Capítulo 5 "Sangre de asesinos"

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Al amanecer escuchamos un ruido que provenía del sótano, así que nos escondimos rápidamente Felipe y yo.

Se abrió y salió Rico, sí, era ese enfermo mental, con sangre en el rostro y completamente sucio. Me le abalancé encima y le mordí la nariz fuertemente, le arranqué un poco de su piel. Felipe sujetó una pala y lo golpeó durísimo, se desmayó.

Bajamos corriendo y encontramos a mamá amarrada a una silla, dormida, desnuda y llena de sangre; mientras intentaba despertarla, la examiné y no tenía ningún rasguño grave.

De una habitación sale Felipe, cansado y con voz seria me dice "creo que encontré a tu hermano..." obviamente me preocupo y voy corriendo a verlo, estaba en una habitación muy pequeña y oscura, tirado en el suelo y llorando, mi corazón se paralizó por un instante, al igual que mi cuerpo.

-Joel: hermana- me dice levantando lentamente la cara del suelo, con una mirada de sufrimiento- sabía que vendrías. Mi papá me hizo mucho daño.

-Sarah: ¡hermano, por Dios!- corrí de inmediato directo a abrazarlo, lo sujeté con fuerza allí tirados en el suelo mientras ambos llorabamos.

-Felipe: Sarah hay que irse.

Desatamos a mi mamá y la envolvimos con una cortina que encontramos... justo cuando nos estabamos alejando de la casa, sale corriendo Rico y comienza a perseguirnos, Felipe llama a la policía, yo sujeto de la mano a mi hermano y nos vamos corriendo hacia la afuera del bosque, mientras mamá intenta detenerlo.

Corrimos todos hacia un parquecito, escondí a Joel y salí a defender a mamá, Felipe también me ayudaba, solo que Rico podía con nosotros. A mamá la desmayó de un golpetazo en la cabeza con una piedra, a Felipe le estripó *las pelotas* con sus propias manos y a mi me arrastraba por todo el cochino suelo del cabello. No quería ni mirar hacia donde estaba Joel.

-Rico: oh, Joel... ¿dónde estás mi querido amiguito?

-Sarah: ¡CORRE! ¡JOEL CORRE!
Gritaba desesperadamente, llorando.

Rico se acercaba cada vez más al parquecito, me tenía por los pelos, arrastrándome.

Y de pronto se escuchó un balazo. Rico cayó al suelo. Volteé desesperadamente a ver quién había sido.

-Sarah: ¡JOEL!

No podía creer que había sido mi propio hermano. Corrí hacia él y le pregunté que de dónde sacó el arma, dijo que estaba escondida en el tobogán.

El disparo había dejado a Rico herido, pero podía caminar aún.

-Felipe: deben irse, mi padre, el sheriff, vendrá pronto.

-Sarah: ¿tu padre es el sheriff?

-Felipe: sí...

Cogí a mi hermano y nos fuimos, dejando a mi madre con la policía.
Sabía que si volvíamos a casa, meterían preso a mi hermano por intento de asesinato. Ahora no teníamos casa, ni comida, ni nada, fue como el día en el que nos abandonaron nuestros padres. ¡NUESTROS PADRES! Eran asesinos, miré a Joel y pensé "tenemos sangre de asesinos, no quiero que mi hermano sufra por nada, si algún día nos atrapan, diré que fui yo la que le disparó a ese viejo enfermo".

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