Pequeña sospecha

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Mientras Sarada se adaptaba a su inusual situación como bebé, las tensiones aumentaban en Konoha. Los Uchiha se reunieron en la casa de Mikoto y Fugaku, con el objetivo de resolver el misterio de la pequeña Sarada. Sin embargo, había un nombre que todavía no había sido mencionado: Itachi.

Itachi Uchiha, el hermano mayor de Sasuke, había regresado a Konoha por un breve período después de su misión. Al enterarse de que su familia estaba reunida en casa, decidió pasar a saludarlos. Cuando abrió la puerta y entró, se detuvo en seco al ver la escena: su madre sonriendo a la bebé, Sasuke con una expresión de incomodidad y Sakura con una mezcla de ternura y ansiedad.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Itachi, su voz calmada pero intrigada. Sus ojos se posaron sobre la pequeña Sarada, quien en ese momento miraba curiosa desde los brazos de Sakura.

Mikoto sonrió al ver a su hijo mayor.

—¡Itachi! Encontramos a esta bebé en el bosque y estamos intentando averiguar de dónde vino. ¿No es adorable? —dijo, sin poder contener su emoción.

Itachi se acercó, observando a Sarada con atención. A medida que su mirada se posaba en ella, una sensación extraña comenzó a surgir en su interior. Hay algo familiar en ella..., pensó, pero no podía identificar qué era.

—¿La encontraron en el bosque? —repitió Itachi, su tono reflexivo—. Eso es extraño. ¿Han intentado buscar a sus padres?

Sasuke se cruzó de brazos, mirando a su hermano con desdén.

—Estamos en eso —respondió con brusquedad—. No sabemos de dónde vino.

Sarada, sin poder evitarlo, se sentía más ansiosa. No puedo dejar que Itachi descubra quién soy.

—Aún no hemos encontrado pistas —añadió Sakura, sintiendo la tensión en el aire—. Pero estoy segura de que sus padres deben estar preocupados por ella.

Itachi observó a la bebé, su mirada se suavizó al ver cómo Sakura la cuidaba. Se agachó un poco para estar a su altura.

—Es... muy tranquila. Parece que le gusta estar aquí —comentó, su tono suave.

Mikoto, sintiendo la preocupación de su hijo mayor, miró a Itachi.

—¿Tienes alguna idea de qué hacer? Sabemos que has tenido mucho contacto con varias aldeas y podrían tener información.

Itachi frunció el ceño, como si estuviera reflexionando en profundidad.

—Podría consultar a algunos de mis contactos en otras aldeas. Tal vez alguien haya oído hablar de un bebé desaparecido. Pero tenemos que ser cuidadosos —dijo, mirando a su hermano y a Sakura—. No podemos permitir que esto se convierta en un problema mayor.

A medida que las ideas comenzaron a fluir, Sarada se sintió atrapada. Esto se está volviendo más complicado de lo que imaginaba, pensó, sintiendo la presión del tiempo sobre sus pequeños hombros. Necesitaba encontrar una manera de volver a su tiempo antes de que los Uchiha comenzaran a hacer preguntas que no podría responder.

Itachi continuó observando a Sarada, sintiendo una extraña conexión. Es solo un bebé, pero..., su mente giraba en torno a la posibilidad de que pudiera haber algo más.

—Sarada... —susurró, sin darse cuenta de que había dicho su nombre. Aunque fue un murmullo, la pequeña sintió un escalofrío. ¿Cómo sabe mi nombre? Se preguntó, su corazón latiendo con fuerza.

—¿Qué dijiste? —preguntó Sasuke, sorprendido, mirándolo.

Itachi levantó la vista, dándose cuenta de que todos lo estaban mirando.

—Nada. Solo pensé en voz alta —respondió, sintiéndose un poco incómodo—. Pero... ella me recuerda a alguien.

Sakura, al ver la inquietud en la mirada de Itachi, se sintió obligada a intervenir.

—Es solo una bebé, Itachi. No tiene relación con nadie que conozcamos... todavía —dijo, intentando calmarlo, aunque sus palabras parecían tener más peso del que ella esperaba.

Pero los ojos de Itachi no se apartaron de Sarada. Ella, incapaz de comunicarse, lo miraba con atención, sintiendo que algo especial había entre ellos. La conexión que ambos compartían parecía crecer, aunque fuera sin palabras.

—Tal vez debería quedarme un tiempo —sugirió Itachi de repente—. Puedo ayudar a cuidar de ella mientras investigamos.

Mikoto sonrió, complacida por la idea, mientras Sasuke parecía más reacio.

—¿No tienes otras cosas que hacer? —preguntó, con su tono habitual.

Itachi se encogió de hombros.

—No realmente. A veces es bueno tener un cambio de ritmo —respondió, aunque sabía que había algo más profundo en su deseo de quedarse. Sarada, aunque ansiosa, no podía evitar sentir una chispa de alegría. Tener a Itachi cerca era como tener un rayo de esperanza.

Debo ser cuidadosa. Mientras los adultos discutían y Sarada observaba, se dio cuenta de que las cosas estaban tomando un giro inesperado. Sin embargo, la sombra de la incertidumbre aún colgaba sobre ella. No puedo dejar que descubran quién soy. Y así, mientras el día avanzaba, Sarada continuó buscando su camino en este extraño nuevo mundo, con la esperanza de encontrar una manera de regresar antes de que los secretos salieran a la luz.

Eʟ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇ sᴀʀᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora