —dice la mamá.
—Poco, es que no te he contado mamá que he estado viniendo a unas pláticas.
—¿Sobre qué?
—Una larga historia
—¿Qué es lo que quería padre? —pregunta la mamá.
—Invitarlas a un café o desayunar algo. —dice Nicholas sonriéndoles.
—Perfecto, sirve que nos cuenta más de usted. —dice la mamá.
—Sería un gusto y háblame de tu —dice Nicholas entre risa.

Amelia y Nicholas llegaron cada quien por su parte a una cafetería que estaba cerca de ahí. Al parecer conocían muy bien a Nicholas ahí.

—¿Vienes muy seguido aquí no? —dice Amelia
—¿Porque la pregunta? —viendo directamente a Amelia.
—Las meseras te tratan muy bien y se ven que te conocen. —dice Amelia haciendo una mueca.
—Amelia, es guapo el hombre como no vas a querer que no lo traten bien, lástima que es sacerdote. Soltero y guapo —dice la mamá mientras bebe de su copa.

Nicholas y Amelia se quedaron callados ante las palabras que acababa de decir su mamá.

—Entonces cuéntanos cómo te hiciste sacerdote. —pregunta la mamá.
—No es una larga historia, hay muchas cosas detrás y antes de haber sido pero solo comencé por el amor que le tuve a mi mamá que en paz descanse. Me inculcó mucho a Dios en la vida.
—Lo siento mucho, ella está muy orgullosa de ti —le dice la mamá a Nicholas.
—Lo mismo digo —dice Amelia mirando fijamente a Nicholas.

Nicholas pidió la cuenta y pago. No dejo que Amelia pagara

—¿Puedes quedarte esta noche conmigo? -le pregunta nicholas Amelia.
—Leo llegó ayer en la tarde, no sé si pueda. —dice Amelia en seco
—Escápate un rato —le dice susurrándole al oído.

¿Cielo o Infierno? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora