Yelena Gilbert.

88 19 2
                                    

Un malestar intenso invadía mi cabeza, como si estuviera a punto de explotar. No sabía si así se sentía la muerte, jamás la había experimentado, pero esto no era nada placentero como creía que sería. Si me preguntas... ¿realmente eso era la muerte? De repente, una punzada violenta me recorrió, obligándome a abrir los ojos de golpe. ¿No había muerto? ¿Qué pasó? Pero lo más extraño no era eso. Podía mover mi cuerpo.

—¿Qué pasa? —escuché una voz a lo lejos.

Confundida, intenté comprender lo que ocurría.

—Yelena, ¿estás bien? —volvió a preguntar esa voz.

¿Eh? Parpadeé varias veces, tratando de enfocar. ¿Qué...? La figura que me hablaba se acercó, encendiendo una lámpara al lado de la cama.

—¿Qué rayos...? —murmuré, completamente desconcertada.

—Yelena, te ves como si hubieras visto un fantasma. —La voz sonaba preocupada, pero yo estaba más que asustada. Lo estoy viendo, pensé. Esto no tiene sentido... ¿Estoy en The Vampire Diaries o solo es un sueño?

—¡Hey, Yelena! ¡Te estoy hablando! ¡Contéstame, me estás asustando! —insistió la voz, que se tornaba más urgente.

¿Contestar? No sabía qué hacer. Mi mente estaba en un caos total, pero tal vez debería decir algo, ¿no?

Abrí la boca para responder, pero en lugar de palabras, un grito desgarrador escapó de mis labios. Un dolor insoportable invadió mi cabeza, como si alguien estuviera apuñalando mi cerebro desde adentro. Era más que un simple dolor de cabeza, sentía imágenes y recuerdos que no eran míos, golpeando mi mente como una tormenta. Eran... recuerdos de otra vida. Todo era confuso, como si mi cerebro estuviera desbordado por recuerdos que no me pertenecían.

—¡Yelena, contesta! Si intentas asustarme, lo estás logrando —gritó la voz, sonando desesperada.

Un golpe suave en la puerta resonó. Otra voz femenina, más seria, llegó a mis oídos.

—¿Qué está pasando? —preguntó la mujer, su tono cargado de familiaridad, aunque no lograba reconocerla del todo.

—No lo sé, de repente comenzó a gritar.

—Está bien, hazte a un lado, yo me encargo.

Cuando el dolor finalmente disminuyó, los recuerdos que me habían invadido comenzaron a ordenarse lentamente en mi mente, aunque aún seguían siendo un caos. Pero lo más impactante fue darme cuenta de quién era. Estos no eran mis recuerdos... eran de alguien más.

Yelena Gilbert.

Eso era lo que decía mi mente ahora. Mi nombre era Yelena Gilbert, gemela de Elena Gilbert. Había llegado recientemente a Mystic Falls después de pasar un tiempo en un campamento exclusivo, al que solo yo había asistido. Elena, mi hermana mayor por solo cinco minutos, siempre había sido mi mejor amiga. Pero ahora, en estos recuerdos extraños, me veía como una versión en casi todos los aspectos. Ambas somos estudiantes destacadas, pero mientras Elena es la chica  mas popular y reservada, yo... bueno, soy un poco más decidida, o al menos eso decían estos recuerdos. Deportista, inteligente, empática y muy compasiva, aunque detestaba todo lo que oliera a popularidad.

Lo curioso era que, según estos recuerdos, yo existía, pero no salía en The Vampire Diaries. Mi historia no estaba en la serie. ¿Cómo podía ser eso posible? Era como si hubiera entrado en un universo paralelo.

—¿Ya estás bien? —preguntó una voz suave, que me sacó de mis pensamientos. Giré lentamente la cabeza y vi a Jenna, mi tía, mirándome con preocupación en los ojos.

En ese momento, los recuerdos confirmaron lo que ya sabía. Jenna. Era nuestra tía, la que nos había criado después de que nuestros padres murieran en ese trágico accidente. Era sorprendente cómo todo parecía tener sentido y, al mismo tiempo, no lo tenía en absoluto.

—Ah, sí... solo fue una pesadilla —respondí, tratando de sonar lo más convincente posible, aunque mi voz aún temblaba un poco. ¿Cómo se supone que debo actuar ahora?

—Está bien, Yelena. Descansa un poco más —dijo Jenna, acercándose para acariciar suavemente mi cabello, un gesto reconfortante que, según estos nuevos recuerdos, siempre había sido capaz de calmarme.

Me quedé mirando el techo mientras mi mente seguía procesando todo lo que acababa de suceder. No soy yo... o sí lo soy, pero no realmente. Soy Yelena, una chica que nunca apareció en The Vampire Diaries.

Esto no tiene sentido...

Al día siguiente, Elena se acercó a mí, su curiosidad evidente después de mi ataque de la noche anterior. Yo solo negué con la cabeza. ¿Qué se supone que le iba a decir? ¿Que no sabía qué estaba pasando? ¿Que no era su hermana... o tal vez sí? Estaba tan confundida que las palabras simplemente no salían.

—¿Te ayudo a desempacar? —preguntó Elena con una sonrisa amable.

Asentí sin decir nada y me moví a un lado. A pesar del torbellino en mi cabeza, sentí una pequeña ola de felicidad. ¡Podía moverme! Esa sensación era increíble. Mis manos se balanceaban en la dirección que yo les ordenaba sin ningún problema. Estaba tan emocionada por esa simple acción que casi olvidé que estaba en The Vampire Diaries. Al menos, por ahora, no me importaba. Lo importante, al menos para mí, era que ya no estaba postrada en una cama, sin poder ver el sol ni el mundo exterior. Por fin podía comer sola, bañarme y hablar. Estaba genuinamente feliz.

—Yelena, ¿qué haces? —preguntó Elena, frunciendo el ceño al verme tan absorta.

—Ah, nada... había una mosca, ya la espanté —respondí rápidamente, acercándome a ella mientras tomaba una de las maletas, sonriendo con entusiasmo.

Elena me observó por un momento, notando mi evidente emoción.

—¿Te pones tan contenta por desempacar? —preguntó con una risa ligera, claramente intrigada por mi felicidad no disimulada.

—No, es que... solo estoy feliz de estar aquí otra vez, con ustedes —respondí, aunque mis pensamientos iban más allá de esas palabras. Feliz de poder moverme.

—Oh, ya veo... —respondió con una sonrisa cómplice—. Bueno, tengo mucho que contarte —añadió, su tono melancólico, como si estuviera a punto de revelarme algún gran secreto.

Quiero un final feliz [TVD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora