cariño...

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Narra Jackson

Salí corriendo de la oficina y dije, enfurecido:

-¡Preparen el jet!

El personal asintió y, en unos minutos, estaba subido en mi jet privado. No llevaba nada, no llevé mi ropa, absolutamente nada. Lo único que me importaba era la vida de Cleo. Movía mi pierna de arriba abajo, estresado. Estaba tan concentrado en mis pensamientos hasta que Lucas tocó mi hombro, preocupado.

-Jackson, tienes que calmarte.

Apreté la mandíbula y volví a mirarlo.

-¿Cómo quieres que me calme? Ese psicópata hijo de perra tiene a mi mujer.

-Lo sabemos, pero Cleo llegará sana y salva.

Suspiré pesadamente y asentí.

Habían pasado aproximadamente seis horas y, apenas bajé del jet, caminé rápido mientras les decía a mis hombres:

-Quiero que averigüen dónde están en menos de dos minutos. Si no lo logran, todos están muertos.

Ellos se miraron entre sí y asentieron, un poco asustados.

Y así fue, en menos de dos minutos ya sabían dónde estaban. Llegamos al lugar y era un sótano. Agarré una pistola y rompí la puerta.

La primera vista que tuve fue la de Cleo colgando de unas cadenas, ensangrentada. Mi corazón se encogió y corrí rápidamente hacia ella. Mis hombres también actuaron de manera rápida, rompiendo las cadenas y haciendo que Cleo cayera en mis brazos. Tenía cortadas profundas en sus brazos y piernas.

-Cariño... -murmuré en voz baja mientras la miraba.

-Jackson, tenemos que llevarla a un médico -me dijo Lucas.

Tomé a Cleo firmemente en mis brazos antes de salir en busca de un médico.

Una Serpiente Domesticada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora