Volver a comenzar. [Maylor]

★

Era un mal novio.

Ritchie lo miraba fijamente mientras ambos cenaban.

—Tu aún estás enamorado de Roger... ¿Verdad?

Brian dejo de comer para mirarlo.

—¿Qué?

Ritchie repitió.

—Tu aún estás enamorado de Roger...

Brian lo miro atónito, no sabía que decirle.

Ritchie lo miraba con lágrimas en los ojos.

—¿Que hubiera pasado si no te encontrabas con el? ¿No fingirias conmigo como lo haces ahora?

—Ritchie, yo... Yo siempre te quise, y tú me gustabas, me gustas... Pero Roger... Yo...

—Brian, te besaste con el, yo los ví... Estaba fuera de la tienda cuando los ví besándose.

—Ritchie lo lamento muchísimo.

El más pequeño sollozó y lloró levemente, Brian se sentó a su lado tomando sus manos.

—¿Que tiene el que no tenga yo?

—No te compares, es que... Yo nunca deje de quererlo, mira, yo sé qué tal vez he sido un mal novio todos estos días, y lo siento mucho, pero... Es que no se cómo explicarte.

—Solo explícame y podré entenderlo.

—Yo... Yo estuve con Roger casi un año entero, yo tenía 16 y el 14, nos queríamos mucho, pero el se volvió adicto y por el bien de ambos, lo terminé... La verdad es que yo nunca lo deje de amar, Roger fue mi todo, y a pesar de que trate de olvidarlo, siempre había una chispa de mi cuerpo que lo llamaba... Te conocí y lograste curar muchas heridas, la verdad es que te amo, pero... No como amo Roger. Pero podemos estar juntos, te prometo que no volverá a pasar.

Ritchie entiendio, y a pesar de que sentía mal, aún lo amaba.

—Brian te amo... Sin embargo nunca fuiste mío. —Ritchie sollozó y lo miro fijamente— No quiero aferrarte a estar conmigo y no ser feliz... Si tienes una oportunidad con Roger, arriésgate. Se feliz... Yo no voy a amarrarte.

Ritchie dejo un casto y último beso en los labios de Brian, se levantó de la mesa y fue caminando mientras lloraba a el baño, donde se encerró.

Brian se quedó en el comedor, llorando suavemente. Decidió salir al jardín a tomar aire.

...

Ritchie se había ido un par de días después.

Y con el, se había llevado todo lo que podía hacer que Brian lo recordará, como si nunca hubiese existido.

Brian con el pasar de los días, logró sentirse mejor, y a pesar de que sabía que le había hecho daño a Ritchie, esté le dijo el día que se fue algo que lo reconfortaba.

"No te culpó, así que tú no lo hagas, no estoy enojado, ni mucho menos siento rencor, Brian. Si yo fuera tu, iría a buscar mi felicidad, creo que es lo que deberías de hacer, busca a Roger y amalo más de lo que me amaste a mi, hazlo tan feliz o más como me hiciste a mí."

Sin embargo, Brian no lo había buscado éstos días, casi cuatro días desde que Ritchie se había ido, no porque no quisiera, tampoco porqué no tenía su localización

La verdad, es que no lo buscaba porqué no sabía que decirle, porqué tenía miedo al rechazo.

Roger sin embargo, estaba ansioso de ver a Brian, confesarsele como cuando era un adolescente, nervioso, diciendo muchas tonterías y dándole una pequeña flor que arrancó de un arbusto cerca del Hyde Park.

Pero, también tenía miedo.

...

—¿Que hago, Fred? —Dijo Roger triste mientras jugaba con sus manos, su taza de té vacía, Freddie pintaba sus uñas escuchándolo atentamente.

—Pues, Brian ha sido el que te ha buscado las últimas veces, cuando terminaron, cuando se reencontraron, cuando te rogó que le dijeras algo... Creo que es justo que tú lo busques está vez, muestrale interés.

Roger lo miro pensante, hablo.

—¿Y que hago?

—Lo que te dije la otra vez.

—No me lo voy a coger, Freddie... Mi cuerpo ha cambiado demasiado, el de Brian también, ni siquiera se si lo nuestro funcione nuevamente.

—Solo ve, dile que te encanta, lo besas, y hablan. Ya si ustedes hacen otras cosas, que yo sé que pasarán porque lo sé todo, es muy cosa de ustedes.

Roger miro sus nuevos zapatos púrpura mientras un suave rock de los 45s sonaba en la radio, mordió su labio nervioso.

...

Manejaba nervioso a la casa de Brian, tratando de ser un gran individual para el, con una flor amarilla recién cortada del pasto y en su mente repasando que diría.

Al llegar, tocó nervioso la puerta y cuando la abrieron, los ojos se le iluminaron mientras miraba con gran admiración y cariño al rizado que tenía en frente.

Vaya, de verdad que lo amaba.

No tenía nada que perder, después de todo era un joven, joven y loco.

Y si algo salía mal, pues tomaría las llaves de su auto y saldría a la velocidad de la luz de ese lugar.