Snack nocturno.

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Un rato después, ya acostada, no podía dejar de darle vueltas a las últimas palabras que Elijah me había dicho antes de irse. Su voz resonaba en mi mente, grave, profunda, como si cada sílaba hubiera sido cuidadosamente seleccionada para dejar una huella en mí. Había algo en su tono... algo que haría que cualquier mujer perdiera la cabeza por él.

Suspiré, girándome en la cama por quinta vez en la última media hora. No quería admitirlo, pero había una parte de mí que se sentía intrigada por él, atraída por ese aire misterioso que lo envolvía como un velo imposible de descifrar. Cálmate, me dije, intentando convencerme de que no era más que una reacción natural. Claro, porque es totalmente normal que un vampiro Original te mire como si pudiera ver a través de tu alma y luego diga algo que te deje despierta toda la noche.

Esto es ridículo, pensé, apretando los párpados con frustración. Pero aun así, sus palabras seguían rebotando en mi cabeza, como un eco que no quería desaparecer. Elijah Mikaelson no era solo peligroso por lo que hacía... lo era por la forma en que podía hacerte sentir, incluso cuando sabías que no deberías dejarte llevar.

"Eso haría que cualquier mujer babeara por él", pensé, sin poder evitar una sonrisa irónica. Y aunque me rehusaba a ser una más en esa lista imaginaria, no podía negar que, por un instante, lo había sentido: esa atracción inexplicable, ese magnetismo tan propio de alguien que parecía no tener debilidades.

"No. No voy a caer en eso", me repetí mientras me daba la vuelta una vez más, intentando encontrar una posición cómoda para dormir. Pero, por mucho que intentara callar mi mente, no podía dejar de preguntarme: ¿Y si esta atracción es real? ¿o simplemente me gusta porque lo vi en la serie? Suspiré, frustrada. ¿Qué es el amor, de todas formas? No lo sé... y no creo saberlo por un buen rato.

"Maldita sea, Elijah", solté en voz baja, sintiendo una mezcla de rabia y resignación. Era absurdo que, después de todo lo que había pasado hoy, él fuera la razón por la que no podía cerrar los ojos. Grité en la almohada, buscando algún tipo de alivio, pero solo conseguí sentirme más cansada. Había sido un día largo, descubrir que solo soy un clon en otro universo... genial, pensé con sarcasmo. 

Suspire.

Intenté relajarme, pero justo cuando estaba a punto de rendirme, el hambre empezó a hacerse presente. Y, como si el universo estuviera conspirando en mi contra, escuché la puerta de la habitación de Elena abrirse. Me levanté, curiosa.

Me apoyé en la puerta, y no pude evitar escuchar el grito de sorpresa de Elena. ¿Qué demonios...? Alcé una ceja mientras espiaba por la rendija.Claro, ese brujo debe estar husmeando ahora.

—ELENA—exclamó Alaric, y por la reacción de ambos, parecía que casi se daban un infarto el uno al otro

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—ELENA—exclamó Alaric, y por la reacción de ambos, parecía que casi se daban un infarto el uno al otro.

—Escuché algo y ... —trato de hablar  Elena.

Alaric soltó una risita avergonzada, cubriéndose con las manos lo mejor que podía. Desde mi posición, me bastó con un vistazo rápido para notar que estaba completamente desnudo. Jenna, que parecía querer desvanecerse de la vergüenza, intentó disculparse.

—Ehm... eramos nosotros... bueno, no pensamos que hubiera alguien... —dijo, claramente abrumada.

—Pero, bueno... aquí estás —añadió Jenna, forzando una sonrisa tímida.

Elena, claramente atónita, intentó intervenir, pero las palabras parecían haberse esfumado de su boca.

—Solo... eh...

Alaric, intentando aliviar la situación, alzó un plato de comida.

—¿Quieres un poco? —ofreció, tratando de romper la incomodidad.

No esperé a que Elena respondiera.

—Yo sí, lo quiero —dije, saliendo de mi escondite y tomando el plato sin dudar—. Ya que me despertaron, tomen la responsabilidad —añadí con una sonrisa traviesa mientras bajaba las escaleras, dejándolos boquiabiertos por mi interrupción.

La verdad es que ellos no me despertaron, pero necesitaba una excusa para hacer algo más productivo que dar vueltas en la cama. Además, tenía hambre.

Antes de llegar abajo, grité desde la escalera:

—¡Por cierto, soy Yelena! Gracias por la comida, Señor—añadí, ya que no nos habíamos presentado formalmente.

—Bueno, parece que Yelena tenía hambre... —escuché a Elena comentar en voz baja.

—Yo estoy desnudo, así que... ya me voy —fue lo último que dijo Alaric antes de que me adentrara en la sala.

No me importaba mucho lo que pasara después. Me senté en un rincón oscuro de la sala, con la cuchara en la boca, saboreando lo que esos enamorados habían cocinado. Estaba sorprendentemente bueno, lo admito.

Apenas dos minutos después, escuché pasos descendiendo por las escaleras. Ya sabía quién era.

—Vaya, eres bastante silencioso —murmuré, lo suficientemente alto para que me escuchara. Sentí cómo se detenía en seco al final del pasillo.

—¿Jonas, no? —pregunté o mas bien afirme, tomando otro bocado de comida como si no estuviera en medio de una conversación con un brujo que podía noquear yo aun no era muy fuerte solo podía hacer truquitos.

Él no dijo nada, pero su sorpresa era evidente. No todos sabían que Elena tenía una gemela, y Elijah me había prometido no decir nada por ahora.

Jonas dio un paso atrás, claramente nervioso.

—¿Katherine? —preguntó, con el ceño fruncido.

—No, ella esta en una cueva reflexionando sobre la vida y tal vez muriéndose de sed quien sabe...—respondí, dejando la cuchara a un lado y levantándome—. Si ya hiciste lo que viniste a hacer, será mejor que te vayas. Ah, y dile a Elijah que espero que sepa lo que está haciendo —añadí, dándole la espalda.

Él asintió, confuso, y se fue sin hacer uso de sus poderes de brujo, lo cual agradecí en silencio. Suspiré y me dirigí a la nevera. Bueno, aún tengo hambre, pensé mientras llenaba otro plato.




Yelena con todo lo que paso :

Yelena con todo lo que paso :

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Quiero un final feliz [TVD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora