¿Itachi Padre? ¡Jamas!

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Después de la conversación en la casa de los Uchiha, Mikoto observaba con atención cómo Itachi y Sakura se turnaban para sostener a la pequeña Sarada. Itachi, quien rara vez mostraba interés en este tipo de cosas, parecía sorprendentemente calmado mientras observaba los balbuceos de la bebé. Sakura, siempre dulce, sonreía mientras intentaba tranquilizar a Sarada.

Mikoto, con una sonrisa juguetona en el rostro, no pudo evitar hacer una pequeña broma.

—Miren qué bien se ven Itachi y Sakura con un bebé —dijo en un tono ligero, entre risas—. Parece que ya están practicando para ser padres.

El silencio en la habitación fue instantáneo.

Sakura se sonrojó de inmediato, su cara poniéndose roja como un tomate, mientras miraba hacia otro lado, claramente incómoda.

—¡Mikoto-san! ¡Eso no es... no es así! —exclamó, agitando las manos nerviosamente, incapaz de disimular su vergüenza.

Itachi, por su parte, simplemente esbozó una leve sonrisa, como si estuviera acostumbrado a las bromas de su madre, pero no dijo nada. Aceptó la situación con la calma habitual que lo caracterizaba, sosteniendo a Sarada con delicadeza.

Sasuke, sin embargo, frunció el ceño de inmediato, cruzando los brazos y mirando a su madre con una mezcla de molestia y celos.

—No hagas bromas sobre eso, madre —dijo, con un tono seco y cortante, claramente molesto por la insinuación. Sus ojos se dirigieron rápidamente a Itachi, casi como si estuviera advirtiéndolo de no tomarse esas palabras demasiado en serio.

Mikoto, al darse cuenta de la reacción de Sasuke, sonrió con más amplitud, disfrutando de cómo había logrado incomodar a su hijo menor.

—Oh, Sasuke, no te pongas celoso —respondió Mikoto con dulzura, dándole una palmadita en el hombro—. Solo es una broma. Pero es lindo ver a Sakura tan cómoda con Itachi.

Sasuke se tensó aún más, mirando hacia otro lado, claramente irritado por la broma. No tiene gracia pensó, mientras intentaba disimular su molestia. Aunque él y Sakura aún no eran una pareja oficial, no podía evitar sentir una punzada de celos al ver a Itachi tan cerca de ella, y, peor aún, al ver la sonrisa tranquila en el rostro de su hermano.

—Mikoto-san, por favor... —intentó decir Sakura, todavía avergonzada por la situación—. No es... no es así.

Itachi, divertido en silencio por todo el alboroto, miró a Sasuke de reojo, reconociendo el evidente malestar en su hermano. Sin embargo, decidió no decir nada para no empeorar las cosas. En su lugar, devolvió a Sarada a los brazos de Sakura.

—Sasuke tiene razón —dijo finalmente Itachi con su habitual tono calmado—. Deberíamos centrarnos en encontrar una solución para el bebé, no en bromas.

Sasuke suspiró, agradecido de que Itachi no aprovechara la situación para provocarlo más. Pero la pequeña chispa de celos en su interior aún ardía, especialmente al ver la comodidad de Sakura con Itachi, y la insistencia de su madre en la broma.

—Bien... pero aun así —dijo Mikoto, con una sonrisa traviesa en el rostro—. Debo decir que hacen un equipo muy lindo. ¿Verdad, Fugaku?

Fugaku, que había estado observando todo en silencio, simplemente asintió con la cabeza, aunque su expresión no mostraba interés alguno en las bromas de su esposa.

Sasuke, visiblemente más tenso, se acercó a Sakura, colocando una mano protectora sobre su hombro.

—Dejemos las bromas de lado. Nosotros nos encargaremos del bebé —dijo, mirando directamente a Itachi como si estuviera marcando territorio.

Sakura se sobresaltó un poco por la acción de Sasuke, pero sonrió nerviosamente. A pesar de la incomodidad, no pudo evitar sentirse un poco halagada por el hecho de que Sasuke estuviera tan atento y protector.

Mikoto, por su parte, solo se reía suavemente ante el evidente malestar de su hijo menor, disfrutando del momento como cualquier madre que bromea con sus hijos. Sarada, aunque incapaz de hablar, observaba toda la escena con interés. Esto es tan raro... mis padres y mi tío... todos juntos, pensaba, intentando mantenerse tranquila mientras los adultos discutían.

Pero aunque todo parecía una simple broma en la superficie, Sarada sabía que las tensiones crecían. Sasuke, especialmente, estaba más preocupado por su relación con Sakura de lo que ella hubiera imaginado. Y aunque no podía intervenir, Sarada sabía que la situación pronto tomaría un giro más complicado si no lograban resolver el misterio de su presencia.

El día seguía avanzando, y la sombra de la verdad todavía colgaba sobre todos ellos, mientras Itachi, siempre perspicaz, seguía observando en silencio, probablemente con más respuestas en su mente de las que estaba dispuesto a compartir.

Eʟ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇ sᴀʀᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora