Capítulo 9

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La próxima vez que se despertó, no lo hizo en la nave, sino en la enfermería. Gimió suavemente y se reincorporó en la cama médica.

—veo que te has despierto, bien —dijo Siena a su lado.

La mujer insecto estaba sentada de espaldas a él revisando alguna investigación o notas, él no lo sabía con exactitud.

—sí —graznó.

Oh, su voz sonaba horrible.

—tu herida ha sanado correctamente, quizás no cure por completo la cicatriz, pero por lo menos no morirás de una infección. Jarran logró detener el sangrado, sí, pero las vendas improvisadas pudieron haberte dado cualquier infección peligrosa —informó ella.

Vass se miró el brazo, en todo ese tiempo, no ha tenido la oportunidad de hacerlo. En lugar de la herida tenía un rayón bien marcado que contrastaba con el tono de su piel.

—genial, ahora me veo más rudo —dijo él mientras le guiaba un ojo a Siena.

Ella puso los ojos en blanco y la comisura de sus labios se elevó unos milímetros.

—sal de mi enfermería.

No necesito que se lo dijera dos veces. Agarró sus cosas, salió de la sala y se encaminó a su habitación. Dios, podía oler su aroma a sudor y sangre desde que despertó. Necesitaba bañarse.

Cuando hubo terminado recibió una llamada de su capitán para hacer el reporte.

Jarran y Parei estuvieron allí también cuando las puertas del control de mando se abrieron. Se alineó con sus compañeros y Parei le entregó su datapad a Khoran. Vass se acercó para entregarle la memoria en las manos de su capitán y sintió que un escalofrío recorrió su cuerpo. No entendía de donde venía y temía que fuera una posible futura infección. Aún no estaba familiarizado con la alta tecnología de la bahía médica de Siena. Podría ser que no curará por completo su brazo.

—¿eso es todo? —preguntó Jarran a su lado.

Khoran lo estaba viendo. Era como si ocultara algo. Entonces lo recordó. La copia que había hecho en su dispositivo. Casi la deja caer al suelo, pero logró agarrarla entre sus manos y el pecho antes de que suceda. Esperaba que Khoran no se hubiera dado cuenta. Quizás alguien le informó, quizás Siena revisó sus archivos y notó que tenía los de la misión. Él estaba dormido, no pudo saber que había pasado en las horas que estuvo inconsciente. Él asintió a todos y los despidió hacia la salida. Se quedó un segundo de más antes de acercarse a la puerta.

—espera, Vass —dijo de repente Khoran.

Su estómago se contrajo. Cerró los ojos unos segundos antes de abrirlos y ver la puerta. Se dio la vuelta y se quedó esperando la orden.

—buen trabajo allá abajo —felicitó.

Contuvo el suspiró de alivió y asintió.

—gracias jefe, siempre hago mi mejor trabajo.

—me gustaría que te reunieras conmigo en cinco minutos en la puerta de mi habitación, quiero charlar sobre ese dispositivo tuyo que inventaste.

Estaba seguro que él color se le fue de la cara. Tragó saliva. Él debía de saberlo. Alguien tenía que haberle dicho.

—sí, capitán.

Salió lo más rápido que pudo de la sala de mando y se encaminó hacia la habitación de Khoran. Podía sentir los pasos pesados de su capitán detrás de él. Cada nervio de su cuerpo le decía que debía correr. No obstante, eso sólo agregaría más sospechas.

Ecos en las estrellas, parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora