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Era curiosa la manera en la que Brian casualmente pasaba casi todos los días en frente del trabajo de Roger

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Era curiosa la manera en la que Brian casualmente pasaba casi todos los días en frente del trabajo de Roger.

En un momento, Brian entro, Roger lo miro divertido.

—Hasta que te animas a entrar. ¿En qué te puedo ayudar?

Brian suspiró unos segundos y hablo.

—Dame tu número...

—¿Mi qué? —Se hizo el tonto.

—Me escuchaste.

—Nop, no lo hice. —Dijo el suavemente, claramente riendo para el mismo.

—Solo, dame tu número Roger.

—¡Ah, eso!—Roger río suavemente, apunto su número en un papel algo arrugado y se lo dió a Brian. —Disfrutalo.

Brian lo guardo, luego mordió sus labios mirándolo.

—Quiero invitarte a cenar.

—Oh wow, que caballero. —Dijo Roger y sonrió mirándolo —Me encantaría, ¿Cuando sería?

Brian sonrió ampliamente y hablo.

—Hoy, a la hora en la que sales.

—Termino todo a las 6:30pm ¿No te importa esperarme?

—No, tranquilo... ¿Te ayudo en algo?

Roger sonrió y asintió.

...

Brian bajo la cortina de metal y Roger puso los candados, ahora ya desocupados, Roger se tomó el atrevimiento de agradecerle a Brian besando su mejilla.

—¿Nos vamos? —Dijo el rizado nervioso.

—Claro.

Brian iba a empezar a caminar cuando el clásico desbloqueó de puertas de auto llamó su atención, paro de moverse y miro a Roger el cual lo miro también.

—¿Subes?

Brian sonrió y asintió, se subió con el.

—Dejame te presento a mi hermosa máquina, Harold...

—Creo que sabes con antelación que no me gusta que me llamen Harold... —Dijo el rizado rascando su nuca.

Roger negó mirándolo mientras emita un sonido con su lengua.

—Le apode a mi auto Harold.

Brian sonrió levemente y lo miró, Roger apartó la vista nervioso y arranco empezando a manejar.

...

Roger reía suavemente ante el estúpido chiste de Brian, este solo sonreía al verlo.

—¿Que tienen que ver las cabras con los murciélagos? ¡Es un chiste muy malo! —Dijo entre carcajadas el rubio.

—No es un chiste tan malo porque te estás riendo... —Dijo Brian divertido, el rubio negó y lo miro amoroso.

—Callate... —El rubio mordió su hamburguesa mirándolo fijamente, al tragar, hablo— Está muy rico, Brian... Gracias por haberme invitado a comer.

—Está bien, lo hago con mucho gusto, Roger.

Roger sonrió sonrojado, mirando su plato con la hamburguesa a medio comer.

...

Caminaban en silencio, habían dejado el auto estacionado en algún lado cerca del parque en el que caminaban, entre el silencio y la luz de la luna, se sentaron debajo de un árbol a conversar.

Pronto se encontraban cerca, mirándose fijamente mientras hablaban.

Cuando los temas terminaron, empezaron a acercar su rostros y al finalizar se besaron muy suavemente.

Un nuevo inició para ambos.

Volver a comenzar. [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora