6

400 24 2
                                    

—¿Porque Nicholas se pondría así? —dice Amelia preocupada abriendo la puerta de su casa.
—¿Leo?
—Hasta que llegas, te estaba marcando ¿dónde estabas?
—Fui a visitar a mis padres.
—Les marqué porque pensé que fuiste con ellos y me dijeron que no los haz visitado. Pero bueno ese no era el caso, quería que cenáramos juntos porque tengo que darte a una gran noticia. —dice Leo mientras apunta a la mesa.
—¿Gran? —Amelia confundida
—Si, gran. Nos vamos a Nueva York
—¿¡Que!? ¿Cuando Leo? —dice Amelia con un tono enojada.
—Era para que te pusieras feliz Amelia.
—Tengo muchísimas cosas que hacer no puedo viajar, tengo que cuidar a mis papás. Acuérdate que mi papá está enfermo. Mis hermanos me necesitan. Mi trabajo.
—Pues por todo eso es que necesitas el viaje corazón, despejar tu mente no estaría mal.
—No Leo, lo siento pero no.
—Solo es una semana Amelia.
—Que no Leonardo, punto.
—No Amelia, estoy cansado y harto que se tenga que hacer lo que tú digas, hoy mismo haz tu maleta porque vamos a ir si o si. Ya hablé con tus papás y dijeron que estaba bien. No me pongas más excusas porque se acabó la discusión. —dice Leo levantándose de la silla mientras se dirige a las escaleras.
—Maldita sea —dice Amelia pegándole a la mesa

Amelia subió enojada al cuarto, estaba Leonardo cambiándose.

—Ya sabes que maleta te llevarás. —Leo preguntándole
—No puedes hacerme esto, no quiero ir. No tengo ganas de viajar.
—Perfecto, me iré solo. Pero tú no te quedas aquí. Si tanto te necesitan te vas toda la semana con tus papás.
—Como quieras, me da igual. Amelia acostándose mientras apaga la luz del cuarto.

No paraba de pensar lo que pasó con Nicholas. Pasó muy rápido; lo que me cuestiona mucho y sobre pienso es que ¿seré la primera en la que hace esto? En la que lleva a alguien a su casa y la besa. No me dejo de cuestionar porque su reacción fue así. Porque se comportó así con la llamada. Esta semana que me quede aquí tengo que saber el porqué.

Leonardo ya estaba sacando sus maletas de la casa, junto conmigo literal. Me fui directo a la casa de Paulina, ahí me quedaré, no pensaba quedarme con mis hermanos. Sirve que le cuento todo a detalle

—¿QUÉ HICIERON QUE? —dice Paulina asombrada.
—Me interesa conocer mucho el tema de la iglesia Paulina, eso es lo que me tiene un poco intrigada.
—¿Y qué piensas hacer, ser una monja?
—No estaría mal.
—Era sarcasmo Amelia.
—¿Qué? —dice riéndose.
—Ya cállate —dice Pau aventándole una almohada.
—Ya pues. —sin dejar de reírse.

—Tus niños te necesitan mañana a primera hora. —dice Pau mientras prepara unas palomitas
—Lo sé, mañana les tengo un nuevo proyecto.
—¿Qué? ¿vestirlos de monaguillos? —dice Pau riéndose.
—Tu empiezas Paulina, cállate —aventándole 🖕🏻.
—Ya me iré a descansar, hay escuela mañana.

—¡Mis tesoros! ¿cómo están? —extendiendo sus brazos para que le dieran un abrazo.

Los niños salieron corriendo hacia a ella.

—El día de hoy haremos un árbol de gratitud. Daremos gracias a aquello con lo que estamos felices por tener en nuestras vidas.

—¿Usted es feliz maestra? —dice un pequeño
—Si mi niño —dice Amelia con una mirada fría y seca.

Mientras Amelia explicaba, sonaba su teléfono. Era Nicholas, Amelia salió del salón y contestó.

—¿Cómo estás? —dice Amelia
—Bien ¿y tu? te marcaba porque quería ver si no querías ir a tomar un café o desayunar algo.
—Estoy en el trabajo
—Creo que me faltó a mí preguntarte por ti
—Pues ayer te pusiste muy raro.
—¿Raro?
—Si, te exaltaste.
—Nunca me exaltó.
—Salgo ahorita en dos horas.
—Pásame tu dirección para ir por ti.

Después de dos horas. Nicholas había llegado y entró al salón por mi.

—¿Puedo pasar? —dice Nicholas recargado en la puerta.
—Pasa —dice Amelia con una sonrisa en la cara, mientras guarda sus cosas.
—Pensé que no vendrías Sacerdote.
—Maestra ¿quién es el? —pregunta una niña
—Es su novio maestra —se acerca otro pequeño
—Nos estamos conociendo —dice Nicholas mirando fijamente con una sonrisa a Amelia.
—Mis niños es todo por hoy. Habrá días inhábiles para que tengan tiempo de hacer tarea y jugar un rato. Nos vemos la siguiente clase cuídense mucho.

Los niños salieron corriendo a abrazar a Amelia mientras decían adiós. Nicholas moría de ternura y orgullo al ver a Amelia en esa situación

—Oigan creo que les faltó algo —dice Amelia mirando a los niños y haciéndoles una seña que faltaba Nicholas.

Rápidamente se fueron contra Nicholas, el solo sonreía y los apapachaba. Mientras Amelia se reía de él.

¿Cielo o Infierno? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora