Capítulo 11 "Torturada y Echada"

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NOTA: éste capítulo es muy perturbante. Lo siento. XD

Escuché a Rico bajar las escaleras corriendo. Me asusté y comencé a respirar rápido.

-Rico: ¡CÁLLATE!

Corrió a cachetearme, duro, me dejó toda la cara moreteada. Y me quitó el teipe con fuerza.

Estaba molesto y sujetó con fuerza y precición el palo raro.

Lo comenzó a introducir por mi vagina agresivamente. Yo gritaba y gritaba, me dolía demasiado. Le decía que parara, que al menos lo metiera poco a poco. Pero no me hizo caso. Más rápido y más fuerte empujaba para meterme ese palo raro lo más posible.

Me retorcía del dolor y de la angustia. Pensaba que me saldría sangre.

Ya una vez dentro, comenzó a sacarlo y a meterlo todas las veces que quiso, siempre rápido. También usaba sus dedos, movía mi clitoris velozmente. Después de tanto dolor y sufrimiento, comencé a hacer uno que otro gemido. Eso como que no le gustó y lo sacó, me golpeo con ese palo en los senos y lo volvió a introdicir. Pero ésto no fue lo peor. Una vez dentro, apretó el botón de encendido.

Grité con todas mis fuerzas y las lágrimas se me salían solas. Sentía el corrientazo hasta en las orejas, sentía que todo dentro de mi se estaba rompiendo. Estaba destrozada.

Después de una eternidad en lo mismo, sacó el palo y se fue del cuarto. Yo estaba demasiado cansada como para preocuparme por escapar.

Al regresar Rico, llega con látigos largos de plumas, y de cuero. Los coloca en la mesita y agarra los ganchos de ropa. Uno me lo puso justo en el pesón izquierdo, y el otro en el derecho. Me dolía pero no quise gritar, yo lo miraba fijamente y con mucha rabia.

Después que ya tenía esos dos ganchos, comenzó a ponerme más y más, en TODOS los senos, en todas las partes posibles. Ya estaba morada, no aguantaba, me picaba y me ardía.

Subió y bajó con un balde lleno de agua fría y con muchos hielos. Ese balde me lo hechó completico en todo el pecho. Grité porque no aguantaba la quemazón, es una sensación horrible e indescriptible.

Me quitó todo, me metió otra pastilla y se fue.
Me quede dormida.
Recuerdo que desperté, pero esta vez, boca abajo.

-Sarah: Rico, por favor... ya basta...

Con el látigo de plumas comenzó a hacer lo mismo que la otra vez, comenzó desde mis pies y terminó en mi espalda. De repente no me toca ni nada, volteo a ver qué está haciendo y se estaba quitando la ropa.

*otra vez no* pensé. Y puse mi cara de tristeza, trague un poco de saliva y cerré los ojos. Ya estaba preparada para lo que venía.

Comenzó con sus dos dedos a tocarme la boca, fue bajando lentamente y "sensualmente" hasta mis pesones, los apretó duro (sí, yo seguía boca abajo) que pegué un pequeño gritico, siguió bajando con los dos dedos, haciendolos "caminar" lento por toda mi espalda hacia mis nalgas.

Al llegar allí comenzó a lamer mi ano. Metió sus dos dedos y comenzó a girarlos. De inmediato se montó sobre mí (no tan rápido) y comenzó a penetrarme. Primero comenzó lento, después fue aumentando la velocidad hasta que acabó dentro de mi.

Me dio mucho asco. Más del que tenía ya.

Se bajó, agarró el palo y se volvió a montar, me volvió a penetrar mientras que con el palo raro me daba corrientazos en la espalda.

Cuando estaba a punto de acabar me dá un corrientazo abajo (en mi vagina) para que yo por la reacción suba y mantenga el trasero levantado. Acabó en mis nalgas.

Se dirigió hacia mi rostro, hizo que abriera la boca y la metió en su pene. Hice lo que de pequeña me obligó a hacer y acabó en mi cara.

Se fue y me dejó así por un largo rato.
Baja.
-Rico: hola. Sarah, ya estamos terminando. Tomate esto. Es agua de verdad.

Sí era agua, y me la tomé, de la forma más incómoda posible. Pero el agua tenía droga. Así que me quedé dormida, y al despertar estaba de nuevo amarrada, pero esta vez sólo de las manos, y estaba guindada.

-Sarah: dijiste que ya estábamos terminando.

-Rico: y así es. Pero todavía falta el final.

Agarró el látigo de cuero y un cigarrillo. Mientras fumaba también me golpeaba fuerte. Cuando ya estaba roja de tantos golpes, y a él ya se le estaba acabando el cigarro, me lo puso en el brazo, me dejó marcas, hizo punticos, que formaban una letra: R.

Fue a buscar una cuerda, al regresar me amarró (mal hecho, por cierto) y me dió una pastilla. Luego subió "ya vuelvo".

Escupí la pastilla en un lugar dónde no la pudiera encontrar.

Trajo las llaves de las esposas y me soltó, primero la derecha y después la izquierda (mi hice la drogada). Me llevó a la puerta de esa casa y me dijo que me fuera mientras se reía (yo aún estaba desnuda).

Me alejé y cerró la puerta. Rápidamente me quito las cuerdas mal puestas que me colocó y me escabullo por la ventana de la cocina. *maldito, me vengaré de ti.*

Busqué un cuchillo de los más grandes y me escondí. Él venía a la cocina, abrió el refri y se quedó allí bebiendo alcohol. Esperé hasta que se emborrachara. Estaba ya en su cuarto viendo una película.

Salí de la cocina, me fui a su cuarto y me le tiré encima, el cuchillo lo clavé directamente en su pene. Una vez incrustado, comencé a darle vueltas y a meterlo y sacarlo.
Mientras se quejaba, quité el cuchillo y lo incrusté, ahora en su pecho. Me le acerqué, al punto de que mis labios estuvieran muy cerca de los suyos.

-Sarah: debiste haberme matado cuando tuviste oportunidad.

Le di una última vuelta al cuchillo y Rico murió.

Los vecinos habían visto a una mujer desnuda y llena de sangre, así que llamaron a la policía.

Yo sabía que no tardarían en venir y me meterían presa por asesinato y robos. Así que me lancé en la cama. Observé la R y medité.

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