Capítulo 12 "Esa es mi historia"

245 12 2
                                    

*No tengo casa, no tengo Novio, perdí a Joel, no tengo futuro, puede que me metan presa.* volteé a mirar a Rico y suspiré.

Me levanté de la cama, fui al baño, cerré la puerta, me metí en la bañera, cerré la cortina, abrí el agua tibia y me dí una ducha, quitandome la sangre y el sucio que tenía. Salí y me sequé lento y suave.

Caminé hacia la habitación de al lado de dónde estaba Rico, abrí el closet, jurungué la ropa y me puse lo más sensual y de fiesta que encontré. No sé de quién era esa ropa y no me importaba.

La ropa interior era negra, las pantis, medio transparentes. Me coloqué un vestido rojo, más o menos corto, me llegaba por encima de las rodillas, no era tan pegado. Con un bonito escote y la espalda descubierta; en la cintura tenía un cinturón de perlas blancas. Los tacones eran negros como la noche, con adornos blancos brillantes. Me puse unos aretes largos y transparentes, tenían forma de una cruz; y una pulcera roja con pequeños diamantes resplandecientes. Me planché el cabello, y después me hice los rulos, justo al final, mi cabello se veía fantástico. Me pinté las uñas de rojo, la de las manos y la de los pies. Me coloreé los labios del rojo más oscuro, luego me heché un brillo. Me sombrié los párpados de un color negro muy clarito, con blanco. Las cejas me las retoqué y me heché mucho, mucho rimel en las pestañas. Jamás me había visto tan hermosa.

Me dirigí a la entrada, allí había un espejo enorme, agarré el lápiz labial, y utilicé un espacio del espejo para escribir: Te Amo Joel. Nos vemos del otro lado.

Fui a la cocina y agarré un cuchillo, agarré también una silla y la llevé a la entrada, junto al espejo. Busqué una mesita y la coloqué justo al lado de la silla. Busqué un pañito limpio y un cuchillo limpio, para no lucir tan fea, ni sucia. Coloqué el pañito doblado cómo si estuviera listo para guardarse, en medio de la mesita, encima, coloqué el cuchillo de forma ordenada.
Busqué una papelera y la coloqué del otro lado de la silla.

Con un cuchillo en la mano, (no era el mismo que el de la mesita) me siento y comienzo a cortarme en la muñeca derecha, (que es donde estaba la mesa con el paño y el cuchillo) me dolía, pero quería seguir, no quería vivir más. Ya quería acabar con tanto sufrimiento.

Seguí, y seguí, hasta que salió un chorrote de sangre, creí haber tocado la vena. No sentía la mano, ni la muñeca. Todo el brazo me palpitaba, después comencé a sentir calambre, desde el brazo hasta el pecho.

Del lado izquierdo tenía la papelera, así que boté el cuchillo y me acomodé en la silla para descansar en paz.

Los ojos se me iban a salir, cada vez que los abría, veía a mi al rededor como una cascada de sangre, todo rojo. Perdí el control de mis piernas, el de mis brazos, hasta el de mi cabeza. Ya no me podía mantener firme, estaba esparramada en la silla.

Al cerrar los ojos por completo, siento que me caigo, y me golpeo duro la cabeza. Al abrir los ojos, me encuentro en un lugar rojo completamente, encima de una alfombra que estaba flotando. Miro a mi alrededor y hay muchas más de ésas, y cada una tiene a una persona. Escucho gritos y miro hacia abajo, habían personas, parecían zombies, caminando sin sentido allí abajo. Miro hacia arriba y observo que más personas van cayendo. Algunas se quedan en las alfombras, mientras que otras llegan al suelo.

La alfombra siguió flotando hasta un rumbo que desconocía.

Y me trajo aquí.
Esa es la historia de cómo llegué aquí.

-Persona en el infierno: wao. Me encantó. ¿Y Joel? ¿Crees que algún día lo vuelvas a ver?

-Sarah: Espero no verlo aquí. Creo que cuando él muera, irá al cielo.

-Persona en el infierno: Puajh.

-Sarah: Sí. Bueno, si algún día lo vuelvo a ver. Será en otra vida.

#LaSometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora