helicóptero

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Salimos a la carretera y, sorprendentemente, estaba vacía. Por fortuna, encontramos una cabina de llamadas. Jackson escribió un número y llamó; en unos minutos, un helicóptero estaba llegando.

El helicóptero aterrizó y Jackson subió, pero yo no lo hice y empecé a apretar mis manos con fuerza.

-¿Qué te pasa, cariño mío? -me preguntó Jackson, preocupado.

Suspiré y respondí:

-Es que desde muy pequeña yo... le tengo miedo a las alturas, y solo la idea de estar arriba me pone nerviosa.

Él sonrió suavemente y tomó mi mano.

-No te preocupes, estaré contigo en todo momento y te abrazaré si es necesario -me dijo antes de acariciar mi cabello.

Tragué saliva y apreté su mano fuertemente.

-Aquí voy, tranquila, Cleo -dije murmurando para darme fuerzas.

Subí al helicóptero y me senté, esperando ansiosa que se elevase. Empecé a mover mi pierna de arriba a abajo, de tanta ansiedad que tenía. Jackson, al ver esto, puso su mano sobre mi muslo y lo apretó suavemente.

Lo miré y él notó mis ojos llenos de miedo. Agarró mi cabeza suavemente para abrazarme y suspiré un poco aliviada. Cuando el helicóptero empezó a elevarse, cerré los ojos con todas mis fuerzas. Después de unos cuantos minutos, Jackson habló:

-Mira, cariño.

-No puedo -le respondí.

-Nunca me alejaré de ti, no te dejaré sola.

Estas palabras hicieron que lo soltara un poco y mirara hacia abajo. Era una vista hermosa, pero al ver la altura en la que nos encontrábamos, dije:

-Ya es mucho.

Antes de volver a cerrar los ojos y ocultarme en su pecho.

Para mí, había pasado una eternidad hasta que aterrizamos y, cuando bajamos, Lucas llegó corriendo.

-¿Se encuentran bien? -preguntó temeroso.

Jackson lo miró fríamente, como si estuviera enojado, y lo agarró del cuello de la camisa.

Sus hombres rápidamente bajaron la cabeza y yo me quedé paralizada.

¿Qué demonios estaba pasando? me pregunté en mi cabeza.

-Te dije que si dejabas que le tocaran un solo cabello, yo mismo te mataría -le dijo Jackson amenazante.

-¿Sabes lo que pasó, Lucas? -le preguntó.

-n-n-

Lucas tartamudeó nervioso.

Jackson se acercó aún más a su rostro y dijo:

-¡tiene una maldita bala incrustada en el hombro! -le gritó antes de soltarlo.

-Quiero que consigan al mejor doctor, ¿escucharon?

-¡Sí, señor! -gritaron todos antes de salir en fila.

-¿Y tú qué esperas, Lucas? ¡Ya lárgate! -le dijo con desprecio.

Lucas salió casi corriendo y Jackson volteó a mirarme; su mirada rápidamente se tornó dulce y me sonrió cariñosamente.

-Ya te van a sacar esa bala, cariño.

Apreté un poco la mandíbula.

-¿Y las tuyas?

Él miró sus heridas vendadas.

-Oh, eso no importa, también sacarán esas balas pronto. Cariño, no te preocupes.

Jackson tomó mi mano y comenzamos a caminar juntos.

-Jackson, esta no es la casa de antes.

Le dije y él me miró de reojo.

-Ellos ya saben nuestra ubicación, no podemos regresar a esa casa.

-Oh.

Respondí comprensiva y él sonrió.

-Oye, ¿cómo dijo el señor Enrique cuando nos casamos?

Yo me reí y golpeé su brazo suavemente.

-¡No somos pareja!

-Aún.

él me guiñó el ojo y los dos nos reímos.

A lo lejos escuché a dos hombres que trabajaban para Jackson decir:

-Es la primera vez que lo veo feliz.

Murmuraron entre ellos.

No le tomé importancia y continué caminando por la casa junto a Jackson.

Una Serpiente Domesticada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora