Capítulo 9 "Todo lo malo me pasa a mi"

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Falipe juró vengarse. Pero ya a los 22 era fuerte y tenía armas en la casa por si a caso. Yo vivía con Joel y con Alexander (Alex).
Supe que era el amor de mi vida, ya que cuando tenía 10 años aproximadamente, había soñado con un tal Alex.

Alex era abogado, Joel era asistente de una de las maestras del Centro de Recreación para niños Especiales, y yo, yo pues, como me había gustado la idea de robar, me quedé trabajando como secretaria en el banco y pues, sí, robaba dinero, pero siempre era poquito para disimular.

-Alex: amor, debo salir a comprar comida al súper. Vuelvo luego.

-Sarah: Okis.- le doy un beso.-

-Joel: Sarah ¿podemos salir?

-Sarah: sí ¿a dónde quieres ir?

-Joel: al cine.

Fuimos al cine, pero le avisé al móvil de Alex. Me extrañó que no respondiera, pero no le di importancia.

Al llegar a casa, en la noche, no había nadie, la casa estaba sola. Llamé a Alex y no me contestó. No me preocupé, me imaginé que estaría en una conferencia urgente o algo así.

Entré a mi cuarto y Joel al suyo. Apagamos las luces y dormimos.

Al día siguiente me levanto y no tengo nada registrado en mi telefono de Alex, así que me preocupo y lo llamo, pero tiene el cel apagado.

Voy a despertar a Joel para desayunar y me doy cuenta que no está. Comienzo a buscar desesperadamente a ambos por toda la casa, pero no, era obvio que estaba sola. Intenté llamar a la policía nacional pero las líneas telefónicas estaban dañadas, o desconectadas.

*genial, todo lo malo me pasa a mi. ¿es que nunca puedo descansar en paz?* lo pensé.

Intenté salir de la casa y la puerta estaba cerrada, no sé cómo lo hicieron que no podía salir ni por el sótano, ni por la trasera o delantera, y menos por las ventanas, estaban completamente selladas.

Desesperada me dirigí a la cocina a buscar un cuchillo, pero de repente me olió a gas. Supuse que había alguien adentro ya que al despertarme no olía a gas. Hice completo silencio y me escondí debajo del sofá, asechando, esperando escuchar el más mínimo ruido, para así, salir corriendo y poder escapar. Pero nada se movía y el olor aumentaba cada vez más.

*sí soy gafa, puedo perfectamente romper la única ventana que no estaba sellada y saltar por allí, lástima que es la de mi habitación que está en el tercer piso, creo que si me lanzo, puede que muera, pero puede que no. Así que me arriesgaré.*

Rompí la ventana y me asomé hacia abajo. Claramente no iba a estar sólo el césped, sino que el bandido se aseguró que no viviese, porque justo donde (si me lanzaba) podría caer, habían varios bloquecitos de ladrillo donde parecía que habían pegado con cemento botellas partidas, que si yo caía me las iba a enterrar, claro, es vidrio roto.

*¿qué coño hago ahora?*

Estaba toda angustiada y desesperada, no sabía qué hacer.

De repente escucho que abren de una patada la puerta central. Bajo corriendo y Alex corre a abrazarme.
- Hay que irnos de aquí. Corre.

Salimos, hablamos. Me contó que Felipe junto a dos hombres más habían hecho esto.

Buscamos a Joel pero no lo encontramos, nadie sabía dónde estaba.

Recibo una llamada: nececito que vayas al centro comercial más cercano que tengas. Allí, junto a la fuente, nos vemos.

Me colgó. Le dije a Alex y nos largamos.

Al llegar allá, veo a Felipe sentado junto a la fuente.

-Sarah: ¡¿qué coño haces aquí?! Y ¡¿dónde está mi hermano?!

-Felipe: no me gusta cómo tu amiguito me está mirando, dejenme recordarles que estamos en un lugar público, por favor.

-Sarah: Mi hermano.- le dije con voz firme y sin quitarle la mirada amenazante.

-Felipe: ¡Joel, ven aquí!

Se acerca Joel con un arma en el bolsillo, no creo que alguien lo notara pero Alex y yo sí.
-Sarah: hermano ¿qué haces con esa arma?- le dije calladita.-

-Joel: tranquila, es para defenderme.

Sinceramente no le entendí, porque era evidente que cualquiera que prestara atención podía ver su arma.

-Felipe: Joel.- se acerca a el con una sonrisa de hipócrita- ya sabes qué debes hacer. Tienes que liberar a tu hermana de sus horribles pesadillas que siempre la hacen gritar. Tienes que hacer que sea feliz de nuevo, y si haces lo que te dije volverán a ser como antes.

Joel sacó su pistola y me apuntó.
-Joel: hermana. Por fin podremos ser felices para siempre.

-Sarah: ¡¡NO, JOEL, NO!!
Le gritaba desesperadamente llorando, no podía creer lo que estaba a punto de hacer mi propio hermano, la única persona que amaba en ese mundo. Claro que él pensaba que lo que hacía era correcto, pero...

*PLOH*

-Sarah: ¡¡ALEX, NO!!

Alex se había puesto en medio de mí para que la bala no me tocara, me le tiré encima y comencé a decirle todo lo positivo de él, que lo amaba y que había encontrado mi felicidad en él.

Todas las personas salieron corriendo, y claro está, llamaron a la policía.

Alex murió, Felipe fue arrestado (de nuevo) y... Joel igual.

Luché y luché para sacar a joel de la cárcel pero se me era imposible. Ya que estaba falta de dinero. Lo único que se me ocurrió: robar el banco donde trabajaba de cajera.

Eso hice, lo robé y pues, me cacharon. Pero yo tenía un arma, así que comencé a disparar, a mi no me importaba nada, maté creo que a 18 personas, y me fuí con el dinero.

Corriendo tuve que pasar por un cayejón, donde habían drogadictos, bándalos, ya saben, los malotes del barrio. Obviamente me vieron la bolsa y me quitaron todo, pero para variar me golpearon toda y me dejaron muy muy mal.

Toda adolorida salgo del barrio y me siento en un banquito.
No puedo creer a quién me consigo: Rico.

#LaSometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora