"Since I left you"

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Frío. Mucho frío. Se percibía humedad. Casi podía sentir sus extremidades congelarse. Oscuridad. Ninguna luz que lo guiase por aquel pasillo. Dolor. Un inmenso dolor en la garganta, en el pecho, sus piernas también dolían, flaqueaban; seguramente porque había estado corriendo durante horas.

El aire comenzó a faltarle. Una tenue luz apareció al final del pasillo, saliendo de una habitación. Se acercó a ella, pero nada más abrir la puerta sintió como caia al vacío. Un vacío oscuro, frío y doloroso. Su memoria comenzaba a fallarle, ya no recordaba nada, no sabía quién era.

Oscuridad.

Frío.

Dolor.

Perdición.

Había caído en la perdición...

Bill despertó en su cama sudoroso y entre jadeos cortantes. Comenzó a respirar más rápido de lo normal, el aire realmente le faltaba en ese momento.Tragó duro, se incorporó quedando sentado en la cama y observó a su alrededor. Se encontraba sólo. La habitación estaba a oscuras y pudo observar en el reloj digital que eran las cinco y media de la mañana. Fuera estaba teniendo lugar una lluvia torrencial.

De nuevo tuvo aquella pesadilla. Hacía meses que no la había tenido y pensaba que realmente había superado esa etapa, pero no fue así. Cuando era más joven soñaba con aquello cada noche, mas desde que se mudó con Tom y comenzó a dormir con él todos los días, pareció que la cosa se había calmado y raramente volvía a soñarlo.

Pero esta vez fue algo distinto. Todo parecía más real, el frío lo sintió calándole los huesos, la oscuridad le dio escalofríos, los dolores le hizo incluso soltar algunas lágrimas y la sensación de sentirse perdido, de no recordar nada realmente la percibió de una forma bastante traumática. Como si perdiese el sentido del tiempo, de la realidad.

Se dejó caer en el colchón cuando ya se encontraba más calmado. Miró a su costado y observó el frío y vacío hueco a su lado. Tom había partido hacia el aeropuerto hacía ya tiempo, de eso estaba seguro. Pasó el dorso de su mano por el lugar y suspiró sintiendo sus ojos picar. Entonces una pequeña lágrima cayó por su mejilla hasta el colchón.

Enseguida se limpió la mejilla y giró en la cama. Siempre lloraba por Tom, y aunque intentase que no fuera así porque demostraba que era débil por él, no podía evitarlo. Dos semanas iban a estar separados. Dos semanas sin él a su lado, sin sus besos y sin sus abrazos. Pudo aguantar una semana a duras penas, aguantar dos iba a ser complicado.

Se sentía realmente solitario y frío. Deseaba sentir el cálido cuerpo de su novio envolverle en sus brazos y proporcionarle el calor necesario. Deseaba un beso suyo en la mejilla y entrelazar sus dedos antes de dormir. Eso es en lo que Bill se quedó pensando antes de cerrar los ojos y volver a intentar dormirse, con algo de miedo.

No quería volver a soñar aquello ni sentir lo mismo. Pero sólo era cuestión de suerte.

...

Tom subió al avión privado que le había proporcionado la empresa a él y a sus compañeros. Se sirvió una taza de café de la máquina que había en su interior y se sentó en el asiento más alejado que había de los demás. Sólo se limitó a observar el frío y lluvioso exterior por la ventana, con la mente en otra parte.

De pronto sintió una brisa de aire y a alguien sentándose en el asiento junto a él, no le prestó atención. Pensaba que podría ser alguno de sus compañeros y tampoco le importaba mucho. Llevó el vaso de café a su boca para tomar un sorbo de éste y de paso comenzó a darse la vuelta para ver quien había ahí, entonces se atragantó con el líquido al ver a la persona junto a él.

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